Una trilogía para vencer la depresión
Manuel Peiteado, para superar la enfermedad, ha escrito la saga «El librero de Toledo», que tiene a la ciudad y su historia como trasfondo
Muchas de las grandes obras de la literatura universal son fruto del periodo depresivo por el que pasaban sus autores . Ejemplos de escritores que pasaron por este trance los hay a puñados; tal es el caso de León Tolstoy, Virginia Woolf, Franz Kafka o Ernest Hemingway, entre otros. A muchos de ellos la escritura y contar sus vivencias les ayudó a salir del profundo pozo de la depresión que les atenazaba.
Un ejemplo parecido, salvando las distancias, es el caso de Manuel Peiteado (Puertollano, Ciudad Real, 1955), para quien la literatura y la ciudad de Toledo fue el mejor tratamiento para superar la depresión que sufrió años atrás. Este escritor incipiente acaba de terminar su trilogía El librero de Toledo —autoeditada y publicada por la editorial Círculo Rojo—, que narra la historia de Doménico Aspartana , una especie de justiciero en los últimos años del franquismo y principios de la Transición con el que el autor de la saga guarda algo en común: la enfermedad mental.
Manuel Peiteado estuvo recientemente en Toledo para hablar de su obra y de los motivos que le llevaron a escribirla en la Biblioteca Regional del Alcázar de Toledo, edificio que da nombre a la hermandad de extrema derecha con la que se tendrá que enfrentar Doménico Aspartana. «Caí en una depresión muy profunda y, entonces, el psiquiatra me preguntó: ‘¿Cómo te encuentras? ¿Qué es lo que sientes?’ Yo no podía responder de viva voz porque, como estaba drogado con la medicación —como sabrá todo aquel que ha pasado por lo mismo—, las palabras se quedan cortas. Así que comencé a escribir para contar lo que me pasaba. Se lo di a leer a mi médico y, sorprendido por lo que contaba, me recomendó como terapia que escribiera».
Según cuenta el escritor puertollanense, es así cómo comenzó a narrar hechos de su vida, como cuando era joven y abrió una librería en su ciudad natal, «un proyecto que se me fue de las manos y naufragó». «¿Qué hacía un librero en Puertollano?» Es lo que se preguntaba Manuel Peiteado y fue entonces cuando se percató de que lo que tenía entre las manos no podía ser una autobiografía.
Por esa razón el autor hizo un viaje tanto físico como emocional a Toledo , «una ciudad que me tenía atrapado desde que vine cuando tenía 15 años, y decidí que no podía ser otro el escenario de la historia que quería contar; de ahí el título de la trilogía: El librero de Toledo . De este modo, Toledo es casi el principal personaje de sus tres novelas , con sus plazas, sus parques, sus callejones, sus paredes, sus pasadizos, sus túneles, sus leyendas, sus secretos… «Siempre nos quedará Toledo», esta es la frase que Peiteado quiere que llegue a todo el mundo después de leer su historia y con la que hace un homenaje a la ciudad.
El amor como bálsamo
Y, al igual que en las mejores novelas, no podía faltar el amor, otra de las razones que le animó a empezar a escribir. Es aquí donde entra en escena la actual mujer de Manuel Peiteado, Isabel, enfermera de profesión, a la que conoció durante los peores años de su enfermedad y que se apareció como un ángel para mostrarle el camino. Una experiencia parecida es la que el protagonista de El librero de Toledo , Doménico Aspartana, busca a lo largo de las tres novelas que componen la trilogía.
«Por las tardes, cuando yo vivía en Toledo, paseaba o leía en el circo romano, ya que ella —Isabel— vivía justo al lado, en la avenida Carlos III. Por eso, esta ciudad tenía todas las papeletas para que yo centrara mi narración en ella. Quien no conozca Toledo no puede entender mi trilogía», relata el autor, quien no descarta organizar una ruta para dar a conocer los lugares que aparecen en sus tres novelas, algo para lo que pide el apoyo de las instituciones y personas que le puedan ayudar a desarrollarla.
Sin embargo, Toledo y su historia no es el único tema que aparece en su trilogía. En el contexto histórico de la España de finales del franquismo y primeros años de la Transición, época en la que dos fuerzas antagónicas luchan por destruir el incipiente Estado democrático español —con ETA, por un lado, y los grupos de extrema derecha, por el otro—, Doménico Aspartana se convierte en un psicópata asesino que intenta vengar la muerte violenta de su padre .
A lo largo de las tres novelas se tocan asuntos tan controvertidos como el maltrato hacia a las mujeres, a las que el autor hace un homenaje en su primera novela. En la segunda parte lanza una crítica feroz a la pederastia, hasta tal punto que Doménico Aspartana castra a Tizio, personaje pederasta que está ingresado en el mismo centro psiquiátrico que él. Y, en la tercera novela, aparece el problema de los bebés robados durante los años en los que está ambientada la trilogía.
Manuel Peiteado dice que haber escrito El librero de Toledo ha sido una «experiencia inigualable», pero cree que aún tiene mucho que aprender, ya que esta trilogía brotó de su interior por las ansias de contar lo que le atenazaba. Ahora está enfrascado en la lírica y tiene recopilados una serie de poemas que, si puede, publicara recogidos en un libro. Habrá que esperar para seguir leyendo a un escritor al que la literatura le sacó del profundo pozo de la depresión.
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