Antonio Illán Illán
«Lehman Trilogy»: Historia trágica del capitalismo especulativo y feroz
Título: Lehman Trilogy. Autor: Stefano Massini. Versión y dirección: Sergio Peris-Mencheta. Compañía: Barco Pirata. Intérpretes: Litus Ruiz, Pepe Lorente, Aitor Beltrán, Víctor Clavijo, Darío Paso y Leo Rivera . Escenografía: Curt Allen Wilmer. Vestuario: Elda Noriega. Iluminación: Juan Goméz-Cornejo. Dirección musical: Litus Ruiz. Producción: Nuria-Cruz Moreno. Escenario: Teatro de Rojas.
Hay que agradecer de inicio a Sergio Peris-Mencheta que se atreva a invertir el capital que gana en el extranjero en las maravillosas producciones que sube a los escenarios españoles, como es «Lehman Trilogy», y lo fueron antes: «La Cocina» o «Un trozo invisible de este mundo».
Que el capitalismo feroz es una carrera de fondo, en la que reinventa sus propios ritmos y los caminos para hacer del dinero una pasión virtual e inútil, queda muy claro en la historia de las generaciones de la familia Lehman, que se retratan en esta historia, resumida en tres horas de teatro por Peris-Mencheta. Todos recordamos el 15 de septiembre de 2008, día en el que Lehman Brothers anuncia su bancarrota y en el que con ella comienza la mayor crisis financiera que haya sufrido el planeta en toda su historia. Este fue el fin de 163 años de una familia que cambió el mundo. Los hermanos Lehman, llegados de Baviera, primero vendieron telas, luego comerciaron con algodón, más tarde trabajaron para la lucrativa industria de la guerra y terminaron por recorrer el camino de la banca y de la bolsa. Consiguieron alzar un imperio financiero, en el que terminó por sobresalir la banca y la gestión de activos e inversiones en renta fija y servicios bancarios en general. Pero «Lehman Trilogy» es la síntesis de su historia y muchísimas cosas más.
La obra de Stefano Massini , de una duración de cinco horas, que Peris-Mencheta reduce a tres, es de un género híbrido en el que se mezcla el drama, la comedia, el musical, el circo, el western y la tragedia. La imaginación creativa y el saber llevan al director a una producción teatral de ritmo trepidante que mantiene al público en vilo en tres actos de 50 minutos cada uno con descansos breves entre medias.
Si entramos en el contenido, encontramos que en «Lehman Trilogy» se nos ofrece una gavilla de lecciones que abarcan la economía mundial, el capitalismo especulativo, las finanzas, el márketing, la historia de Estados Unidos como tierra de promisión y de ferocidad capitalista, la imaginación para la subsistencia, el positivismo y el posibilismo para reinventarse ganando en los cambios (económicos, sociales y políticos), el triunfo y la caída, los tipos humanos, el esclavismo en sus diferentes modalidades… la cultura judía y muchos otros detalles de ese mosaico que es la sociedad americana.
Ni que decir tiene que ni Stefano Massini ni Sergio Peris-Mencheta en su versión se quedan en la caricatura, a veces irónica y a veces sarcástica, del capitalismo, sino que realizan una crítica explícita de un modelo infame puesto en manos de esa “casta” de negociadores sin escrúpulos e intermediarios que mercadean con la existencia de los desfavorecidos ciudadanos de a pie, que son víctimas de sus manejos y chanchullos. Nada nuevo bajo el sol, pero muy bien llevado a un escenario.
Teatro del mejor, con una puesta en escena como hace mucho tiempo no se producía en el Teatro de Rojas. Excelente el montaje que ha llevado a cabo Curt Allen Wilmer . La estructura metálica con dos puertas, la plataforma giratoria, la ocupación de las partes altas como un sobreescenario sirven, cambiando algunos detalles, para crear muy diversos ambientes. La imaginación y la funcionalidad al servicio de la acción teatral. Ayuda mucho a la percepción el diseño de luces de Juan Gómez-Cornejo y la variadísima colección de figurines que conforman el vestuario creado por Elda Noriega.
Una singularidad resaltable y determinante de la puesta en escena es la música. La obra a veces adquiere los tintes del clásico musical. Todo forma parte de la historia con una integración perfecta, como narración y como símbolo. Litus Ruiz en la dirección musical y como compositor de canciones ex profeso, junto con Xenia Reguant, Ferrán González y Marta Solaz , nos ofrece, en una mixtura excelsa, un recorrido por los géneros clave americanos: blues, espiritual negro, ragtime, coros yidish, música klezmer, rock y hasta la mítica canción «Blowin´in the wind» de Bob Dylan.
El inmenso trabajo de conjunto se soporta en un fundamento básico, el de seis artistas totales que interpretan con endiablado ritmo una variada gama de personajes, cambian de registro constantemente, cantan a capella, tocan diversos instrumentos y todo lo hacen bien y con un equilibrio asombroso. El talento y la profesionalidad de estos superintérpretes de Barco Pirata es lo que lleva al éxito, si no ¿cómo sería posible que en tres horas se metan en el cuerpo de los ¡¡120!! personajes de todo tipo (masculinos y femeninos, viejos y jóvenes, pobres y ricos, con alma y sin ella) que cuentan la historia y circunstancias de los Lehman? Teatro de altura a las órdenes de un cerebro que debe tener el privilegio de contar sus neuronas como si fueran candilejas, el de Sergio Peris-Mencheta.
Que hayan recibido el Premio Ercilla de Teatro 2018 al Mejor Espectáculo Teatral y el Premio Max 2019 al mejor espacio escénico para Curt Allen Wilmer me parecen pocos. Lo que sí están recibiendo es el premio permanente del público allí donde van.
Hay que agradecer a la gestión del Teatro de Rojas que se desmelene de vez en cuando y nos ofrezca las verdaderas obras de los genios. El público, que llenaba hasta el gallinero, aplaudió de pie y con bravos «Lehman Trilogy». No era para menos.