¿Qué esconde el subsuelo de la iglesia toledana de Santa Eulalia?

El templo mozárabe abre sus puertas con tres pases guiados por las obras y los trabajos arqueológicos que han dejado al descubierto su necrópolis medieval y pistas sobre su origen visigodo

Vista de la nave central de la iglesia mozárabe de Santa Eulalia, en Toledo H. Fraile
Mariano Cebrián

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Javier Peces y Samuel Rodríguez llevan un tiempo rodeados de esqueletos, y no porque este fin de semana se celebre la fiesta de Halloween y del Día de los Difuntos. Además, estos muertos no son unos cualquiera, sino que se trata de antiguos toledanos que pueden presumir de rancio abolengo, ya que están enterrados en una de las seis iglesias de Toledo que han mantenido el rito hispano-mozárabe desde la época visigoda hasta nuestros días.

Javier y Samuel son los arqueólogos responsables de la empresa Atempora que, junto con alumnas de la Facultad de Humanidades de Toledo, llevan desde el mes de mayo trabajando en las excavaciones que se están desarrollando en una de esas iglesias mozárabes toledanas, en concreto, en Santa Eulalia . Este pequeño templo, un gran desconocido para muchos, no llama la atención por su aspecto exterior, pero en su interior atesora un gran número de elementos que nos hablan de su interesante pasado.

La intervención arqueológica en Santa Eulalia viene motivada por las obras de restauración encargadas para subsanar los importantes problemas de humedad que sufre el templo, además de adaptar los espacios del templo para los usos litúrgicos del rito hispano-mozárabe. Gracias a esos trabajos, según cuentan los arqueólogos, las excavaciones han sacado a la luz una necrópolis con unos 200 cuerpos, muros medievales y una planta anterior en la que hay incrustados restos romanos.

Estos descubrimientos podrían confirmar un pasado anterior al siglo XIII , que es cuando está datada la iglesia; incluso podrían servir para resolver el misterio sobre la iglesia visigoda de Santa Eulalia. De momento, los arqueólogos han encontrado tres niveles de enterramientos y restos de estructuras arquitectónicas antiguas que, quizá, se correspondan con el lugar mencionado ya en el XI Concilio de Toledo (en el año 675). Entonces ya se referían al abad Florentinus del monasterio de Santa Eulalia en los siguientes términos: «Florentinus, ecclesiae monasterii sanctae Eulaliae abba».

Algunos de los restos óseos aparecidos en el subsuelo de la iglesia H. Fraile

Ese pasado es el que están intentando desentrañar estos dos arqueólogos. Para ello, inicialmente se ha excavado a una profundidad de 1,20 metros del suelo de la iglesia actual, lo que conlleva, según los sondeos realizados, levantar todos los niveles de necrópolis, que son tres: desde el siglo XVIII hasta el siglo XIV, y en la parte más inferior han aparecido tumbas antropomorfas de hasta el siglo XIII o incluso el XII.

En esos tres niveles de necrópolis, según cuenta Samuel Rodríguez a ABC, lo que han encontrado son los restos óseos de personas: alguna mujer, niños y, sobre todo, hombres que superaban los 30 años , pero también algún cuarentón. Sus estaturas rondaban los 1,55 metros y de complexión fuerte. A la par que se han ido excavando esos niveles de enterramientos, han ido apareciendo diferentes restos de cimentaciones, trabajadas y adornadas, que tienen una cronología anterior al siglo XIII.

Entre esos restos, han aparecido yesos y yeserías policromadas, así como una cantidad considerable de monedas de la época de Alfonso VI, que evidencian la refundación de la iglesia en el siglo XIII. «Esto nos anima a seguir trabajando en la búsqueda de la antigua iglesia visigoda de Santa Eulalia. Ojalá sea así», desea.

Posible origen del templo

La tradición dice que fue el rey Atanagildo el que trajo la corte a Toledo, quien fundó en el 559 esta iglesia visigoda, que estuvo funcionando hasta el siglo XIII. Fue entonces cuando la ciudad creció y se hizo más segura, se comenzó a construir la catedral y otros edificios, y es cuando se data Santa Eulalia, debido al aumento de población gracias a la victoria cristiana en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), lo que provocó que la frontera con tierras musulmanas descendiera más allá de la línea del río Guadiana.

Samuel Rodríguez señala que «la imagen de la iglesia de Santa Eulalia ha sufrido pocas variaciones con la que había en el siglo XIII, con las mismas modificaciones estéticas y de modas que el resto de construcciones en Toledo, sobre todo coincidiendo con el Renacimiento y el Barroco, cuando se modificó la cabecera y se construyeron criptas a ambos lados del ábside, además de un coro en los pies».

La iglesia estuvo funcionando hasta 1841, cuando debido al descenso de población en Toledo se reorganizaron los distritos parroquiales y se unificaron las parroquias mozárabes de Santa Eulalia, San Marcos y San Torcuato. Fue entonces cuando Santa Eulalia se convirtió en un almacén y permaneció cerrada hasta la década de los 60 del siglo XX, cuando el arquitecto y director general de Bellas Artes, José Manuel González Valcárcel, realizó una restauración agresiva en el templo, dando lugar a la imagen actual del edificio.

Restos de los muros econtrados al excavar la iglesia de Santa Eulalia H. Fraile

Los muros encontrados profundizan al menos tres metros bajo tierra, y Samuel Rodríguez está deseando continuar con los trabajos para conocer los misterios que guarda el subsuelo de la iglesia de Santa Eulalia. Para que no se detengan las obras, que cuentan con 400.000 euros de presupuesto, el párroco Francisco Javier Hernández, el impulsor del proyecto, ha recibido la ayuda de una fundación privada y de la Asociación de Guías Oficiales de Turismo (APIT), que comenzó el pasado fin de semana a realizar rutas cuya recaudación irá destinada íntegramente a los trabajos.

El párroco destaca que «Santa Eulalia es muy importante porque es uno de los pocos templos en Toledo donde se celebra la liturgia con el rito hispano-mozárabe». Según explica, el objetivo principal de la intervención en la iglesia es la recuperación y la adaptación de los espacios litúrgicos para la celebración del rito hispano-mozárabe. Para ello, se van a recuperar dos capillas que estaban ocultas, lo que en la liturgia se llaman el sagrario y el donario, que están adosadas a la capilla mayor e intercomunicadas con el altar mayor para las celebraciones religiosas.

Una de las guías turísticas que hacen las visitas para dar a conocer ese legado es Laura García García-Tapetado, a quien le parece «muy interesante» que la gente conozca el desarrollo de los trabajos en la iglesia de Santa Eulalia. «Los toledanos conocen el edificio desde el punto de vista monumental, pero con esta iniciativa van a tener una oportunidad única para ver cómo se desarrollan unas excavaciones arqueológicas, algo que normalmente no se hace por cuestiones de seguridad o de privacidad».

Los guías que hacen las rutas lo hacen de manera voluntaria y altruista, y el dinero recaudado irá destinado íntegramente a las obras que se están llevando a cabo en la iglesia. Las visitas se desarrollan durante tres días a la semana: los viernes y los sábados por la tarde (a las 18.30 horas), mientras que el domingo se hace por la mañana (a las 11.00 horas). Conllevan un desembolso mínimo de 3 euros y se pueden reservar llamando al 657357762 o al 687531608.

«La respuesta, después del pasado fin de semana, que fue el primero, está siendo estupenda por parte de los toledanos, ya que cada día hubo una media de dos grupos, cada uno de ellos formado por cuarenta personas, teniendo en cuenta que se anunciaron con muy poco tiempo de margen», subraya la guía toledana, que espera que para este puente festivo la cosa sea aún mejor.

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