Mientras el césped se promete, la tierra permanece en Oropesa
El campo de fútbol ‘Rufino Pozo’ es uno de los últimos con una estampa más propia de otros tiempos
Cada cuatro años por primavera, precisos como un reloj suizo, todos los partidos políticos prometen que, con ellos en el Ayuntamiento de Oropesa , por fin se pondrá césped artificial al campo de fútbol ‘Rufino Pozo’ . Casualmente, cada cuatro años por primavera hay elecciones municipales, pero ese es un detalle menor. Juan Antonio Morcillo Reviriego, actual alcalde socialista, que lleva en el cargo desde el año 2003 (con la salvedad de la legislatura 2011-2015), acepta la broma con buen talante y va más allá: afirma que él «incluso» lo promete aunque no haya urnas por medio.
«Nosotros adquirimos el compromiso con el club de fútbol de que en la presente legislatura lo íbamos a intentar sí o sí, y en ello estamos. A lo mejor para Reyes le podemos dar una sorpresa al equipo», asegura. Y lo dice totalmente convencido. Morcillo explica que hasta hace muy poco el Ayuntamiento estaba atado debido al plan de ajuste impuesto por el Gobierno de Rajoy en lo más duro de la crisis económica, que impedía realizar inversiones a las administraciones públicas que arrastraran deuda.
«Hemos estado inmersos en una devolución de préstamos a Gicaman y al ICO (Instituto de Crédito Oficial). Ya hace un año o dos que pagamos 567.000 euros y ahora hemos pagado lo que nos restaba del ICO, que eran unos 300.000 euros. Por tanto, tenemos las manos libres para gastar», relata.
«Estamos hablando con la Junta de Castilla-La Mancha y con la Diputación de Toledo para ver cómo entre las tres administraciones podemos acometer el proyecto con urgencia», devela. La idea más optimista sería adjudicar las obras en primavera, que estas se lleven a cabo en verano y «que la próxima temporada ya se pudiera empezar pisando césped».
El Ayuntamiento de Oropesa tiene un presupuesto anual de unos dos millones de euros. Durante el confinamiento, al no poder visitar los turistas el castillo (declarado Monumento Nacional y donde se ubica el Parador), hubo una reducción de ingresos «y eso son muchos miles de euros». En cualquier caso, añade el alcalde, el Ayuntamiento estaría dispuesto a aportar hasta la mitad de los 300.000 euros que puede llegar a costar el césped artificial. Y el resto de administraciones públicas tendrían que abonar lo que faltara.
Ramón Carrasco, presidente del CDF Oropesa desde tiempos inmemoriales, opina que «nunca ha habido alguien en el Ayuntamiento que le gustara el fútbol». «Hace unos años conseguimos 1.300 firmas entre padres y niños no solo del pueblo, sino también de los que venían de fuera para que pusieran el césped», recuerda. Es un hecho que no sirvió para nada.
Además, al estar situado Oropesa al oeste de la provincia de Toledo, al club no le queda otra que afrontar un mayor gasto en desplazamientos. «Quienes vienen a jugar aquí se quejan de que estamos muy lejos, pero ellos solo vienen una vez cada temporada y nosotros tenemos que salir cada 15 días», finaliza el presidente.
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