Rufino: «Me hubiera gustado jugar más tiempo y volver al CD Toledo»
El delantero de 36 años se acaba de retirar, pero abre la puerta a un regreso, aunque solo si es en el club verde
Rufino Segovia del Burgo (Madrid, 1985) está oficialmente retirado del fútbol desde el pasado 30 de noviembre, cuando acabó su contrato con el Selangor FC de la Superliga de Malasia. «Sentía que había llegado mi momento. Creo que podría haber seguido jugando dos o tres añitos más, pero eran muchos años fuera y necesitaba estar con mi familia. Ahora estoy en España, mirando nuevos proyectos», dice a ABC a sus 36 años, la misma edad que Cristiano Ronaldo o Luka Modric .
Delantero con la escopeta siempre cargada, Rufino estuvo cuatro temporadas en el CD Toledo (separadas en dos etapas), en las que jugó 139 partidos oficiales y marcó 61 goles . Ahora que el domingo el club verde peleará por subir de nuevo a Segunda B, este periódico habla con el que para muchos aficionados ha sido el mejor futbolista que ha pisado el campo 'Salto del Caballo' en lo que va de siglo XXI, además de protagonista del último ascenso hace ocho años.
El amor, que conste en acta, es recíproco: «Esos años fueron mágicos, me cambiaron la vida. La afición me acogió de manera increíble, el club mostró una confianza máxima y se nota en el campo si tú estás feliz. Eso es lo que hace que un jugador se entregue al mil por mil».
Preguntado sobre si aparcaría la retirada en el caso de una hipotética oferta desde la Ciudad Imperial, Rufino responde: «Si le soy sincero, con la mano en el corazón, el Toledo es el único club de mi carrera que se me ha quedado marcado y sí que es verdad que tenía muchas ganas de volver. Me hubiera gustado jugar más tiempo y volver a jugar en el Toledo . Me he venido del extranjero porque necesitaba estabilidad. También es verdad que no lo tengo meditado al cien por cien el dejar el fútbol, aunque si voy es para mejorar las expectativas. Evidentemente, tampoco sé si el club contaría conmigo, pero físicamente me encuentro muy bien».
Rufino estuvo nueve años en la cantera del Rayo Vallecano, con el que jugó en Segunda B. Después lo quisieron los filiales de Real Madrid y Atlético, y se decidió por los rojiblancos porque «creía que tenía más opciones de jugar con el primer equipo». El 22 de abril de 2006 debutó en Primera división, en un choque que el Atleti ganó 0-1 al Deportivo Alavés en ‘Mendizorroza’. «Tengo la espinita de que grabé el partido en un DVD y lo perdí», recuerda. Al año siguiente jugó su segundo y último partido en Primera, un empate a cero del Atleti contra el Betis en el ‘Vicente Calderón’.
Con Fernando Torres y Kun Agüero
«Tenía 21 años y lo que quería era jugar. En el Atleti estaban Fernando Torres, Kun Agüero, Mateja Kezman y yo era el cuarto delantero. Me fui al Valladolid para tener más oportunidades, y no fue así. El secretario técnico era Caminero y me dijo que me iba a renovar con el primer equipo del Pucela, pero tuvo problemas judiciales, se marchó, vino uno nuevo y cambió todo», relata.
El delantero se fogueó en Segunda B con el filial del Valladolid, Águilas y Melilla. En 2009 aterrizó en Toledo, que también estaba en la categoría de bronce. Ese año marcó diez goles, pero fue malo en lo deportivo: «A falta de cinco jornadas nos hacía falta solo un punto para salvarnos y no hubo manera. Pensábamos que era impensable bajar, y bajamos». Se marchó entonces por primera vez al extranjero, al Budapest Honvéd húngaro, con la mediación del lateral derecho gallego Pablo Coira. «La experiencia fue genial hasta que en enero me rompí la tibia», expone.
El delantero se tiró «ocho o nueve meses parado y ningún equipo de España me quería» . Finalmente, el Burgos, de Segunda B, confió en él «y gracias a ellos volví a jugar al fútbol. En el Huracán Valencia disputé el ‘play off’ a Segunda; luego me llamó el Toledo para volver, y no me lo pensé mucho».
Era el verano de 2012 y los verdes acababan de bajar a Tercera otra vez. Ahí empezó su segunda etapa en el club, un trienio espectacular: Rufino marcó 18 goles el primer año (el del ascenso), 15 el segundo y otros 18 el tercero (estos dos últimos en Segunda B). En 2015 abandonó el ‘Salto del Caballo’ en «una de las decisiones más difíciles de mi carrera. Fue una lucha entre mi cabeza y mi corazón. Lo hice pensando en mi futuro».
El madrileño recaló en el ACS Poli Timisoara rumano, donde había «un entrenador local que era demasiado racista con los extranjeros». Por suerte, «me salió ir a Hong Kong gracias a Fernando Calvo y Abraham García, que fueron entrenadores míos en el Toledo». Después de un año y medio en el Kitchee SC, con el que «lo ganamos todo», quiso jugar en una liga «un poco más competitiva; salió lo de Malasia y han sido tres años y medio increíbles. Allí la gente me lo ha dado todo y estoy muy orgulloso».
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