Constantino Molina
Toneladas de confeti
Había esperanzas, con el gobierno de García-Page, para un cambio en la gestión cultural de la región
Es 13 de septiembre de 2017. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, un hombre cualquiera muerde un palillo mientras observa embobado el muslo de una bailarina que, entre lentejuelas y plumas, recorre las calles del pueblo al ritmo de la comparsa Iguazú. El hombre, que no ha visto cosa igual, sostiene un vaso de cuerva con su mano. Hay más de 300 litros de cuerva en la plaza del pueblo y también altramuces , frutos secos, banderitas de colores, tambores, trompetas, carrozas, disfraces, vino y confeti, toneladas de confeti. Más tarde también habrá damas, coronas, misas, mantillas, flores, becerradas, más cuerva y más confeti. Toneladas de confeti.
Al mismo tiempo, en ese mismo instante en el que un hombre cualquiera muerde su palillo, Emiliano García-Page dice que: «la cultura es riqueza» . Lo dice por lo menos quince veces y lo dice en la Catedral de Cuenca, delante del Rey y de la Reina, delante de un montón de curas y delante de mi Padre y de mi Madre.
Lo dijo hace justo un año durante la entrega de los Premios Nacionales de Cultura. Y a día de hoy, y tras el tijeretazo de 2011, sigue sin restituirse el certamen Jóvenes Artistas de Castilla-La Mancha . La cultura en esta región no va mucho más allá, por lo visto, de las mantillas, los toros y los gazpachos. Sólo hay que echarle un vistazo al canal regional para darse cuenta de ello: todo son procesiones, misas, toros, mercadillos, corderos fritos con ajos, gachas, westerns a media tarde, cuervas, tractores, charangas y confeti. Toneladas de confeti.
Sin embargo, no me parece esa la realidad cultural de Castilla-La Mancha . Esta región cuenta, desde una especie de exilio interior, con una cultura muy rica en propuestas que se distancian del folclore pachanguero expuesto y financiado por los medios y la administración pública. En Castilla-La Mancha se crea cultura, se crean libros, canciones, pinturas, esculturas, fotografías, guiones, películas, coreografías, debates, pensamiento y reflexión.
Castilla-La Mancha no se detiene, su cultura avanza aunque el certamen que más apoyo y visibilidad daba a sus jóvenes artistas siga cercenado. Avanza aunque no cuente, como cuentan otras regiones del país, con unos premios de la crítica. Avanza aunque en su televisión pública no existan programas culturales. Avanza aunque no cuente, como otras regiones cuentan, con un centro regional de las letras. Avanza y avanza, no se detiene, entre toneladas de confeti.
Los cambios siempre traen esperanzas. Y había esperanzas, con el gobierno de García-Page, para un cambio en la gestión cultural de la región. Así nos lo prometían. Pero todo sigue más o menos igual (exportando vino y artistas a granel). Esperaremos. Habrá que esperar y confiar, entre cuerva y altramuces, a que esto cambie. Porque como un día Don Quijote le dijo a Sancho: «la gente manchega es tan colérica como honrada y no consiente cosquillas de nadie».
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