VIVIR TOLEDO
La breve vida del «Casino de Toledo» (1909-1913) en un modernista inmueble de Zocodover
Fue inaugurado en pleno Carnaval y tres años después se trasladó a la plaza de San Justo
![Zocodover. Panorámica de la manzana tras su reforma aprobada en 1906 en una postal de Linares. Archivo Municipal de Toledo](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2018/10/08/1zoco_Papel_xoptimizadax-kKWB--1248x698@abc.jpg)
En 1906, el Ayuntamiento de Toledo permitía reformar la manzana ubicada en la plaza de Zocodover, entre las calles del Comercio y de Barrio Rey, que reunía tres fincas de otros tantos dueños y grandes contribuyentes: Telesforo de la Fuente, Facundo García y Epifanio de la Azuela . El objeto era rectificar la vieja fachada, levemente cóncava, de los antiguos portales de la Vidriería, para lograr un frente totalmente plano y ampliar ligeramente los solares a la vez que se daba más altura a todo el soportal. En mayo de 2014, al recordar estas reformas y las iniciales dejadas por cada propietario, decíamos que el arquitecto municipal, Juan García Ramírez, proyectó los inmuebles de Telesforo de la Fuente y de Facundo García. El tercero lo hizo Ezequiel Martín , arquitecto de la Diputación, trazando un alzado con dos huecos por planta hacia Zocodover y todo un conjunto ecléctico -con escayolas platerescas de Sebastián Aguado- y amplios miradores modernistas sobre la calle del Comercio.
Sin embargo, ante el largo soportal de la planta baja de esta última finca, una extraña división de los solares dejaba un extenso local que acogería El Café Español entre febrero de 1909 y diciembre de 1982. Lo abrió el industrial Manuel Gálvez Medina recibiendo profusos elogios del público y la prensa. Una gaceta resaltó: «el nuevo café restaurant es sin duda alguna el mejor en su género, no sólo por el lujo y la comodidad que reúne, sino por la magnífica cocina que han montado con arreglo a los últimos adelantos modernos». Bajo los techos ilustrados con pinturas de José Vera González (1863-1936) y de su hijo Enrique (1886-1956) discurrió la vida toledana del siglo XX trufada de tertulias, citas, tratos o mirando un temprano televisor cuando nadie, aún, lo tenía en casa. Desde sus ventanas se oteaba el trajín diario de la plaza, los Martes , paseantes y turistas, además de una guerra y cualquier jubileo civil, militar o religioso. Sin embargo, encima del café, accediendo por la calle del Comercio, había cuatro plantas y una azotea con sus pequeñas historias que, en 1983, concluyeron, pues aquel ostentoso edificio iba a convertirse en una aséptica sede bancaria.
Sobre El Español , el 22 de febrero 1909, dos días después de su inauguración, en pleno Carnaval, la prensa recogía la apertura del Casino de Toledo , entidad «de cuota elevada» que celebró la primera junta general en el entonces Cine Moderno de la cuesta del Águila. El presidente sería Juan San Pedro (coronel retirado y alcalde entre julio y noviembre de 1909), asistido de relevantes nombres adscritos a diversas profesiones e instituciones como Lucio Duque, Gregorio Ledesma, José Villalba, Julio Gallegos, Arturo Relanzón , etc. Políticamente, tanto el dueño del inmueble, Azuela , como varios de los socios pertenecían al partido liberal que encabezaba el Conde de Romanones , el cual, al poco de cesar en la jefatura de Gobierno, visitó Toledo el 28 de noviembre de 1913. En este local tuvo un encuentro con diputados y concejales toledanos afiliados a su partido. Y es que, como veremos, el Casino de Toledo pudo ser unos años la sede oficiosa de los romanonistas , aunque así no se citó nunca.
El semanario La Campana Gorda saludó la apertura de este «centro de recreo» con salón principal, destinado a las tertulias, decorado con «un gusto de elegante exquisitez». Se alababa el moderno mobiliario, la existencia de un piano vertical y otros detalles del «atrezzo» que dispuso el «sr. Andrade», así como la «suntuosa instalación de luz eléctrica hecha por D. Eduardo Álvarez». En una estancia se dispuso la biblioteca «surtida de todos los periódicos ilustrados» y, en otra, «pupitres para la escritura». En la siguiente planta se colocaron las mesas de billar y de juegos, la secretaría, el «cuarto de teléfono» y demás dependencias auxiliares.
La prensa recoge los primeros actos sociales allí celebrados, como una velada musical con la banda de la Academia de Infantería, dirigida por Benito Hernández, interviniendo la profesora Marina López y el cadete Fernando Díaz Giles (1887-1960) al piano, autor del Himno de la Academia de Infantería de Toledo (1908). La actividad del Casino se extendió algún año al Teatro Rojas los días de Carnaval, además de salteadas reuniones familiares. El 6 de diciembre de 1913, El Día de Toledo informaba el traslado de la entidad a la plaza de San Justo, 7, a un edificio con «espaciosas habitaciones, de verano y de invierno, proponiéndose la Directiva celebrar fiestas y exhibiciones cinematográficas y otras distracciones, a las que podrán asistir los señores socios con sus respectivas familias». Quizá el nuevo domicilio era la casona del siglo XVII con un escudo barroco de los Robles Gorbalán que, desde 1946, acogería el Sanatorio de Nuestra Señora del Carmen.
Al vaciarse las dos plantas situadas sobre El Español , y dada su buena situación, no faltarían nuevos inquilinos. En mayo de 1914, en la primera, se instaló la Asociación General de Dependientes de Comercio , entidad ajena a las agrupaciones de la Casa del Pueblo y cercana a las filas liberales-demócratas. Allí se sucedieron charlas y actos varios hasta que, en 1917, decayó dicha asociación para reaparecer, con otro cariz, en distintos domicilios. En los años veinte, la estratégica planta primera recibía una elegante sastrería, negocio habitual en Toledo para atender especialmente a la clientela militar. El dueño era Joaquín Arcal , también concejal del grupo liberal que, por entonces, solía encabezar Félix Ledesma Navarro.
La prensa y el testimonio gráfico de este inmueble revelan la existencia durante unos años, en la segunda planta, de unos billares regentados por Maximino Guerrero , dueño del Teatro Moderno de la calle de la Sinagoga, así como de la presencia, en el siguiente piso, del Gran Hotel Comercio que dirigía Julián Burgos , no faltando dentistas, gestores y negocios menores repartidos en el tiempo. En el ático y la azotea, recién acabado el edificio, en 1910, los Vera, artistas ya citados, tuvieron un pasajero estudio de fotografía. Desde julio de 1912, esta galería –anunciada como Fotografía Artística- fue adquirida por Buenaventura Sánchez Comendador.
Anotemos un peculiar suceso habido en aquella azotea, en 1953: la presencia de Jams-Will. El hombre-anuncio del Licor 43 que saltaría en paracaídas a Zocodover como hacía en varias ciudades tras una «lluvia» de pequeños paracaídas con botellines de la citada bebida. Como escribe Luis Alfredo Béjar en El viejo sonido del arco iris (1995), abajo, en la plaza, «un bosque de manos extendidas» esperaban coger alguno e ellos, «los asileros, que había acudido en procesión con las monjas, cogieron la mayoría, aunque después se los quitaron al llegar al Asilo». El autor concluye: «el hombre, bajo la tela extendida como un huevo frito, tardó lo suyo en moverse».
![Rafael del Cerro, historiador](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2018/10/08/rafaultima-kvOH--220x220@abc.jpg)
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