Exposición en Toledo

Un puñetazo en las tripas

«Testigos del olvido#2» es una exposición de Médicos Sin Fronteras que reúne 40 fotografías de Palestina, Níger, Etiopía y Colombia, consiguiendo lo que busca: remover conciencias

En Cisjordania, una valla intenta que israelíes y palestinos no se mezclen Juan Carlos Tomasi

Juan Antonio Pérez

Musrab tiene ocho años, le gusta el fútbol y tuvo la mala suerte de nacer en Palestina, donde una bala casi le arranca más que un ojo. «Cuando le sacaron el parche y le pusieron un ojo artificial, muy parecido al suyo pero quieto, Musrab entendió que nunca volvería. Entonces dijo a su mamá que, bueno, que no le importaba, pero al primer compañero de clase que le dijo ‘ojosolo’ le pegó. Le pegó bien, con la rabia de todos esos meses». Este relato de Martín Caparrós aparece en «Las víctimas de las víctimas» , uno de los cuatro reportajes de Médicos Sin Fronteras sobre «crisis humanitarias desatendidas», con fotos de Juan Carlos Tomasi, que entre el año pasado y este se publicaron en «El País Semanal».

Ahora una selección de esas fotografías se expone gratis en el centro cultural San Clemente de Toledo. «Testigos del olvido#2» es una muestra de 40 instantáneas, diez por reportaje, que consigue lo que busca: remover conciencias, dar un puñetazo en las tripas al que las mira y tirarle para atrás, avergonzado de que a veces la vida de un niño dependa del azar. Sucede en Palestina, Níger, Etiopía o Colombia.

Aunque en cada territorio los problemas son distintos, el sufrimiento es el mismo. «Cada kilómetro hacia Bouza es un paso hacia la Edad Media. Si no hubiese unas antenas parabólicas, nada distinguiría ese pueblo de cómo era hace diez siglos», dice Santiago Roncagliolo, autor de «El alma de Bouza» , en un vídeo desde Níger, el país más pobre del mundo. Un lugar de fríos datos (cuatro universidades para 17 millones y medio de habitantes, la mitad menores de 14 años) e impepinable realidad: cada año, entre junio y octubre, la población vive un momento crítico cuando la cosecha se acaba y la siguiente aún no está lista.

En Etiopía, lo normal es parir sola. En una tierra en la que cada nacimiento es un pequeño milagro (más de 13.000 mujeres mueren al año durante el embarazo o el parto), resulta paradójico que haya sobrepoblación (con 94 millones de personas, Etiopía es el segundo país más poblado de África). Aparte de la muerte, está el estigma que sufre un número alto, no especificado, de mujeres. Su nombre técnico es fístula obstétrica. «Afecta sobre todo a las que se embarazan muy jóvenes, niñas de 13 ó 14 años, que quedarán baldadas, abandonadas por el marido y repudiadas por la comunidad, por incapacitadas y por el hedor que despide el permanente goteo de orines o heces. Las aíslan y entre ellas es frecuente el suicidio», dice Laura Restrepo, creadora de «El único niño del mundo» .

Lo de Palestina e Israel es más fácil de definir. «Lo que hay es una guerra entre dos poblaciones que no pueden pensarse mezcladas, integradas, y que pelean por un mismo territorio», explica Martín Caparrós. En Colombia, la violencia sembrada durante décadas por la lucha entre el Estado y la guerrilla de las FARC ha originado un «problema de salud mental: la incapacidad para compartir el dolor». De ahí, quizás, que el reportaje de Manuel Rivas sobre la cordillera del Cauca se titule «La identidad del dolor» .

Ahí las tienen: 40 fotos que no engañan, pese a que muchas veces «se anestesia el lenguaje para que no duela siempre», dice Rivas. Al hambre, por ejemplo, lo llamamos desnutrición, pero las ganas de comer, que se sepa, siguen siendo las mismas.

Datos útiles

Lugar : En el centro cultural San Clemente (plaza de Padilla,2) hasta el 2 de enero.

Horario : De lunes a viernes, de 10 a 14 y de 16 a 19 horas. Sábados, de 10 a 14 horas. Domingos y festivos, cerrado.

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