TOLEDO
Guillermo Arriaga: «La imperfección es quizás la mayor virtud de una obra literaria»
El escritor, productor y director de cine mexicano, ganador del Premio Alfaguara de novela 2020 con «Salvar el fuego», participa este miércoles en el festival del Cine y la Palabra de Toledo (CiBRA)
« Guillermo Arriaga una pasión salvaje». Este título tan significativo es el que tiene la charla magistral que este miércoles, a las 19.00 horas y de manera telemática, dará dentro del festival del Cine y la Palabra de Toledo (CiBRA) el escritor, productor y director de cine nacido en México en 1958. Conocido por sus guiones de películas como «Amores perros», «21 gramos», «Babel», «Los tres entierros de Melquiades Estrada» y «The Burning Plain», así como por sus novelas como « Salvar el fuego », que le ha valido para alzarse con el Premio Alfaguara de este año, el artista mexicano hablará a los participantes del acto precisamente de eso: de cine y literatura, sus dos grandes pasiones profesionales.
¿Cómo es reencontrarse con España y Toledo, aunque sea telemáticamente?
Como escritor y como mexicano, pocas cosas me entusiasman más que viajar a España. Es un país que amo, en donde siempre he sido tratado maravillosamente bien. La diversidad cultural me maravilla siempre y Toledo dejó una marca imborrable en mí, desde su gente, de amabilidad extrema, a su arquitectura, sus museos, destacando El Greco); su artesanía (por años hemos disfrutado el uso de una tortuga labrada en Toledo que funciona como timbre. Mis padres lo tocaban para llamarnos a comer y aún sigue siendo una tradición). Siempre que pueda viajaré a España, física o telemáticamente. No dejaré de agradecer su generosidad conmigo y tratar de corresponderla en la medida de lo posible.
Participa en el Festival del Cine y la Palabra (CIBRA) de Toledo, en una charla que lleva por título «Guillermo Arriaga: una pasión salvaje». ¿Hace usted honor a ese apelativo?
Creo que son otros los que tienen que confirmar si el apelativo vale o no vale.
Hablará, como es obvio, de cine y literatura, sus dos grandes pasiones profesionales. Pero, como se suele decir, ¿a quién quiere más: a papá o a mamá? ¿Con cuál de las dos disciplinas artísticas se queda?
Sobre todo, soy un contador de historias, que a veces decide contarla en novela, otras en cuentos y unas más en cine. En todos los casos, hago literatura y me siento privilegiado de poder hacerlo en sus distintas formas.
Aun así, ha dicho en alguna ocasión que no escribirá más cine si no es para dirigir. ¿Por qué?
Porque si algo me apasiona es la colaboración y por eso me gusta dirigir. Además, escribir es la parte más árida y compleja de las tareas cinematográficas y dirigir me parece la más gozosa. Decenas de personas encaminadas a un mismo objetivo es profundamente motivador y como director, si no encuentro respuesta a un problema, habrá alguien dispuesto a ayudarme. No quiero perderme el goce de este masivo ejercicio de colaboración.
En cualquier caso, el último reconocimiento que ha obtenido ha sido gracias a la literatura, al ganar este año el Premio Alfaguara con «Salvar el fuego». ¿Qué se va a encontrar en ella el lector que no la conozca y cree que es su novela más redonda?
Una apuesta. Eso es lo que quiero que los lectores encuentren en cada una de mis obras. Que sepan que tomé riesgos, tanto en los temas, como en la estructura, como en el lenguaje. Es una novela escrita desde diversas voces narrativas y cada una maneja un tiempo y una lenguaje distinto. Por supuesto que no creo que sea mi novela más redonda. Ninguno de mis trabajos es redondo y me alegro que así sea. La imperfección es quizás la virtud mayor que puede tener una obra literaria. De eso, justamente, tratan algunos pasajes de la novela.
Es el cuarto escritor mexicano que lo gana en los últimos años. ¿Les mandan buenos tequilas al jurado o están justificados estos reconocimientos a los autores de su país?
Yo me sentiría profundamente avergonzado de que me otorgaran un premio por cabildeo, por llamadas subrepticias para que me apoyen jurados conocidos o por tratar de corromperlos con tequilas, dinero o chantajes. Detesto la corrupción, la deshonestidad y sería incapaz de tratar de inducir la decisión de un jurado. Jamás lo he hecho, ni lo haré.
En «Salvar el fuego» vuelve al sempiterno tema de la violencia en México, pero con el contrapunto del amor, la redención y la esperanza. ¿Es así como ve usted a su país?
No, no lo veo así. Creo que el tema de la violencia en México no es generalizado en la literatura mexicana. Hay quienes cuentan historias de amor, de amistad, de esperanza, de alegría. Yo a mi país lo veo con amor y con optimismo, siempre. Se encuentra ahora en un punto de quiebre, coyuntural, como España tuvo su punto de quiebre con la Guerra Civil y la horrorosa dictadura de Franco. Pero, al igual que España pudo superar su punto de quiebre, México lo hará también. Si no fuera optimista, no tendría ningún sentido escribir libros, tener hijos o impartir clases.
No sé cómo está la situación en México con el coronavirus. Pero, ¿le ha dejado la pandemia tiempo para escribir y crear, ya sea algo para cine o literatura? ¿Puede avanzarnos algo?
El Premio Alfaguara ha merecido toda mi atención y mi concentración. Me he hecho un experto en zoom, Skype, Webex y demás plataformas para poder llevar a cabo la gira del premio de manera virtual, como en el CiBRA. Me siento muy honrado por ser ganador del Premio Alfaguara y me parece justo brindarle mi tiempo y mi dedicación a responder a lectoras, lectores y prensa.
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