Cristina Macía, la traductora de «Juego de Tronos» que visita Toledo

Estará este jueves, 24 de octubre, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Le acompañarán los escritores de ciencia ficción Ian Watson y David Luna

Cristina Macía sujeta el libro «Juego de tronos», de la serie «Canción de hielo y fuego« Cope

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Cristina Macía (1965, Madrid) reconoce que es una persona con suerte: le pagan «muy bien» por «divertirse haciendo su trabajo». Esta todoterreno del mundo editorial habla inglés, «chapurrea» catalán y en su currículum figuran trabajos como escritora de temas culinarios, coordinadora de festivales literarios y traductora de cómics y tebeos.

Sin embargo, ha sido su trabajo como traductora al español de las novelas de la saga original «Canción de hielo y fuego», del escritor estadounidense George R.R. Martin, lo que ha llevado su nombre a la primera línea del ámbito literario.

Pero no siempre su trabajo ha ido «viento en popa». Cansada por la dificultad de la traducción literatura, decidió dedicarse a otros trabajos mejor remunerados. Fue entonces cuando Alejo Cuervo , editor y director de Ediciones Gigamesh, le llevó el primer libro «Juego de Tronos» . A pesar de la negación de la escritora de traducir novelas de tal envergadura, cuando comenzó a leerlo no pudo parar y «se enamoró de la historia».

«Es una novela que te engancha desde la primera página. Desde la cincuenta hasta la última página del último tomo no puedes dejar de leerla. Y más yo, que soy muy fan de toda la parte que a la gente menos le atrae, como es la política o la descripción de los banquetes... Era un libro diseñado para mí», asegura.

Desde entonces, ha sido la traductora al español de las cinco novelas ya publicadas ( «Juego de Tronos», «Choque de reyes», «Tormenta de espadas», «Festín de cuervos» y «Danza de dragones» ). Y espera «con muchas ganas» que en sus manos caígan «pronto» las dos que quedan para completar la serie.

Pero traducir la saga no fue tarea fácil. Esta «friki alfa», como ella se define, tardó en traducir el primer libro más de un año por la dificultad que conlleva al principio crear glosarios sobre determinada terminología muy específica de castillos medievales, partes de una armadura y la manera de hablar de los personajes. Un lento trabajo que con el resto de las novelas se llegó a reducir hasta los seis meses.

«Sujeta la puerta»

Hodor, uno de los personajes de la saga de literatura fantástica, le ha dado más de un dolor de cabeza a Macía. «Hay juegos de palabras que son imposibles de traducir», asegura. «En la serie nos hemos enterado de que el nombre de un personaje Hodor viene de «hold the door» («sujeta la puerta») y eso ya no tiene arreglo», dice.

Las profecías es otra de las partes de la traducción que más le preocupa a esta madrileña. «Se pueden entender de varias maneras, pero necesito saber si al traducirlas no habré cambiado la manera de decirlo», pero eso «solo se sabrá cuando se publique la última novela». Habrá que esperar.

¿Ha llegado a inventarse alguna palabra o expresión? «Claro que sí», reconoce; bien por «no sonar bien» o «no tener correspondencia» con el español. Como ejemplos, cita el nombre de un guerrero llamado Mocorro y el de una señora, Perra. Y es que el trabajo de la traducción es mucho más complejo de lo que parece. «Traducir no es solo coger una palabra o frase y pasarla a otro idioma, sino que tienes que asegurarte de que sugiera lo mismo y no haya catástrofes por el camino».

En casa Cristina juega con ventaja. Su marido, Ian Watson , es escritor y le echa una mano con las traducciones, aunque a veces su faceta como escritor hace «que se centre más en cómo está escrita una palabra o una frase» que en el significado de la propia expresión. «Hay veces que entra el autor a cambiar cosas, pero la traducción deber ser fiel al autor original y no al autor con el que duermo».

Los mal pagados

Asegura que el trabajo de los traductores no está bien pagado aunque ella «ha tenido suerte» y ha encontrado en la traducción «una mina de oro». «Hay traductores tan válidos o más que yo que no han tenido suerte y no han traducido una serie de superventas», admite.

Cristina «está en paro» desde 2012, año en que se publicó «Danza de dragones», el quinto libro de la saga. Ahora esta traductora de éxito espera «muerta de ganas» el sexto libro, «Vientos de invierno». De momento, este jueves, 24 de octubre, visitará la Biblioteca de Castilla-La Mancha (alcázar de Toledo, 18.30 horas). De la mano de Elisa Calvo, profesora de la Universidad Pablo Olavide (Sevilla), y de la librería La Madriguera de Papel, Cristina estará acompañada de su marido y de David Luna, escritor toledano de ciencia ficción, con los que participará en una conferencia.

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