Día de la Guardia Civil 2018
¿Y si don Quijote hubiera llevado tricornio?
El general Llamas hace en su discurso un ejercicio de cotejo entre los «muchos paralelismos» entre la institución y el ingenioso hidalgo
Si Alonso Quijano hubiera vivido en 2018, ¿habría sido guardia civil y hubiese llevado tricornio? Pues todo habría estado supeditado a la imaginación del creador del Quijote , Miguel de Cervantes. Aunque es probable que hubiera tenido problemas de derechos de autor con Lorenzo Silva y sus picoletos Bevilacqua y Chamorro. Cosas de la evolución.
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Este viernes, día de la patrona de la Guardia Civil, el jefe del benemérito cuerpo en Castilla-La Mancha dio lectura a un discurso perspicaz. Durante trece minutos, el general Manuel Llamas hizo un ejercicio de cotejo entre los «muchos paralelismos que se me antojan que existen entre la Institución y alma de esta tierra y de sus gentes, interpretando la mejor pieza literaria que tanto dice de ella»: el Quijote .
Para construir su alocución, el general había releído la obra que ya le cautivó, seguramente, durante su época de bachiller. Y de esa «refrescada lectura» extrajo una asociación entre los personajes de la obra «y el alma y espíritu» de la Guardia Civil y de sus miembros. «Los valores y virtudes que ensalza Cervantes en sus personajes —afirmó— son los que rezuman nuestra primera cartilla para el servicio, y que, como código deontológico, han impregnado nuestra manera de ser y entender nuestro servicio a los españoles».
Llamas desarrolló esta idea a continuación: «Ambos tenemos en común mucho más que compartir el ámbito rural en que se desenvuelven nuestras respectivas aventuras. Compartimos también una visión utópica e idealizada de lo que es nuestro proyecto vital, nuestra razón de ser: luchar contra el mal. Bien sea haciendo verdad el ideario de los libros de caballerías, enfrentándose a gigantes en forma de molinos de viento, bien sea, en nuestro caso, enfrentándonos a sofisticadas organizaciones criminales de múltiples cabezas y naturalezas», como el narcotráfico o la corrupción.
El general, un hombre cultivado académicamente , aseguró que los testimonios del noble caballero de la triste figura «no son más que trazos del código deontológico» del cuerpo armado, «cuando no una crónica de nuestro quehacer diario». Y, a modo de ejemplo, rescató un pasaje de la prosa cervantina: «La caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda, pero no la honra. Yo he satisfecho agravios, enderezado entuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestiglos (monstruos)...». Un párrafo que, a juicio de Llamas, Cervantes remata con frases que «bien podían ser un artículo de la cartilla fundacional» de la Guardia Civil: «Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno...».
«Maravillosa aventura»
Reveló también que a los guardias civiles, como a los personajes del Quijote, les mueve y conmueve un amor platónico. «En nuestro caso, no por una doncella, o sí, según se mire: el del servicio a España y a los españoles, desde la gestión de la cosa pública, en materia de seguridad». «Solo un amor así —remarcó— puede ser el motor de esta maravillosa aventura que supone entregar nuestra vida al servicio de los demás vistiendo este uniforme».
«Pero en esa lucha desigual, aquel ideal no nos debe privar de conocer la realidad, ya que ese servicio diario, durante estos casi dos siglos de existencia, nos ha hecho perder la inocencia de la vida, como a Sancho, pero no la nobleza del señor al que sirve; en nuestro caso, al pueblo español», continuó. «Aquella cruda realidad nos obliga hacer verdad ese adagio nuestro sobre la estrategia profesional para enfrentarse al mal: vista larga, paso corto y un poco de inteligencia. Y yo añadiría que también un mucho de generosidad y altruismo», alegó. «El perfil complementario de los personajes de la imaginaria pareja cervantina, en su actitud ante la vida, es el mismo eterno debate que tienen las parejas reales del Cuerpo en su conciliación de la realidad con sus valores», confesó.
Y cuando el sol castigaba al público que llenaba el patio de la Comandancia, como el astro lo haría sobre don Quijote y Sancho en su penar por tierras de La Mancha, Llamas afirmó: «Puedo decir categóricamente que el nacimiento de la Institución está intrínsecamente ligado a estas tierras, ya que fue aquí donde más tempranamente se mostró capaz de afrontar el reto para el que fue creada: la lucha del bandolerismo en los caminos de España, en la primera mitad del siglo XIX».
Y rescató, para apuntalar sus palabras, un suceso de diciembre de 1844, apenas siete meses después de la fundación de la Guardia Civil. Cuando una nutrida partida de bandidos asaltaba una diligencia que viajaba desde Madrid a Talavera de la Reina, los ladrones se vieron sorprendidos por un dispositivo del benemérito cuerpo.
Para demostrar también la simbiosis entre la vocación humanitaria de la Guardia Civil y Castilla-La Mancha, Llamas recordó las inundaciones de 1891 en Consuegra, donde un «puñado de héroes» del cuerpo, «con una ejemplar conducta de entrega y desprecio por sus propias vidas», permitió salvar decenas de otras muchas.
El general también habló del presente y del futuro de la región, de cuyo progreso y crecimiento «nos sentimos contribuyentes». Y habló de que la despoblación rural, que «aqueja a esta tierra», pueda afectar a «la eficacia y el despliegue de las unidades territoriales», por lo que «corren el riesgo de acabar desubicadas, sin población a la que servir, o muy alejadas, mientras crecen otras poblaciones que quedan deficitariamente atendidas». Sin embargo, Llamas aseguró: «Ya les adelanto que eso no ocurrirá jamás».
Y no se olvidó del 40 aniversario de la Constitución, «el mayor periodo de prosperidad y desarrollo de la Historia de España, así como de disfrute de derechos y libertades de los españoles».
Y, como los buenos toreros, cerró su discurso con una revolera: «Ha sido para nosotros un placer, un orgullo y un honor haberles acogido en este caduco acuartelamiento, pero lleno de servidores públicos deseosos de servirles».
El guante del vetusto cuartel lo recogió el delegado del Gobierno, Manuel González . «No se me escapa la situación de algunos acuartelamientos y voy a hacer todo lo posible para que la mejora sea una realidad», aseguró.
Se refirió también al 30 aniversario de la incorporación de la mujer a la Guardia Civil. Y para ello mencionó a las dos primeras castellano-manchegas que se calaron el tricornio: la capitán Mercedes Martínez González y a la guardia civil Cristina Simón Gisbert , que ingresaron el 1 de septiembre de 1988. Y citó a otras paisanas de la tierra: la única mujer teniente coronel del cuerpo, Cristina Moreno Martínez , y la comandante María Soledad Gómez Torres .
Fernando Morientes
Sus nombres resonaron en el patio, donde entre el público estaba Fernando Morientes . El exfutbolista acudió para ver cómo su padre, el capitán Morientes —ya retirado—, imponía una condecoración a su propio hijo José Alberto, hermano del deportista.
Y como si el delegado del Gobierno hubiera leído el pensamiento al general Llamas, Manuel González también citó a Cervantes: «Una vida sin fiestas es como un largo camino sin posadas». «Y en este día que festejáis a vuestra patrona —añadió— podemos decir que la Guardia Civil es la posada que da cobijo a la seguridad de la ciudadanía».
Si José Rosell Villasevil, un caballero del amor y el cervantista total , levantase la cabeza, seguro que aplaudiría que el Quijote conquistase ayer la Comandancia de Toledo.