La sanidad, atrapada en Urgencias
Los profesionales exigen soluciones de inmediato para eliminar el colapso asistencial
La gripe, como todos los años, ha puesto a la intemperie las deficiencias de la sanidad regional. Pero esta vez, si cabe, con una mayor virulencia porque el diagnóstico de este mal no ha venido solo de la clásica y manoseada diatriba política, sino de la valoración de los mismos profesionales. La presión que padecen miles de ellos en los diferentes servicios de atención sanitaria urgente ha hecho estallar el vaso de la paciencia. Para ellos no vale ya el discurso del desmantelamiento sanitario anterior que, según el discurso que sale de la boca de los actuales responsables del gobierno socialista, llevó a cabo el PP. El día a día no entiende de eso, sino de las promesas de que el sistema iba a mejorar.
Es cierto que la presión demográfica influye de manera general sobre la asistencia sanitaria. La mayor expectativa de vida prolonga la atención que necesitan recibir cada vez muchas más personas. En cambio, por lo general las infraestructuras sanitarias siguen siendo las mismas desde hace muchos años. En Castilla-La Mancha, curiosamente, se han levantado nuevos hospitales en zonas rurales aunque pobladas, por ejemplo en Tomelloso o Alcázar de San Juan, pero en el caso de Toledo, como lugar más paradigmático, el mismo y ya vetusto hospital soporta la presión de una población que, sobre todo en La Sagra, ha crecido de forma notable. De ahí que el nuevo hospital de la capital regional sea posiblemente una de las prioridades más urgentes de la Comunidad. Porque con la salud no se juega.
Y para apoyar esta incuestionable realidad están las historias diarias de estrés, agotamiento y nervios que viven en los servicios de Urgencias del Complejo Hospitalario de Toledo los equipos de médicos y enfermería. Aunque lo peor es que son los enfermos los más importantes damnificados de esta deficiente atención . Una presión que en el caso de Toledo ha llegado esta semana, como la gripe, a uno de sus picos más elevados con la dimisión del gerente del hospital, Diego Becerra, sustituido al día siguiente por el urólogo Juan Blas Quílez.
Aunque el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, sorprendentemente no vinculaba a este hecho al momento de presión interna en el centro, no cabe duda que el relevo tiene su explicación en las múltiples quejas de los profesionales de estos servicios.
Los problemas de personal
En gran medida la mayor parte de estos problemas se reducen a la falta de medios, en este caso los humanos. Ya a finales de septiembre de 2016 la Gerencia del Sescam dictó una resolución en la que se establecía la prohibición de contratar personal temporal de las categorías de personal sanitario diplomado y técnico, así como en la atención especializada. Solo se podía obviar esta regla general de prohibición de personal temporal cuando el gerente de la Gerencia de Atención Especializada de Toledo lo solicitara de forma expresa y directamente al director general de Recursos Humanos.
No obstante, agrupaciones como el Sindicato de Enfermería de Ciudad Real llamaron la atención en octubre de 2016 de la falta de personal al comienzo de la campaña de la vacunación de la gripe. Esa previsión, a su juicio, hacía necesaria la dotación de plantilla y la sustitución de todas las bajas . Asimismo, el Colegio de Enfermería de Toledo manifestó en un escrito su «más absoluto rechazo» a la prohibición de contratación de enfermeras.
Con la escalada de los casos de gripe llegaron los habituales colapsos en Urgencias , aunque la situación parece ya inadmisible. Eso ha provocado que desde primeros de enero los servicios médicos y de enfermería envíen a diario a la Gerencia del Sescam el mismo escrito denunciando la situación. Además, cada día se concreta el número de pacientes pendientes de subir a planta y que inundan las instalaciones de Urgencias, en concreto en el habitáculo destinado a que los pacientes esperen los resultados, bien el alta o el ingreso. Sin ir más lejos, el viernes había 45, lo que suponía completar toda una planta del hospital.
Denuncia a la Fiscalía
Antes hay otros ejemplo. Así, el escrito de 10 de enero pasado informaba al Sescam de 63 pacientes pendientes de cama hospitalaria, mientras que el 16 de enero fueron 53, 52 el día 17, 35 el día 18, 31 el día 19 y 21 el día 20. Precisamente estos datos y este seguimiento ha sido la base del escrito dirigido por el Colegio Oficial de Médicos de Toledo a la Fiscalía de la Audiencia Provincial interponiendo una denuncia por un posible ilícito penal.
Pero de los escritos emitidos tal vez el más contundente ha sido el remitido por el equipo de Enfermería de Urgencias a la Gerencia del Complejo Hospitalario de Toledo y al Sescam. Se advierte en el mismo de la «presencia continuada en el servicio de Urgencias de pacientes que han perdido, a nivel administrativo, la calidad de paciente urgente pasando a paciente ingresado pendiente de su traslado a planta, y que por la falta de camas disponibles permanecen en el servicio muy a menudo más de 24 horas , lo que supone que la enfermería de Urgencias se vea obligada a asumir la atención de dichos pacientes más la de los que siguen acudiendo en calidad de paciente urgente, lo que irremediablemente tiene consecuencias negativas para el propio personal y para el paciente».
Sigue el escrito poniendo de manifiesto que «nuestro servicio se ha convertido en una planta de hospitalziación con aproximadamente 50 pacientes diarios sin control ninguno por parte de la dirección del centro, ni solución a los problemas que van surgiendo en relación con este hecho». Se trata de «pacientes de múltiples especialidades que una vez decidido su ingreso administrativo en planta, y en espera a ser trasladados a la misma, se quedan en Urgencias bajo el único control y dependencia del personal de enfermería, viéndose en la obligación de mantener a los pacientes en condiciones físicas de hacinamiento e insalubridad en pasillos y salas de espera no destinadas a tal finalidad».
Ytodo ello «por no disponer de los recursos adecuados en cuanto a espacio y acondicionamiento del mismo se refiere, retrasando y dificultando estos hechos de forma significativa tanto el inicio como la efectividad de la asistencia a los nuevos pacientes que acuden a Urgencias». Asimismo «también retrasa el inicio de tratamientos y cuidados de los pacientes ingresados , lo que conlleva la disminución de posibilidad de vigilancia y control a todos ellos y, por consiguiente, una también significativa disminución de la garantía a la hora de ofrecer una adecuada calidad asistencial, ofreciendo a cambio un trato totalmente indigno, insalubre e impropio de un sistema sanitario para el paciente».
Termina este escrito, en el que se solicita una solución inmediata con la dotación de más medios, que «dicha sobrecarga, así como la carencia de infraestructura y medios adecuados, impide que el personal de Enfermería pueda realizar su trabajo con unas garantías mínimas de calidad, eficacia, seguridad y eficiencia para el paciente y para el propio personal, ya que todo lo expuesto deriva de forma irremediable en un estado de malestar, resignación, estrés y agotamiento físico y psicológico en el que se encuentra dicho personal desde hace tiempo».
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