Antonio Illán Illán

'Hoy puede ser mi gran noche', teatro 'verité' en la sala pequeña del Rojas

Habría que hacer una apuesta desde el patronato del teatro y su gerencia por buscar y fidelizar nuevos públicos, con especial atención al segmento juvenil

Título: Hoy puede ser mi gran noche . Autora: Noemi Rodríguez . Dirección: Andrea Jiménez. Intérpretes: Noemi Rodríguez y Darlene Rodríguez . Escenografía: Monica Borromello . Vestuario: Paola de Diego, Sigrid Blanco, Candela Ibáñez. Producción: Teatro En Vilo . Escenario: Teatro de Rojas de Toledo, sala pequeña.

La sala pequeña, recientemente inaugurada, del Teatro de Rojas da mucho juego para obras de formato que no necesite mucha balumba y para representar historias que no incluyan muchos personajes. Pero que sea menor no quiere decir que no sea mejor. De hecho, lo que se ha venido representado hasta ahora ha tenido su punto de encanto y atracción con temas muy de actualidad, muy de la sociedad, muy de los que entretejen la madeja de la gente que nos cruzamos en la calle. Hay que ritualizar las tardes teatrales de los miércoles y los jueves en este recinto y no solo dejar el goce escénico para los fines de semana. La verdad es que merece la pena. Incluso habría que hacer una apuesta desde el Patronato del Teatro de Rojas y su gerencia por buscar y fidelizar nuevos públicos, con especial atención al segmento juvenil. ¿Sería tan difícil hacer que cada jueves asistieran a la representación 30 alumnos de ESO o Bachillerato o de los Ciclos Profesionales? En la función de este jueves he visto alumnos del IES 'Princesa Galiana' que iban con un par de profesores y me ha encantado verlos. Ahí hay un ejemplo que seguir.

La obra de este jueves 4 de noviembre con un título que despista un poco sobre el contenido, Hoy puede ser mi gran noche , ha resultado una excelente muestra de teatro verité . Nos da igual que la historia sea real o pura ficción, pero desde el escenario parecía que se estaban trasmitiendo las vivencias objetivas de la actriz que monologa. Fueran ciertas o no, el caso es que lo parezcan. Y eso lo ha conseguido perfectamente Noemi Rodríguez , tanto con el texto de su autoría, como con su propia representación. No tenemos enfrente un texto clásico, sino una especie de teatro primigenio, como espejo de la sociedad, que entronca con las personas, con una familia en este caso, con unas aspiraciones y unas expectativas que no se cumplen, como tantas veces ocurre a muchas personas. La historia es creíble, tan creíble que nos da igual que confiesen al final que no es real.

Hoy puede ser mi gran noche  se puede analizar como una fiesta teatral, un monólogo cómico y musical, un ejercicio de autoficción que cuenta la fascinante historia de un cantante de orquesta en la Galicia de los años 90 y sus hijas, cuya máxima aspiración es ser como su padre. Pero hay mucho más: está el retrato de la sociedad de esa época; están los tópicos papeles diferenciados de la madre y el padre; están los engaños entre socios por abuso de confianza; están las excesivas esperanzas que se ponen en los hijos, como si ellos fueran a ser los que consigan los éxitos que el padre no logró; están los hijos que quieren ser como el padre.

En el desarrollo de la trama de esta comedia supuestamente autoficcional es un elemento central la música y las imitaciones de cantantes de la época a la que se traslada al espectador, los éxitos del momento (los hits de Sergio Dalma, Freddie Mercury o las Azúcar Moreno entre otros muchos); incluso hay escenas en las que la actriz genera una especie de karaoque colectivo con el público, muy animado a participar.

Podemos decir que es un espectáculo contradictorio, pues por un lado produce muchas risas entre los espectadores y estaríamos hablando de comedia; sin embargo, estamos ante un texto que tiene mucho de nostálgico y triste por lo que tiene de frustrante para la protagonista de la historia que se cuenta y el ambiente social y familiar en el que crece, la Galicia de los 90. También se percibe una cierta melancolía de los recuerdos de la infancia. Es curioso el recurso empleado en la dramaturgia en el que a modo de zapping se va dando un repaso a la importancia de los programas televisivos que fueron el telón de fondo de la infancia y juventud de la intérprete. Al final nada es lo que parece, cuando se revela al espectador que la mayor parte del contenido narrado es pura ficción, aunque se hubiera hecho creer que era la pura verdad. Pero eso al cabo ya no importa.

Buena la labor de dirección de Andrea Jiménez que ha conseguido un buen ritmo sin pausa y ha logrado con pocos elementos alcanzar una buena dramatización. Y, por supuesto, el protagonismo absoluto, dominando el texto de su autoría, y los matices que hacen cambiantes las emociones y los diversos momentos de las acciones, es el de Noemi Rodríguez , que se dobla y se desdobla en tantas facetas como un papel en manos de un artista del origami; gran trabajo de actriz el suyo.

Estas obras, como la de Teatro En Vilo, son necesarias, son esenciales para atrapar espectadores y son excelentes para la sala pequeña del Teatro de Rojas, que ya reclama tanto protagonismo como su hermana, la sala mayor. Amigos y lectores a quienes lleguen estas letras, haced hueco en vuestras apretadas agendas, venced el miedo al Covid y venid los jueves a la sala pequeña del Rojas, os vais a alegrar.

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