Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas, cien años de veneración por Toledo
Este 11 de junio se celebra el centenario de esta institución que fue crucial para mantener la esencia histórica de la ciudad
![ABC informó en 1917 en sus páginas de un banquete de gala celebrado en la Casa de Mesa](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2016/06/11/0001-kpZF--620x349@abc.jpg)
Un día como hoy de hace cien años, el 11 de junio de 1916 , un grupo de amantes del arte y de la historia de la Ciudad Imperial creó la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, una institución que se convirtió en decisiva y trascendental para la ciudad. Durante el siglo XX, bajo el paraguas del desarrollo, en muchas ciudades españolas se expoliaron calles, edificios, monumentos y se alteró la esencia de entramados urbanos con siglos de historia. En Toledo también se abrió el debate de la modernidad e, incluso, hubo voces que plantearon tirar media ciudad para construir grandes avenidas y facilitar la llegada de turistas a puntos clave como la Catedral y el Alcázar.
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En aquellos tiempos, el trabajo de los académicos fue crucial para que Toledo conservara su vieja naturaleza. En la memoria de la Real Academia redactada con motivo de su primer año de vida se desvela el origen de esta institución que fue promovida por un grupo de doce intelectuales «encariñados amantes de Toledo» y «anónimas abejas de inagotables entusiasmos para laborar en pro de la historia y del arte de Toledo» que se reunían todos los domingos en el despacho del director de la Escuela de Artes.
«Tertulias domingueras»
En aquellas «tertulias domingueras» nació un día la idea de arbitrar recursos para restaurar el templo mozárabe de San Lucas; se buscaron fondos y la restauración se efectuó. Curiosamente, un siglo después, la iglesia ha sido, de nuevo, esta primavera abierta al culto tras una proceso de rehabilitación que, en este caso, ha promovido el Arzobispado y el Consorcio de la ciudad. Tras San Lucas, la Academia actuó para proteger la Puerta de Doce Cantos , que amenazaba de inminente ruina por el «inmenso cúmulo de escombros que tras ella gravitaba». Estos «doce amantes» de Toledo emprendieron otra gran empresa, restaurar la iglesia de San Sebastián. «De todas estas entusiastas iniciativas y altruista laboriosidad diose cuenta el pueblo y la prensa toledana, e hizose resaltar que era de necesidad reconocida la existencia de una Corporación similar a las que, en otras ciudades, funcionaban como defensoras de los monumentos y de la historia; como beneficiosa asesoría, como formidable dique contra los mal aconsejados demoledaores y hasta contra desaprensivos chamarileros, de humilde o elevado rango, que de todo se goza en Toledo». Y así fue. El domingo 11 de junio de 1916, quedó constituida la Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
La institución estuvo compuesta en un principio por doce académicos numerarios fundadores, ampliados más tarde a 21. A propuesta unánime se designó a Rafael Martínez de Arellano como director; a Adolfo Aragonés de la Encarnación, secretario; Vicente Cutanda Toroya, censor; Ezequiel Martín Martín, depositario y Francisco de B. de San Román Fernández, bibliotecario.
![Rafael Martínez de Arellano](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2016/06/11/arellano-kpZF--250x140@abc.jpg)
Su carácter oficial y tratamiento como Academia de 1ª Clase, fueron reconocidos por real orden de 29 de mayo de 1917, firmada por el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, José Francos Rodríguez. Unos días después, el 1 de junio, ABC informaba en sus páginas de un banquete de gala celebrado en la Casa de Mesa, la sede hasta hace un año de la Academia, para conmemorar este reconocimiento oficial y la primera reunión anual que se celebró en el Ayuntamiento. Asistió, entre otras muchas personalidades, el ex ministro de Instrucción Pública, Francos Rodríguez , que «pronunció un discurso a los académicos ensalzando Toledo».
Por otra real orden de 22 de noviembre del mismo año se le autorizó el título de Real Academia, para usar en todos los emblemas y documentos. Con tal motivo, una comisión de la Corporación fue recibida por el Rey Alfonso XIII el día 20 de diciembre de 1917. En el transcurso de la audiencia, Alfonso XIII manifestó su encendido cariño hacia Toledo y celebró que en esta Imperial Ciudad, cuna del arte y de la Historia de España, se estableciera la primera Academia creada en su reinado, declarándose, por decisión espontánea, académico-protector.
«Preparar el porvenir»
Según sus Estatutos fundacionales, integraban la Academia un académico-protector -hoy es el Rey Felipe VI- veinte académicos de número, académicos honorarios -hasta un máximo de ocho- y académicos correspondientes, en España y en el extranjero, en número indefinido. Después de la última reforma estatutaria, los académicos numerarios se elevaron a veinticinco.
El objetivo era crear en Toledo un punto de reunión para el cambio de impresiones sobre cuanto constituía la vida artística, literaria e histórica de la ciudad y para preparar el porvenir «debe buscarse en todo momento un lugar donde euriditos, artistas, escritores sientan la atracción de sus ideas y comuniquen un verdadero renacimiento al arte en sus múltiples y variadas direcciones».
En la actualidad, la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo desarrolla su actividad publicando memorias anuales y los trabajos de investigación más notables que realizan sus miembros, tanto numerarios como correspondientes. Ayer se celebró un concierto en el patio del Alcázar para celebrar este aniversario en el que participaron tres unidades de música de la Academia de Infantería. Tras el verano, continuarán los actos conmemorativos con otros conciertos ya actividades culturales.
Hoy la guerra no está en dejar morir edificios y monumentos o permitir la entrada al centro histórico de grandes trolebuses, como recordaba recientemente en una entrevista con ABC el actual director de la Real Academia, Jesús Carrobles, la gran tarea de Toledo está en el paisaje y los alrededores. Esas son las batallas que hay que liderar desde instituciones como ésta. Ojalá que estos nuevos «encariñados amantes de Toledo» sigan el camino de sus antecesores y continúen durante otro siglo y muchos más luchando por su ciudad.