Toledo

Maite Puig: «Tengo la ilusión de volver a retomar todo desde el momento en que lo dejé»

La concejal de Festejos y Cooperación ha vuelto al Ayuntamiento de Toledo tras año y medio de baja después de haber sufrido un ictus. Ahora, se muestra feliz y recuperada

Maite Puig, en la terraza del consistorio, asegura que la enfermedad le ha hecho replantearse toda su vida HUERTAS FRAILE
Francisca Ramírez

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Maite nunca se ha olvidado de sonreír, a pesar del tiempo de incertidumbre que ha vivido la concejala de Festejos y Cooperación y Educación para el Desarrolo del Ayuntamiento de Toledo. María Teresa Puig Cabello (Toledo, 1972) estaba reunida con 20 personas que formaban parte del equipo encargado de organizar la Cabalgata de Reyes, cuando sintió que algo estallaba en su cabeza , «fue como un cortocircuito que me hizo taparme un ojo y controlar el mareo que me hacía ver que la habitación donde estaba me daba vueltas». Así recuerda ese momento de «miedo y angustia». Han pasado 17 meses desde aquel 27 de diciembre de 2019, cuando su vida, su cuerpo y sus proyectos de vida se quebraron.

Tras su lucha, ha vuelto este mismo mes al consistorio, recibiendo el cariño de todos. De la alcaldesa, Milagros Tolón, de sus compañeros, los funcionarios y hasta por la entidades con las que ha trabajado durante los diez años que lleva en política. «Disimulé y cuando me levanté de la reunión, noté que me chocaba con las sillas, contra la pared. Sabía que algo estaba pasando...». Así fueron esos primeros momentos del ictus. La llegada al hospital, el miedo y el deseo de salir corriendo de allí.

«Lo primero que tengo que decir es que debemos sentirnos orgullosos de la sanidad pública que tenemos en Castilla-La Mancha. He recibido un trato extraordinario por parte de los profesionales. Me costó darme cuenta de lo que realmente me había pasado. Cuando te hablan de que tienen que hacerte pruebas de corazón, cabeza, ya sabes que la cosa es seria», recuerda Maite, con sus ojos brillantes e inundados por las lágrimas. «Uno de los problemas que he tenido es la tremenda ansiedad por no querer dormir. No me quería dormir porque entonces perdía el control de mi cuerpo. Me angustiaba porque p ensaba que durmiendo me volvería a repetir. Ese es uno de los miedos . Que te vuelva a repetir», asegura. «Acumulé un cansancio importante hasta que me dieron una medicación y aquello se fue amortiguando. A día de hoy, estoy muy bien», explica.

A partir de ese momento, recibió el apoyo sanitario y profesional necesario porque «al caminar me chocaba contra las paredes del hospital y bajar una escalera era como ver un precipicio», reconoce mientras limpia el llanto que cubre su rostro. «Al día siguiente, bajé y subí las escaleras muchas veces. Me di cuenta que tenía medio lado paralizado y me planteé que esto era una lucha y, aunque no sabía cómo iba a reaccionar mi cuerpo, empecé a caminar a diario, a no dejar de sonreír y cuando llegaba al hospital, aunque me equivocara y la lengua se me trabara, no dejaba de hacer bromas. No me quedaba otra», repite Maite.

El cariño familiar

Reconoce que sin el apoyo de sus hijos Lucía (18 años), Andreu (16 años), su hermano Emilio y su madre, Teresa, no habría podido salir adelante. «Mi madre, de 82 años, estaba muy afectada y preocupada. Me emociono de pensar en ello (se pone a llorar de nuevo), no quería emocionarme pero sufría por ella. Mi hermano me decía: no debes callarte, tienes que contar las cosas. Pero no quería preocuparles», remarca la concejal, que extiende sus manos para explicar que su enfermedad provoca que una mano esté fría y la otra caliente. «Tengo media cabeza bien y otra media que me sube y me baja, como el agua caliente. Eso ya es crónico. Lo único es que he tenido que adaptar mi vida a la enfermedad». Tras su rutina por conseguir la recuperación, Maite se lesionó en la cadera, le han tenido que infiltrar una pierna y se ha fracturado dos costillas de la parte afectada por el ictus.

Ahora vuelve a sonreír. A llorar. A responder entre sollozos que ahora su madre está feliz porque ella ha vuelto al trabajo y la ve recuperada. Su primogénita está muy orgullosa y sonríe cuando la ve en la televisión, en los periódicos y cuando la gente le recuerda que Maite es muy valiente. «Veo que me entiendes bien (dice a la periodista, mientras sus manos se unen). Por eso me emociono también. Es que hacerte la fuerte todo el día, cuesta».

Tranquilidad y sosiego

¿Y cómo ve el futuro una persona que lleva 17 meses luchando contra las secuelas que le ha dejado el ictus? Maite vaticina que lo ve tranquilo y quiere llevar una vida muy tranquila. «Quiero seguir trabajando porque no concibo la vida sin trabajar, pero con tranquilidad y sosiego. He aprendido que mi cuerpo no es una goma elástica que puedes ir estirando y poniendo al límite. He aprendido que hay un tiempo para el trabajo, pero también para tu familia», afirma la dirigente, que trabaja con Milagros Tolón desde su primera legislatura.

«Es solo cuestión de organizarte, espaciar más las cosas y concienciarnos todos, la sociedad, de que tienes una enfermedad y necesitas tomar un descanso y cuidarte. Es solo reorganizarte y aceptar tu nuevo cuerpo. No sabía lo fuerte que era. La gente no se ha cansado de repetírmelo. A lo mejor tengo que creerme que soy fuerte de verdad», contesta con la misma sonrisa que le ha acompañado a lo largo de la entrevista.

La concejal de Festejos, que ya está trabajando en el programa de las Fiestas de Agosto —supeditas a la medidas sanitarias impuestas por la pandemia del Covid-19— habla de la relación con sus compañeros del PSOE, PP y Cs. Dice que el recibimiento ha sido estupendo y se muestra «muy agradecida». «Por eso digo que merece la pena trabajar en política. Te llena el ver que la gente te aprecia, que se preocupan por ti», insiste para repetir que está en un momento estupendo de su vida. «Me he sentido siempre muy arropada y estoy muy contenta. Nunca esperas que algo así te pueda ocurrir, pero todo me ha sorprendido muy gratamente».

Quiere recuperar la actividad que exige Festejos —un área bastante grande e importante—, aunque no ha podido hacer mucho en el confinamiento y por las restricciones. «Lo que me gustaría es ir, poco a poco, cogiendo el ritmo para llegar a lo que éramos antes de la pandemia. Vuelvo a las dos concejalías que más me gustan. Es que te das cuenta que todo ha seguido funcionando, que la vida sigue y que no debes llevar esas cargas que nos echamos a la espalda continuamente. A veces crees que si no estás tú, se hunde todo. No pasa nada. Tienes derecho a estar enfermo. A recuperarte. Tengo la ilusión de volver a retomar todo desde el momento en que lo tuve que dejar», concluye.

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