Toledo
Benito Zambrano apuesta por la fuerza universal del cariño con rostro de mujer
El cineasta ha presentado en el Festival CiBRA «Pan de limón con semillas de amapola», un filme que habla de la hermandad y las raíces familiares
«Estoy profundamente emocionado por volver a Toledo, al Rojas, y haber conseguido atraer al público, de nuevo, al cine», ha asegurado este viernes —profundamente emocionado— el director y guionista, Benito Zambrano (Lebrija - Sevilla, 1965) ante un auditorio deseoso por poder disfrutar de su último trabajo cinematográfico. Zambrano ha vuelto a la capital regional para estrenar «Pan con limón y semillas de amapola» , largometraje que ha sido el encargado de levantar el telón de la XIII edición del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA) .
Benito Zambrano en su presentación ha explicado que con este trabajo quiere mostrar «lo delicado y concreto de la familia», con una historia en la que ha conseguido adaptar, con su propia mirada, la novela homónima de Cristina Campos, que también ha colaborado en el guión de una versión que ella plasmó en más de 400 páginas.
En declaraciones a ABC, minutos antes de la proyección, el cineasta no ha dudado en afirmar que con «Pan con limón y semillas de amapola» retoma esos momentos cómplices y de intimidad que da la propia vida , desde una perspectiva femenina. «Siguen faltando más historias protagonizadas por mujeres», ha remarcado el director de «Solas» y «La voz dormida».
La sinopsis oficial de «Pan de limón con semillas de amapola» es la siguiente: «En Valldemossa, un pequeño pueblo del interior de Mallorca, Anna (Eva Martín) y Marina (Elia Galera), dos hermanas que fueron separadas en su adolescencia, se encuentran de nuevo para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer...».
Valores tradicionales
Esta película —ha reconocido el cineasta— habla de varios relacionados con la importancia de la familia, de la hermandad, de sentir que tienes unas raíces. La historia reivindica que hay que volver a los valores tradicionales que no deberíamos haber perdido. Por ejemplo, comer un buen pan, o un tomate que sepa a tomate.
«Hay cosas que evidentemente es mejor dejar atrás, aspectos en los que sin duda es mejor que hayamos evolucionado, pero hay historias ancestrales que nos definen, que forman parte de nuestra cultura, de nuestra esencia, y creo que es un error darles la espalda», ha manifestado Zambrano.
Ha insistido en que en el séptimo arte se necesitan muchas más historias femeninas. «Tenemos una cantidad de profesionales maravillosas, directoras, guionistas, actrices que muestran que es posible narrar historias protagonizadas por mujeres de forma muy rica», ha indicado el director andaluz.
El cineasta, que también adaptó la novela «Intemperie» de Jesús Carrasco, aborda en esta cinta la cooperación internacional, las ONG´s y pone rostro a aquellas personas que lo dejan todo por ayudar a los demás. «Me parece muy triste ese desinterés que tenemos por los vecinos, nos ocurre con Marruecos, también con Portugal. Es una pena, porque yo me identifico más con un latinoamericano o con un senegalés que con un alemán. Hemos antepuesto nuestros intereses europeos y nos hemos olvidado de que podemos ayudar a los demás».
Benito Zambrano ha aprovechado para hablar del final de esta cinta —que ha rodado desde el corazón—, y es la dedicatoria, en la que ha escrito: «A las mujeres de mi tribu». En este sentido remarcó que quiere demostrar su querencia por narrar historias femeninas. «De pequeño me gustaba más escuchar a las mujeres de mi familia que irme a jugar con otros chaveles», ha señalado para resaltar que el filme habla de la maternidad, la familia, la pareja, la ausencia... «son temas universales que me interesan mucho», ha concluido.