Álvaro Antón, el lanzacohetes del CD Toledo
El capitán acumula siete goles de falta y uno de córner en menos de un año. Los rivales lo temen.
«Como todo, es práctica», dice él
El 31 de agosto de 2008 Pep Guardiola debutó en el banquillo del Barça en Soria. El Barça de Guardiola era el Barça de Valdés, de Dani Alves, de Puyol, de Xavi, de Iniesta, de Henry, de Eto’o y, por supuesto, de Messi. Pues bien, contra la lógica y todo pronóstico, el Numancia les ganó 1-0.
Álvaro Antón Camarero (Pinilla de los Barruecos, 1983), un joven centrocampista ofensivo burgalés ante la gran oportunidad de su vida, pudo disfrutar más de media hora de aquel partido. «Esa victoria ha cobrado valor con los años, viendo lo que hizo Guardiola en el Barça y en el resto de equipos. Eran unos jugadores increíbles, pero nadie sabía lo que iba a venir después. Nosotros tuvimos la suerte de acertar en la ocasión que tuvimos», cuenta con sencillez.
Han pasado once años y ahora Antón es un veterano cercano a los 36. El capitán del CD Toledo . Sin duda, quien mejor pega a la pelota a balón parado en Castilla-La Mancha. La estadística dice que en menos de un año ha metido siete goles de falta y uno de córner. La cuenta la estrenó contra el Quintanar del Rey el 28 de octubre de 2018. La pasada temporada también marcó de libre directo a La Roda, Azuqueca y Atlético Albacete... y de córner al Madridejos. Este curso ya suma otras tres faltas convertidas frente a Madridejos, La Roda y Almansa. «Como todo, es práctica» , explica sin más sobre los secretos de un lanzamiento magistral.
Antón vino al mundo en un pequeño pueblo de un centenar de habitantes a medio camino entre Burgos y Soria. «Tuve la suerte de ir a la escuela allí; estábamos mezclados todos los niños en una clase», recuerda. Entre los 11 y los 17 años jugó en el modesto Atlético Burgalés, hasta que lo fichó el Real Valladolid en su último año como juvenil. Con 19 debutó en Primera división, en un partido en Mendizorroza contra el Deportivo Alavés que acabó con empate a uno.
El Valladolid no terminó de confiar en él y lo cedió varias temporadas, una de ellas al Numancia. Aquel otoño de 2008 estaba disfrutando de la máxima categoría hasta que en Los Pajaritos, contra el Real Betis, la rodilla derecha le hizo ¡crac!: rotura del ligamento cruzado. «Si se puede elegir un peor momento para lesionarte, era ese», reconoce.
Aunque entonces no lo supiera, el tren de Primera había pasado para siempre. «Nunca me he parado a pensar en qué podría haber pasado. Al contrario, me considero muy afortunado por poder jugar al fútbol durante muchos años», afirma.
Y vaya si lo ha hecho. En Segunda división tiene un currículo amplísimo: 305 partidos y 41 goles . Sin embargo, la mala suerte, en este caso deportiva, parece que le ha perseguido. En siete de los nueve clubes en lo que ha estado (Valladolid, Racing de Ferrol, Numancia, Recreativo, Cartagena, Guadalajara, Ponferradina, Burgos y Toledo), el equipo descendió. Antón se queda con lo positivo: «Pues seguro que he aprendido cosas que me sirvieron. Solo cabe asumirlo, mejorar, tampoco excusarse en que es mala suerte y afrontar la parte de responsabilidad que puedas tener».
En 2017 aterrizó en Toledo porque Onésimo Sánchez, «que me conocía del Valladolid», era el entrenador. «Y me volví a ilusionar con el fútbol». En otro otoño maldito «enganché dos lesiones»: una en la rodilla derecha, la operada, que se le inflamaba, y otra en la izquierda al fracturarse la tibia en un entrenamiento. Esa temporada ya solo pudo jugar un partido y, para colmo, el conjunto verde bajó a Tercera división.
Antón fue uno de los poquísimos jugadores que se quedó en la plantilla. El curso pasado hizo ocho goles y en esta campaña ya lleva cuatro (todos, salvo uno, a balón parado). «Estamos muy ilusionados de cómo van las cosas. El año pasado ya estuvimos ahí y en el ‘play off’ demostramos estar a la altura del equipo (Sestao River) que nos eliminó. Ahora el objetivo lo tenemos claro», finaliza el ‘capi’ del Toledo, segundo en la clasificación a un punto del Atlético Ibañés. Evidentemente, la meta es subir a Segunda B.
Noticias relacionadas