Sylvia Ortega: «Los enfermos de Alzheimer deben saber que no están solos, luchamos por ellos»

«Dejar de ser tú mismo, no poder recordar a la gente que quieres, es terrible», dice esta investigadora toledana

Orttega, en el Puente de Alcántara de Toledo, su ciudad natal ABC
María José Muñoz

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Tiene 34 años, es toledana y creció en el barrio de Azucaica, donde iba a un colegio que por aquel entonces tenía tres cursos en la misma aula y eran solo 15 niños. Posteriormente, su familia se mudó al barrio de Santa Barbara. Tras estudiar en el instituto El Greco, hizo la licenciatura de Biología, con especialidad de Neurobiología, en la Universidad Complutense de Madrid. Al finalizar, la joven se trasladó a la Universidad de Cádiz para realizar un master en Biomedicina.

Finalmente, hizo un doctorado internacional en Neurociencia en el Instituto Cajal de Madrid en combinacion con la Universidad Autonoma de Madrid, lo que la llevó a realizar diferentes estancias de investigacion fuera de Espana, concretamente en la Washington University (EEUU), Oxford University (UK) y en el Leibniz Institute for Age Research (Alemania). Tras doctorarse, Sylvia Ortega Martínez consiguió la prestigiosa beca de postdoctorado Marie Curie, que desarrolló en Finlandia, y a continuacion, en 2017 se incorporó a la Universidad de Chicago.

«Llegué allí gracias a mi experiencia en el campo de la neurogénesis, y también debido a mi amor por esa ciudad. En ese momento tenía otras ofertas laborales en París o Singapur, pero Chicago cautivó mi corazón desde el primer momento que llegué, en 2011», explica Sylvia a ABC. Su principal afición es viajar y conocer culturas diferentes: «Siento que viajar nos despierta aún más la curiosidad de niños, nos abre la mente, nos da opción de conocer gente muy diferente, muchas culturas. Tambien nos hace sentir vulnerables, y esa sensacion es muy positiva. Estar fuera de tu zona de confort te da un aprendizaje extra increíble. Otros de mis hobbies son pasear por la ciudad, explorar nuevos restaurantes, ir a ver exposiciones de arte, o asistir a conciertos. Me encanta la música en directo, me da un gran subidón de energía. Muchos de estos hobbies los practico en solitario, lo cual recomiendo ampliamente, ya que es una apuesta segura para conocerte mejor, y para entablar conversacion con gente muy diferente.

-¿Cuándo comenzó en usted el interés por la investigación del alzheimer? Creo que tiene un componente personal al sufrir la enfermedad una persona muy allegada a usted.

-Siempre fui una niña muy interesada en todo, y por suerte aún no he perdido esa curiosidad por el mundo que nos rodea. Pero mi pasión por la biología y la neurociencia empezó en el Instituto El Greco, con una profesora a la que sigo admirando, Enedina. Me encantaba ir a sus clases y luego buscar desde casa mas informacion sobre lo que habíamos visto. Sí, era la típica niña repelente, jajaja, pero era lo que mas me divertía, conocer más. En ese momento, coincidió más o menos en el tiempo que mi padrino de bautizo fue diagnosticado con la enfermedad de alzheimer, y eso me marcó muchísimo porque él era muy joven. Solo la idea de olvidar a la gente que quiero me causa tanto miedo que pensé que debía dedicar mi vida a investigar sobre ello e intentar entender un poco más cómo funciona nuestro cerebro, que, sin duda, es el organo más importante que tenemos.

-¿Por qué el alzheimer es una de las enfermedades que mayor inquietud social causan, además del cáncer?

-Ambas enfermedades son durísimas, tienen una prevalencia en la sociedad actual brutal, y causan un impacto en familiares y enfermos enorme. Mi opinión personal es que el alzheimer es una de las enfermedades mas duras de sufrir, o al menos, la que a mí me produce mas miedo. Creo que el dejar de ser tú mismo, el no poder recordar a la gente que quieres, el debilitarte emocionalmente y cognitivamente, eso es terrible.

Alzheimer familiar

-Suele aparecer en personas mayores, la llamada tercera edad, pero cada vez se da más en personas más jóvenes.

-El problema es que a veces se confunde con otras demencias, relacionadas con la edad. Hay muchas demencias, que no son alzheimer, a pesar de compartir algunos síntomas. Hay un tipo particular de la enfermedad, que es el que yo estaba estudiando, con causas genéticas y que sí se da en personas mas jóvenes. De ahí que se conozca como alzheimer familiar de inicio temprano.

-Es una enfermedad misteriosa, de causa multifactorial, de la que no se conoce tratamiento ni cura alguna. ¿Es un reto para usted, dada la dificultad en la investigación? ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?

-Bueno, yo ya dejé la fase de investigación en laboratorio, pero nunca tiraría mi compromiso real hacia el Alzheimer y la Neurociencia. Esto para mí no es un trabajo, es mi pasión. Y nunca dejaré el campo. Actualmente estoy trabajando en una compañía como scientific manager en la sección de Neurociencia, y cada día me siento mas orgullosa y feliz por haber tomado esa decision. No fue algo fácil, despues de tantos años en el laboratorio, pero ahora, despues de cinco meses, puedo decir que el riesgo ha merecido mucho la pena.

-¿Es la ciencia lo que usted había imaginado en sus principios?

-La realidad es que la ciencia, una vez dentro, no es el mundo ideal que yo imaginaba hace 20 años. Aunque no quede muy bien decirlo, yo me considero una persona altruista, y de ahí la profesión que elegí. Disfruto ayudando, disfruto el dedicar mi vida por un bien común para avanzar en el conocimiento, para poder enseñar a nuevas generaciones. Pero muchos aspectos de la ciencia son decepcionantes y muy puntiagudos. En función de tu personalidad, de tus retos, y de tu forma de ver la vida, debes valorar si eso es lo que quieres en tu futuro o no. Conozco mucha gente que está haciendo ciencia y pasándolo realmente mal, y yo también he estado en esa situacion mucho tiempo. Pero me considero una persona muy luchadora, y mirar el futuro cara a cara te presenta oportunidades increíbles. Mi pasión es la neurociencia, pero puedo ser neurocientífica de muchas formas diferentes. Ahora mi trabajo impacta en más grupos de investigación, ahora puedo enseñar a nuevos talentos sobre diseños experimentales y aproximaciones... en conjunto, ahora soy una neurocientífica que viaja, que ayuda a otros grupos, que tiene un poco más de tiempo libre, y que disfruta yendo a su trabajo.

-Usted ha trabajado en un grupo científico en la Universidad de Chicago que se centra en la microglía y en tres tipos diferentes de alzheimer asociados a mutaciones genéticas. ¿Puede explicar de una forma comprensible en qué consiste ese trabajo?

-Mi trabajo en la Universidad de Chicago utilizaba modelos animales de enfermedad de Alzheimer (en concreto modelos de mutaciones humanas en el gen Presenilin 1. Las mutaciones analizadas fueron la DE9 y M146L). Con estos modelos, lo que vimos es que tras un proceso de enriquecimiento ambiental tenían una neurogénesis (o formacion de nuevas neuronas) muy inferior a los modelos controles (sanos). Esto, en otras palabras, para que sea mas fácil de entender para los lectores no familiarizados con ciencia: cuando tenemos estímulos positivos para nuestro cerebro (viajar, socializar, hacer ejercicio, ver arte, etc) ocurre el proceso de neurogénesis, o dicho de otra forma, se produce en algunas áreas específicas del cerebro una formación de nuevas neuronas. Esta neurogénesis está relacionada con todos esos estímulos positivos (de ahí la importancia de tener dichos estímulos en nuestra vida diaria). Estas nuevas neuronas son fundamentales ya que participan en la memoria pero también en nuestros estados emocionales. Estoy segura que si les digo a los lectores que viajando se han sentido felices, todos saben de lo que hablo. Y sí, esa felicidad, entre otras causas, es debida a la formacion de nuevas neuronas en ciertas zonas cerebrales.

El cuadro refleja las investigaciones en ratones sobre el alzheimer ABC

-Experimentaba con ratones.

-Sí, y los ratones de alzheimer no tenian esta formacion de nuevas neuronas despues de estímulos positivos, lo cual se relaciona, a su vez, con los problemas cognitivos y emocionales asociados a la enfermedad. Para averiguar por qué ocurría esto, teníamos como hipótesis que quizás se debía a la microglía, unas células del cerebro que se encargan de «limpiar» el entorno celular, y también generan sustancias que secretan a dicho entorno. Para ver si nuestra hipótesis era correcta decidimos eliminar estas células del cerebro, de forma muy específica, a través de una droga que poníamos en la comida de los animales. Al eliminar estas células, los modelos de alzheimer consiguieron incrementar su neurogénesis después de los estímulos positivos, y además mejoraron sus conductas ansiosas (se redujo la ansiedad en los mismos). Habíamos conseguido revertir todos los síntomas analizados en estos modelos de Alzheimer.

Aplicación en humanos

-¿Cuándo podrían aplicarse estos experimentos en humanos?

-El salto requiere muchos controles y estudios previos. Desconozco exactamente cuándo podrá hacerse un estudio preliminar en humanos. Pero lo que es importante de entender es que todo este conocimiento de ciencia básica es imprescindible para el posterior avance de la medicina y, es la esperanza para multitud de enfermedades. Es muy necesario concienciar a la sociedad de que la medicina avanza gracias al esfuerzo de miles de grupos de investigacion en ciencia básica... y muchas veces esa ciencia básica en sus inicios no tiene una directa aplicación futura. Pero el conocimiento de base es esencial para el abordaje futuro de estas enfermedades.

-¿Ha conocido algún caso en el que el alzheimer se haya ralentizado debido a algún tratamiento?

-Por suerte o por desgracia, no he trabajado directamente en humanos, y lo desconozco. En el último congreso al que he asistido, presentaron datos sobre ensayos clínicos, y por desgracia los datos no eran muy prometedores y los ensayos clínicos habían fallado, después de muchísimos años y muchísimos participantes. Ahora la tendencia es atajar el problema antes de que llegue a un nivel irreversible. La idea no es solo mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares, pero también poder dar esperanzas antes de que sea demasiado tarde.

Bien formados

-A su juicio, ¿a qué nivel se encuentra la investigación en España; no existen centros que pudieran beneficiarse de la presencia de científicos como usted, que, sin embargo, tienen que marcharse a universidades extranjeras para realizar su trabajo?

-Siendo honesta, creo que el sistema científico en España deja mucho que desear. Espero que no se me malinterprete. Por supuesto, en España tenemos cientificos/as muy buenos/as, buenísimos/as, y pioneros/as a nivel mundial. Esto es indiscutible. Y esto también es debido a que en España tenemos uno de los sistemas universitarios mas buenos del mundo. Nuestra educacion es ejemplar. Si nos quieren fuera es porque estamos muy bien formados y podemos aportar muchísimo conocimiento. Poniendo entonces como premisa que el talento en España no es algo casual, sino que abunda, creo que tenemos el gran problema de dejar que dicho talento científico español siga fuera por falta de oportunidades. Y esto es algo que debería revertirse. Debería existir una intención política y social para recuperar la generacion con más alta educación académica para que se queden aquí. Pero en términos realistas, hacer que se queden aquí con condiciones laborales que reconozcan su trayectoria y su esfuerzo. Y esto, no solo en el mundo de la ciencia, sino en el mundo de la cultura, del arte, del deporte...

-¿Piensa volver a España?

-Hay muchos familiares y amigos que me preguntan si pienso volver algun día... y mi respuesta sigue siendo no. Porque quiero estar en un sitio donde el esfuerzo realizado se valore, se respete, y se pague en consecuencia. Sería hipócrita si dijera que no tengo ninguna opción en España, porque probablemente podría tener alguna opción. Pero no sería respetarme ni a mí ni a mi familia, que ha hecho un gran esfuerzo para darme la educación que tengo, si me conformara con unas condiciones laborales como las que me pueden ofrecer aquí. Por tanto, no se trata solo de generar oportunidades, sino de generar oportunidades de calidad.

-Desde que comenzó la investigación del Alzheimer, ¿cuánto se ha avanzado en el tiempo?

-Para una científica como yo, se ha avanzado muchísimo. Para la sociedad, desgraciadamente aún puede que sea muy poco ya que todavía no hemos conseguido la cura de la enfermedad. Pero en todos estos años se ha avanzado, fundamentalmente en el conocimiento basal de la enfermedad. Creo que aún estamos a la mitad de puzzle y queda mucho por hacer y entender.

-¿Qué mensaje lanzaría a familiares y enfermos de Alzheimer? ¿Puede ser un mensaje de esperanza?

-A mí me gustaría decirles que hay mucha gente, como yo, que está luchando por su causa. Muchos en la sombra y en la distancia, pero que estamos trabajando día a día para que su realidad mejore. Quiero decirles que muchas de sus frustraciones, aun a diferente nivel, son compartidas por nosotros: cuando un experimento no sale, cuando tienes que estar hasta altas horas de la madrugada analizando datos, cuando vas a trabajar enfermo para que los experimentos no se retrasen, o simplemente cuando quieres un abrazo de tu familia y no lo tienes, cuando llega Navidad y no puedes estar con ellos. Eso también nos genera frustracion y tristeza. En cambio, seguimos al pie del cañón porque sabemos que es necesario y porque, en algún momento, ¡la realidad va a cambiar! En los días malos, en los que las fuerzas flaqueen, que sepan que hay gente ahí, que no estan solos, y que es una lucha que se va a ganar con el tiempo.

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