Rafael Cabanillas: «'Enjambre' es un canto a una forma de vida que se nos escapa de las manos»

El escritor toledano, autor también de la exitosa novela 'Quercus', presentó en el Festival CiBRA de Toledo, la segunda parte de una trilogía sobre la España vaciada situada en los Montes de Toledo

Rafael Cabanillas, con su nueva novela, 'Enjambre', en las manos H. Fraile
Mariano Cebrián

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«Os hablo desde el 96.4 de la FM. Esto es ‘Desde la distancia te quiero’ y yo soy Sophia Bayker». Esta es la cita a la que Tiresias acude todas las noches en su aldea en los Montes de Toledo para escapar por las rendijas de la radio y conocer otros mundos.

Tiresias, que comparte nombre con el gran adivino ciego de la mitología griega, es el pastor de cabras protagonista de ‘ Enjambre ’ (Editorial Cuarto Centenario), nombre de una pedanía de Anchuras (Ciudad Real) y título de la nueva novela de Rafael Cabanillas , que la presentó este miércoles en Toledo, dentro del Festival del Cine y la Palabra (CiBRA).

Lo hizo a modo de un programa de radio, como el que escuchaba todas las noches Tiresias. Para ello, se valió de un maestro de este medio, como es el periodista de Onda Cero Javier Ruiz y de otro gran ciego, como Carlos Javier Hernández Yebra , delegado en Castilla-La Mancha de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos Españoles), que ha convertido su primera novela, ‘Quercus’, en un audiolibro para invidentes y lo hará también con ‘Enjambre’.

Carlos Javier Hernández Yebra, Rafael Cabanillas y Javier Ruiz, durante el acto en CiBRA H. Fraile

Y es que ‘Enjambre’ es eso: una oda a la radio y un altavoz para las voces calladas, como la de Tiresias, un pastor por tradición familiar, y porque no le quedaba otra. Un niño que nació enfermizo y medio ciego, con unas gafas de culo de vaso, que se rebela contra su sino y, gracias a la voz sensual de su locutora favorita, se atreve a hablar en su programa y a aprender a leer y a escribir.

Es a este antihéroe y a sus padres, la tía Remigia y el tío Jacobo, que representan a los pocos pobladores que quedan por esas tierras de los Montes de Toledo y La Jara, a los que Rafael Cabanillas quiere homenajear como buen conocedor de esa comarca. Fruto de ello son las preciosas y precisas descripciones que hace del paisaje y del paisanaje.

Por las páginas de 'Enjambre', al igual que en ' Quercus ' se pueden ver, sin estar allí, las pedrizas, los encinares o el interior de las cabañas, y oír el ruido de las torrenteras de agua que bajan de la sierra, el berrear de los ciervos o el crepitar de la lumbre en la chimenea. De hecho, tanto en una como en otra novela, aparece un glosario al final con las palabras propias de esa comarca tan rica en naturaleza y en vocabulario como es La Jara y los Montes de Toledo .

Siendo una «novela de esperanza», como el autor dice, tiene una parte crítica, como un «grito mudo», contra la despoblación: «’Enjambre’ es un canto a una forma de vida que se nos escapa de las manos». Cabanillas transforma a esos pastores, leñadores, mieleteros, corcheros, campesinos, guardas y furtivos... en los antihéroes de la supervivencia de la España despoblada. De hecho, el inicio del libro, en una edición muy mimada de nuevo por la Editorial Cuarto Centenario , comienza con una frase lapidaria que aparece durante la historia: «Triste paradoja la de esta tierra, llamarse Enjambre y estar vacía».

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