Viña Albali Valdepeñas: un equipo para la historia

Subcampeón de Liga y Copa de España en su segunda temporada en la élite, causa admiración en el fútbol sala

El brasileño Cainan, el portero portugués Edu Sousa y el pichichi Chino, tres de las claves del equipo vinatero EFE

J. A. Pérez / B. Cervantes

El Viña Albali Valdepeñas se quedó este martes a un gol de ganar la Liga de Primera División de fútbol sala. Empató a tres contra Movistar Inter en la final del «play off», pero los madrileños se hicieron con el título al haber quedado mejor clasificados en la competición regular. En todo caso, el éxito del equipo vinatero es histórico y completa una temporada muy difícil de igualar: subcampeón de Liga y Copa de España (perdieron la final contra el Barça), ahora tiene la posibilidad de jugar la próxima edición de la Champions dependiendo de cómo se resuelva la actual.

Lo increíble de los manchegos no es que hayan plantado cara a los transatlánticos de Movistar Inter, Barça y ElPozo Murcia (a los tres los han derrotado en Liga), lo increíble es que lo han hecho en su segunda temporada en la élite. Hay que recordar que en 2019, el año de su debut, evitaron el descenso en la última jornada al ganar a Naturpellet Segovia.

«Es verdad que era algo inesperado a principios de temporada, después de que la pasada fuera compleja. Planificamos muy bien en el verano y el objetivo era no pasar apuros, pero la capacidad de nuestros jugadores y el trabajo diario nos han llevado a hacer un año magnífico», decía ya Joan Linares, director deportivo, en una entrevista con ABC justo cuando se paró la Liga a mediados de marzo debido al coronavirus.

Joan Linares, con una extraordinaria carrera como jugador, es uno de los grandes artífices del éxito de un club que se ha convertido en el modelo a seguir en el fútbol sala español. El crecimiento azulón ha seguido aquella máxima de «sin prisa, pero sin pausa» desde que naciera en el 2002. Presidido por Luis Palencia, otro de los hombres a los que hay que poner una estatua en la Ciudad del Vino, subió a Segunda B en 2011 y a Segunda en 2014, una categoría en la que jugó el «play off» los cuatro años que estuvo antes de conseguir el tan buscado ascenso.

Con unos 800.000 euros de presupuesto , este año el salto de calidad ha sido sobresaliente. Hay dos factores que lo explican. El primero son los refuerzos. Los recién llegados Edu Sousa, Nano, Rafael Rato, Cainan, Buitre o Pablo Ibarra han mezclado muy bien con jugadores que ya estaban y tenían un gran nivel como José Ruiz, Terry, Dani Santos, Juanan o Chino, pichichi de la Liga con 26 goles (empatado con Adolfo, del Barça).

La segunda clave es que esta temporada toda la plantilla ha entrenado y vivido (a excepción de José Ruiz y del cuerpo técnico) en Valdepeñas. El curso pasado, por ejemplo, las sesiones se repartían entre Madrid y la Ciudad del Vino. Un aspecto que puede parecer banal, pero que, como dice Joan Linares, «a este nivel no puede ser».

Y aunque hasta ahora no se le haya mencionado, el entrenador David Ramos es, por supuesto, otro de los grandes culpables de que el nombre de Valdepeñas se mencione hoy con admiración en el mundo del deporte. Llegó en diciembre de 2018 para sustituir a Leo Herrera, logró salvar al equipo y este curso ha podido desarrollar su proyecto desde el minuto cero. « Somos un recién llegado. No se nos tiene que olvidar . No vamos a dejar de trabajar por y para volver aquí. Debemos tener los pies en el suelo», dijo después de la final.

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