José Luis Sepúlveda, doctor 'honoris causa' del fútbol con (casi) 500 partidos en Tercera división
El entrenador de San Clemente es el segundo que más partidos ha dirigido en Castilla-La Mancha y la temporada pasada logró que su pueblo pasara a competir contra capitales de provincia
No debe haber mayor orgullo para un entrenador de fútbol que ascender con el equipo de tu pueblo a una categoría en la que nunca antes había estado. Lo consiguió José Luis Sepúlveda Esteso (San Clemente, 1962) la temporada pasada, cuando subió con el AD San Clemente de Preferente a Tercera RFEF, el sueño de un municipio de 7.000 habitantes que pasaba a competir con capitales de provincia.
Sepúlveda es doctor 'honoris causa' del fútbol de Castilla-La Mancha, con un currículum de 488 partidos en Tercera división , el segundo que más. Se reparten en seis equipos: Villarrobledo, Gimnástico Alcázar, Quintanar del Rey, La Roda, Pedroñeras y San Clemente. El primero del ranking es Lorenzo 'Loren' Navarro , con 558 partidos y también en seis equipos: Daimiel, Valdepeñas, Atlético Tomelloso, La Solana, Socuéllamos y Manzanares.
Sepúlveda habría alcanzado los 500 partidos este domingo en el Miguelturreño-San Clemente, pero hace 12 jornadas sintió que lo mejor era apartarse. «El equipo empezó bien la temporada, con mucha ilusión, y salieron los resultados», comienza relatando. «De hecho, el San Clemente era sexto en la jornada ocho. Luego cogimos una mala racha -sumó cinco puntos en 12 partidos- que me hizo dar ese paso atrás. Cambié jugadores, el sistema... y al final entendí que el vestuario necesitaba otro mensaje y di un paso atrás para que hubiera un revulsivo». Pero no ha sido así y el San Clemente va a bajar a Preferente, seguramente arrastrado por los descensos de los equipos de Castilla-La Mancha de superior categoría.
Pese a ello, Sepúlveda ha hecho un gran trabajo en las últimas tres temporadas. «El primer año, el objetivo era quedar entre los cinco primeros y cuando llegó la pandemia íbamos terceros, a dos puntos del segundo. Y el año pasado, que fue cuando ascendimos, dimos un paso más: el objetivo era estar entre los tres primeros para ver si podía surgir el ascenso, y así fue. Este año me ha sorprendido la Tercera RFEF, porque he visto mucho nivel. Hay muchos equipos que entrenan por la mañana o a primera hora de la tarde, y eso es señal de que cada vez hay más profesionales. Y luego estamos los seis equipos que entrenamos por la noche, porque somos equipos modestos. Las tres temporadas he hecho yo la plantilla, en la que siempre hemos tenido entre cinco y nueve jugadores del pueblo», explica.
El primer partido de Sepúlveda en Tercera división fue en 1996, hace casi 26 años, y lo perdió: Villarrobledo, 0-Belmonte, 2 . Esa misma temporada clasificó al equipo roblense para la fase de ascenso al quedar tercero. A lo largo de su carrera, ha disputado otras dos: con La Roda en 2004 al finalizar cuarto (la primera de la historia del club); y otra vez con el Villarrobledo en 2008 al ser segundo. El míster recuerda con especial cariño la de La Roda, en la que estuvieron a punto de subir: eliminaron al Granada en semifinales (victoria en casa por 1-0 y derrota fuera por 3-2) y perdieron en la final contra el Díter Zafra (empate en casa a cero y derrota fuera por 1-0 y de penalti).
Al margen de esta última etapa en el San Clemente, Sepúlveda vivió un cuento de hadas con el Pedroñeras . Llegó en el verano de 2011, «a falta de dos días para empezar la temporada en Preferente porque se les había ido el entrenador. El primer año quedamos quintos y el segundo fuimos segundos y tuvimos que esperar dos semanas para ascender a Tercera, favorecidos por el CD Toledo, que subió a Segunda B. En el Pedroñeras hicimos una familia y durante cuatro temporadas fuimos cumpliendo el objetivo, que era la permanencia. Allí estuve muy a gusto. Decidí dejar el equipo en la quinta temporada de Tercera -en la jornada 14- porque estaba saturado, pero tengo muy buen recuerdo».
Entre tantos partidos en Tercera división, Sepúlveda también ha entrenado en Segunda B. La oportunidad se presentó en el invierno de 2001, cuando estaba al frente del Quintanar de Rey de Catali y Zalazar, dos exjugadores de Primera división que agotaban sus días de fútbol en Tercera. La Balompédica Conquense, que trataba de escapar del descenso, acudió en su búsqueda. El Quintanar del Rey lo liberó y Sepúlveda debutó el 25 de febrero en el 'Mini Estadi', día del cumpleaños de su padre, contra un filial del Barça en el que ya destacaba un crío de 16 años llamado Andrés Iniesta , además de otros buenos jugadores como Thiago Motta o Fernando Navarro.
El Conquense salió vapuleado al perder 4-0, pero lograría la permanencia al ganar una eliminatoria de promoción al Binéfar. Y la siguiente temporada, Sepúlveda mantuvo al equipo sin apuros, acabando duodécimo. Sin embargo, en el verano de 2002 no renovó con el equipo por diferencias con el presidente y, aunque tuvo alguna que otra oferta para entrenar en Segunda B, decidió que «no merecía la pena».
«Intenta no ser entrenador»
Antes de pasarse a los banquillos, Sepúlveda había sido un prometedor futbolista. Con 17 años, debutó en Tercera con la Balompédica Conquense, donde era apodado 'El Huracán de La Fuensanta' , y luego también jugaría en esta categoría con el Tomelloso, el Quintanar de la Orden y La Roda. Se define como un «comodín», que actuaba en el lateral o en el extremo. «Creo que era un muy buen jugador de Preferente y uno normal de Tercera», reconoce.
Ya de joven sentía «esa inquietud» de dirigir. «En el Quintanar de la Orden tenía un entrenador, Pedro Rodríguez, al que le preguntaba muchas cosas. Y me decía: 'Sepúlveda, intenta no ser entrenador, que es muy difícil y muy duro' . Y no le hice caso», cuenta. Añade que el fútbol ha evolucionado: «Han mejorado las instalaciones, los campos, la preparación física, los medios que tenemos para entrenar. La gente está más preparada. Antiguamente, eran menos los medios, pero también había mucha competencia y había muy buenos equipos».
Lo que no ha cambiado es el respeto que debe generar un entrenador entre la plantilla, y eso se consigue «yendo de cara con los jugadores, siendo serio y disciplinado y que el mensaje que transmitas les llegue». Sobre el estilo de juego de sus equipos, hace distinciones: «Depende mucho de la plantilla que tenga. Cuando el objetivo es subir y se supone que tienes jugadores de más calidad, el equipo tiene que ser más ofensivo y llevar más la iniciativa. Y cuando el objetivo es no bajar, el equipo tiene que ser de más trabajo y jugar más a la contra».
Sepúlveda, que cumplirá 60 años en diciembre, asegura «estar disponible» porque «me gusta entrenar». «Estoy todavía con esas ganas de ser entrenador -reconoce-. No es cuestión del nivel o de la categoría del equipo, sino de que salga un proyecto en el que esté a gusto». Desde luego, experiencia no le falta.
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