«Si Sánchez Cotán hiciese ahora un bodegón de la política actual, pintaría melones y cardos»
El filósofo Luis Peñalver Alhambra publica un ensayo para reivindicar la figura del pintor toledano Juan Sánchez Cotán, conocido por sus bodegones
Luis Peñalver Alhambra es doctor y catedrático en Filosofía. Ejerce en el IES El Greco de Toledo, ciudad en la que nació hace 56 años. Ha publicado artículos de estética filosófica sobre escritura e imagen, en los que se ha interesado especialmente por las poéticas de lo feo y lo grotesco en el arte occidental. Su último libro, «Ventana a lo diáfano», es un ensayo sobre los bodegones del pintor toledano Juan Sánchez Cotán que Luis Peñalver presentará en el Museo de Santa Cruz de Toledo el 13 de diciembre (19:00 horas).
¿Quién fue Cotán?
Aunque nació en Orgaz en 1560, se formó en Toledo y fue un maestro muy apreciado en su época. Una parte importante de su producción eran temas religiosos, que pintaba de un modo bastante convencional, siguiendo la escuela del Escorial. Tenía un gran desahogo económico y entre sus morosos estuvo el propio Greco, al que prestaba dinero. Hasta que con 43 años se metió a cartujo en Granada. Pero lo que le ha hecho famoso es un puñado de bodegones de una calidad extraordinaria.
¿Por qué un ensayo sobre sus bodegones?
Hay todo un pensamiento figurativo en sus bodegones, que siempre compone igual, dentro de un marco o ventana, con caza, frutas y hortalizas que se recortan sobre un fondo negro misterioso e infinito. Ahí hay toda una meditación, yo diría que hasta mística, sobre la vida y sobre la muerte. Contaba Teresa de Jesús que encontraba a Dios entre los cacharros de la casa. Pues en el caso de Sánchez Cotán, siguiendo un poco un ideario contrarreformista, encontraba también la eternidad, el rastro de Dios, en la creación de esas pequeñas cosas, aparentemente triviales e insignificantes; él lo veía en lo visible, en lo más cercano, en lo más familiar.
Supo sacarle rentabilidad, dentro de un «género menor» según los tratadistas, ya que Cotán es conocido sobre todo por una media docena de bodegones.
Había un contraste entre el poco aprecio de los tratadistas a los bodegones y la demanda y la gran aceptación que tuvo en su época entre los coleccionistas cultos, entre los que había clérigos y caballeros en Toledo. Sánchez Cotán reproducía una naturaleza con una precisión sin precedentes; era algo inaudito. El bodegón como tema independiente aparece en España con Sánchez Cotán y en Italia con Caravaggio. Es cierto que frutas, enseres y cacharros ya habían aparecido como parte de la composición de una escena sagrada, pero no como un tema independiente.
¿Qué encontrará nuevo sobre Cotán un lector que se adentre en su libro?
Me sorprende el desconocimiento que hay sobre él. Como se ha engrandecido tanto al Greco, pues de alguna manera se ha ensombrecido a pintores contemporáneos como Sánchez Cotán, que era un pintor muy importante. Se conservan siete u ocho bodegones suyos porque la mayor parte de su obra, que estaba en manos de coleccionistas privados, se ha perdido.
Entonces, va a reivindicar la figura de Cotán.
Sí, exactamente. Es un pintor toledano muy interesante. Reivindico su figura desde la estética, que es una rama de la Filosofía; es decir, cómo pensar los cuadros.
¿Y a qué se debe que un filósofo como usted haya escrito más de media docena de libros sobre pintores?
Siempre me interesó mucho el arte, especialmente la pintura. De hecho, mi tesis doctoral versó sobre El Bosco y sus universos imaginarios. Yo creo que es necesario un acercamiento estético, filosófico, a las obras de arte. Porque en una imagen hay pensamiento, tanto pensamiento o más como en un tratado de Filosofía.
¿Cómo habría pintado Cotán un bodegón sobre la política actual?
No lo sé (risas), pero algún melón pondría y algún cardo también, ¿no? Hay muchos melones y muchos cardos, pero no tienen esa belleza, esa intensidad poética que tienen las frutas y las hortalizas de Cotán.
¿Qué obra recomienda de él?
Mi favorita, y la que he elegido para la portada del libro, es un bodegón de 1603 que se encuentra en el museo de San Diego, Estados Unidos.
¿Y usted es más del Greco, del Bosco o de Cotán?
Soy de todos. Nada tienen que ver unos con otros. Eso sí, tienen una vinculación importante con Toledo.
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