Rafael Tarradas: «Siempre hay que escuchar a los mayores, pero a los que vivieron la Guerra Civil más aún»
El escritor barcelonés, descendiente de una importante familia de la burguesía catalana, presentó este miércoles en Toledo su novela «El heredero», su exitosa ópera prima
Nunca imaginó que, a partir de las historias familiares que su abuelo le contaba sobre la Guerra Civil, llegaría a publicar su primera novela. Pero lo que ha conseguido Rafael Tarradas (Barcelona, 1977) -descendiente de una gran familia de la alta burguesía catalana como los Bultó- era inimaginable para él. «El heredero» (Espasa) es el título de su obra, con lo que ha tenido un éxito fulgurante, ya que desde su publicación, el 16 de enero, no ha parado de crecer y se encuentra en las listas de los libros más vendidos del país. Este miércoles su autor pasó por Toledo, uno de los escenarios recurrentes de la novela por el asedio al alcázar, donde contó a ABC las intrahistorias que esconde este relato de amor, coraje, lealtad y supervivencia en una época tan oscura de la historia de España.
Pasó de autoeditar su novela para regalársela a su familia a vender 500 ejemplares en tan solo ocho días por Amazon; y luego fue una gran editorial la que se puso en contacto con usted para publicarla. Por lo que se ve, no le está yendo nada mal con su ópera prima. ¿Se esperaba todo esto?
La verdad es que no. Mi única pretensión, en un principio, era escribir algunos relatos familiares, porque estaba aburrido en mi cabaña del Valle del Tiétar (Ávila), y al final me salió un libro. Yo era consciente de que me estaba saliendo una novela, pero nunca me imaginé que se pudiese vender y que estuviera en todas las librerías, y más de la forma que se está dando. De hecho, el otro día me la encontré hasta en una juguetería de un pueblo pequeño. Por lo tanto, ha sido totalmente inesperado y, sobre todo, cuando una gran editorial como Espasa me dijo que iba a ser su gran apuesta. Y prueba de ello es que, cuando muchos libros salen con una tirada de 3.000 ejemplares, "El heredero" salió con 25.000 y, a los cinco días, ya estábamos con la segunda edición. Hace ocho meses me dicen que esto iba a pasar y no me lo habría imaginado.
¿Cuál ha sido el camino que ha llevado a un estudiante de Diseño Industrial a meterse de lleno en la promoción de una novela de éxito?
La mayoría de los escritores, al principio, tienen unas profesiones diferentes. Y, en mi caso, ha pasado lo mismo porque, a pesar de haberme dedicado a otra cosa, siempre me ha gustado mucho leer y escribir. Esto, unido a mi interés por la historia reciente de España y de mi familia, desembocó en esta novela. Ha sido un proceso natural, con varios factores que se han ido juntando, y se dio la oportunidad cuando compré una cabaña sin luz y sin televisión, tan sólo libros y un ordenador para empezar a escribir.
Y, ni más ni menos, se puso a escribir sobre el pasado de su familia y sobre la Guerra Civil. ¿No le dio un poco de respeto enfrentarse a unos hechos tan duros como los que narra?
La novela narra unos hechos que tienen que ver con mi familia, pero el 80% del contenido de la novela es ficción. En cualquier caso, el libro está hecho con muchísimo respeto a mi familia, porque cuento cosas sobre nuestro pasado, pero también hacia el lector porque, aunque no es una historia sobre la Guerra Civil, tenía que estar muy bien documentado. En cualquier caso, ese hecho histórico es el marco en el que los protagonistas y el resto de personajes viven al límite y sacan todo lo que llevan dentro.
«El heredero» («hereu» en catalán) hacen mención a una antigua institución en Cataluña que otorgaba los bienes familiares al primogénito varón, pero en el título de su novela esconde algo más. ¿El qué es?
Este fenómeno tuvo su origen en la Edad Media, sobre todo en las zonas rurales, y al principio del siglo XX aún funcionaba. Por eso, el libro habla de la historia de un heredero que, pese a ser el primogénito, fue desposeído por circunstancias y por las convenciones sociales de la época. La novela narra la vida de este protagonista, que desconoce su verdadera identidad y que, a pesar de ser un desfavorecido, es un personaje con muchos valores morales y nunca acaba de perderlos, incluso con una guerra de por medio.
Fue su abuelo Paco el que le contaba muchas de las historias que aparecen en la novela. ¿Cómo era su abuelo y por qué se le ocurrió recoger todos sus relatos en un libro?
Somos una familia muy grande, mi abuelo tuvo diez hijos y consiguió tener una relación especial con todos. Cada uno de los nietos pensábamos que éramos su favorito. En mi caso, por ejemplo, que sabía que me encantaba la historia, me contaba sus recuerdos del pasado. Él, además, vivía en la masía de San Antonio (situada en Cunit, Tarragona), que es donde transcurre gran parte de la novela y que es casi como un personaje más. Era muy fascinante escuchar unos hechos reales que mi abuelo vivió en primera persona y en el mismo escenario donde ocurrieron. Siempre hay que escuchar a los mayores, pero a la gente que vivió la Guerra Civil más aún porque vivieron una época muy crítica de nuestro país.
¿Dónde más ha rastreado para documentarse?
He leído mucho y, además, alguien, en algún momento, se ocupó de recuperar las cartas de mi abuelo y de todos los miembros de mi familia que lucharon en la Guerra Civil; cartas que se guardaron en un baúl de la masía de San Antonio, junto con sus pasaportes, sus hojas de reclutamiento y otros documentos de esa época. Toda esta documentación ha sido esencial para mi libro, ya que al final la información técnica la puedes extraer de cualquier libro de historia, pero no los relatos personales de la gente en los que expresan todos sus sentimientos en una época muy difícil. Esto es muy valioso porque, gracias a ello, puedes coger el pulso de la sociedad de ese momento histórico.
Por su novela pasan un gran número de personajes durante esos años tan difíciles de la Guerra Civil. Aparecen héroes y villanos en los dos bandos, pero lo que sí queda claro es la desigualdad entre unos y otros. ¿Cree que hemos superado ya ese tiempo o las diferencias siguen latentes?
Yo creo que está superado y que debería estar superado, ya que han pasado 80 años y el país es otro muy diferente al de esa época. De hecho, en la clase obrera de aquel tiempo había gente que no había comido carne en su vida, que se moría de las enfermedades actuales más comunes y que no tenía acceso a la educación ni a la sanidad. España ahora es muy distinto, con otros problemas, pero no se puede comparar a lo que era entonces. Por lo tanto, tenemos que fijarnos en la historia para no equivocarnos otra vez, pero hay que mirar hacia delante y avanzar, y no podemos buscar paralelismos entre dos etapas muy diferentes. De hecho, hay gente que me dice que mi libro es muy imparcial. Pero es que yo no viví la Guerra Civil ni el franquismo, afortunadamente, y tuve familiares en un bando y en el otro, pero creo que hay superar ese tiempo.
¿Considera que la salida de Franco del Valle de los Caídos, entre otras decisiones, o la irrupción de Vox pueden servir para cerrar las heridas?
Las heridas hay que curarlas y, por desgracia, un país no es capaz de solucionar todos los problemas que la gente tiene. Aun así, lo más lógico que debería hacer un gobierno o cualquier organización es hacer un listado en el que se prioricen las cuestiones más acuciantes y, cuando se resolvieran los primeros de la lista, se debería ir a las siguientes. Hay ciudadanos que consideran más importantes unos temas que otros, pero deberíamos llegar a un consenso en los temas fundamentales.
Entre los escenarios de su novela aparecen la masía familiar de San Antonio, Villanueva y la Geltrú, Barcelona, Madrid o Teruel, pero también se hace mención a Toledo. ¿Por qué nuestra ciudad?
Los protagonistas de la novela no llegan a estar en Toledo, pero hay un episodio muy importante, que fue el asedio al alcázar al inicio de la contienda, que le sirvió como propaganda y como símbolo al bando nacional porque fue muy heroico. Este acontecimiento está en la boca de todos más de una vez, pero sobre todo en la batalla de Teruel, donde hubo unos hechos similares y los personajes dicen que no quieren ser mártires, como les ocurrió a los que murieron en el Alcázar. Es por ello que mi libro habla de humanidad y de los sentimientos que cualquier persona tendría si estuviera en una trinchera muerta de miedo, de hambre o de frío.
No sé si seguirá dedicándose a esto de la literatura en un futuro. Pero, si es así, ¿en qué está trabajando en estos momentos?
Hice un primer acercamiento a la posguerra, pero lo dejé aparcado porque creo que es una época muy triste. Ahora estoy escribiendo una precuela de lo que es "El heredero". Me he ido a finales del siglo XIX, una época muy importante para España debido a la pérdida de las últimas colonias y al crecimiento de las principales ciudades del país. De hecho, en aquel tiempo, al igual que en la Guerra Civil, los personajes de los que hablaré en mi historia y los españoles, en general, tuvieron que adaptarse a una situación muy difícil.
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