Tercer intento para juzgar un secuestro en Santa Olalla
Primero fue suspendido por el estado de alarma debido a la pandemia. Luego uno de los acusados dio positivo en prisión un día antes de que se tuviera que celebrar la primera sesión
Tercer intento. Para este martes está previsto el comienzo de un juicio que ha sido suspendido en dos ocasiones en la Audiencia provincial de Toledo. La primera vez, el 27 de marzo de 2020 por la declaración del estado de alarma a causa de la pandemia. El segundo intento, el pasado 16 de marzo, fue aplazado después de que uno de los acusados diera positivo por coronavirus en prisión el día antes de la primera sesión.
La Fiscalía pide penas de entre 5 y 12 años de prisión , según el grado de implicación de los inculpados en el rapto de Federico, un veinteañero que fue secuestrado en Santa Olalla el 21 de noviembre de 2017.
Según el profuso relato en su escrito de acusación, el reo que dio positivo por SARS-CoV-2 era por entonces el propietario del club de alterne Erótica, situado en el término municipal de Otero y junto a la autovía del Suroeste (A-5). Allí vívía y desde allí se dedicaba a la venta y la distribución de cocaína.
Tenía un colaborador que repartía la mercancía. Entre sus clientes, el camello tenía a la víctima del secuestro, vecino del mismo pueblo (3.300 habitantes) y miembro de una conocida familia. Este joven había contraído una deuda de 17.000 euros con su distribuidor, que convirtió la cantidad en 28.000 euros por la aplicación arbitraria de intereses a causa del pago aplazado, según el Ministerio Público.
Como el traficante debía a su vez ese dinero a su proveedor -el dueño del club Erótica-, los dos idearon un plan para raptar al deudor. En esta trama para cobrar el dinero entraron en juego los otros dos acusados, el dueño y un camarero del club de alterne, Los Ángeles, apenas a 150 metros del 'Erótica'.
Dos horas para reunir el dinero
La víctima pasó la noche en un baño de este club con los ojos vendados y las manos atadas. Así estuvo hasta las dos de la tarde del día siguiente. A esa hora lo sacaron del escondite y lo metieron en otro coche, un Fiat 500, desde donde telefonearon por tercera vez a la madre. Le dieron dos horas para reunir el dinero y entregárselo. Eran cerca de las 15:30.
Transcurrió el plazo mientras el joven seguía recluido en el Erótica, donde estuvo retenido hasta las nueve de la noche. No se había hecho el pago y fue entonces cuando sus captores decidieron ponerlo en libertad: soltaron al secuestrado en una parada de autobús de la localidad de Cazalegas, a unos 15 kilómetros del club donde había estado encerrado.
Un amplio dispositivo de la Guardia Civil ya estaba tras la pista de la víctima y de sus secuestradores, que fueron cayendo en cascada. Dos días después de la liberación, los agentes irrumpieron en la vivienda del camello del joven. Encontraron cinco kilogramos de marihuana, que habría alcanzado en el mercado un valor de 27.500 euros. También tenía dos básculas de precisión y bolsas monodosis listas para distribuir la mercancía. Además, una pistola modificada y preparada para ser usada.
El último en ser detenido fue, precisamente, el acusado por el que se suspendió la vista oral el 16 marzo. Era el único con antecedentes policiales por entonces. Fue arrestado en su casa de El Casar de Escalona casi dos meses después del secuestro. Intentó huir de nuevo, pero esta vez no lo consiguió.
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