Daniel Gómez Aragonés: «2018 va a ser un año bárbaro»
El historiador y divulgador toledano presentó su cuarto libro, «Bárbaros en Hispania», en el que reivindica a suevos, vándalos y alanos en la historia de España
Cuando uno estudiaba en el colegio y en el instituto la historia de España, y en concreto la Edad Media, casi pasaban desapercibidos los nombres de suevos, vándalos y alanos. Estos fueron los primeros pueblos bárbaros que accedieron a la Península Ibérica en el siglo V, tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Después vinieron los visigodos, algo más conocidos, que sí echaron unas hondas raíces, sobre todo en Toledo, que se convirtió en la capital del reino visigodo de Hispania.
Estos pueblos han ocupado muy poco espacio en los libros de texto y los manuales de historia, pero a pesar de ello, un joven toledano llamado Daniel Gómez Aragonés (1983) se enamoró de todos ellos, hasta tal punto de estudiar su historia y dedicarles cuatro libros. El último de ellos, Bárbaros en Hispania (La Esfera de los Libros) , recién publicado, fue presentado por el autor este martes en la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, donde estuvo acompañado por los académicos Ventura Leblic y Adolfo de Mingo.
«2018 va a ser un año bárbaro» . Esta es la declaración de intenciones de Gómez Aragonés, quien contó que el origen de Bárbaros en Hispania está en la Feria del Libro de Madrid, cuando el editor de la Esfera de los Libros le dijo que había seguido su obra y quería que publicara con él su siguiente libro. Pero esta vez decidió que no serían sus amados godos los que protagonizaran su trabajo, sino los suevos, vándalos y alanos, «poco conocidos injustamente, ya que esta es una época muy importante de la historia de España», señaló.
A comienzos del siglo V, coincidiendo con la caída del Imperio Romano de Occidente, en 409, los bárbaros cruzaron los Pirineos penetrando en el corazón de Hispania. De este modo se inaugura una nueva etapa de la historia de España, la cual ha sido enmarcada dentro de los mal llamados «Siglos Oscuros» , como así lo entiende este historiador.
Todo lo contrario es lo que pretende hacer el autor del libro, que es arrojar algo de luz sobre un periodo que ha pasado desapercibido para muchos historiadores, pero sobre todo para el sistema educativo español, ya que en los libros de texto e incluso en los manuales apenas se hace mención a la historia de suevos, vándalos y alanos, y a la importancia de su presencia en la Península Ibérica.
Para ello, Gómez Aragonés ha hecho un estudio exhaustivo de estos pueblos, con un trabajo de campo siguiendo las huellas de cada uno de ellos que le ha llevado a los diferentes puntos donde se asentaron, como a Mainz (Alemania), donde se encuentra el casco de guerrero que ilustra la portada del libro. El autor lo que busca es «acercar las fuentes históricas al lector de forma amena, sin perder la esencia de la historia», y no abusar de legajos antiguos de archivos históricos. Por eso, en Bárbaros en Hispania aparecen textos transcritos directamente de la época.
«Mi libro es una reivindicación de los bárbaros y de los godos , y dar la importancia que se merece a una época desconocida y mal llamada "Siglos Oscuros"», afirmó Gómez Aragonés. A través de sus páginas transcurre un siglo de tiempo por el que pasan los alanos, un pueblo nómada de origen iranio con espítitu guerrero que se instaló en el centro de la Península Ibérica; los vándalos, que se convirtieron en los dueños del Mar Mediterráneo, antiguo «Mare Nostrum», durante el siglo V, con su gran rey Genserico; o el singular reino suevo de Gallaecia, con San Martín de Braga como personaje más importante, que fue el «primer reino cristiano de Occidente», luego destruido por el reino visigodo de Toledo , germen de la actual España, donde tuvieron un papel preponderante Leovigildo y Recaredo, para los que el historiador toledano pidió una estatua o un recuerdo en la ciudad.
Por todo ello, el autor de «Bárbaros en Hispania» reivindica esta época «cargada de identidad, tradición y esencia que hoy en día se hacen tan necesarias para recordar lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos», ya que, a su juicio, como dice la ya manida pero sabia frase, «un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla» .
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