Así fue la primera cabalgata de Reyes Magos de Toledo en 1913
La comitiva salió del castillo de San Servando y cruzó el Tajo por el puente de Alcántara hasta llegar a la ciudad
Aunque hay referencias a la celebración de desfiles de Reyes Magos en Barcelona (1855) o Alcoy (1866), la generalización de estas cabalgatas en nuestro país no llegó hasta finales del siglo XIX , después de que en 1885 el Gobierno convocase una de ellas para honrar esta fiesta de forma oficial. En aquellos años ya era frecuente que grupos de personas recorriesen las calles de las ciudades 'esperando' la llegada de Sus Majestades , visitando cafés, tabernas y armando gran alboroto. La prensa toledana de la época recoge alguna de estas vísperas, dando cuenta de las 'turcas' cogidas por algunos de sus participantes.
La primera cabalgata de Reyes de la que hay noticias en la ciudad de Toledo se remonta al año 1913 , cuando varios jóvenes industriales decidieron realizar un desfile simulando la entrada real en Toledo. Llegada la noche del cinco de enero, en Zocodover había 'cierta animación' impropia de aquella época invernal, cuando el corazón de la ciudad solía estar solitario. A las diez, precedidos de bengalas, cornetas y un heraldo con sombrero de copa, los tres Reyes Magos, con vestimentas propias de su condición, hicieron su entrada en la plaza. Aunque el espectáculo no fue muy lúcido, en las páginas de 'El Eco Toledano', se consideraba que el mismo resultó simpático y que bien podría ser el principio de una tradición a perpetuarse en años próximos . Y así fue.
Llegado el mes de diciembre de 1913, este grupo de jóvenes, liderados por Santiago Torres y Valentín F. Moraleda , comenzaron a preparar la próxima cabalgata de Reyes. Pidieron a las familias toledanas que se implicasen en la misma haciéndoles llegar los juguetes y golosinas que quisieran les fuese entregados a sus hijos en sus propios domicilios, así como que contribuyesen con otros presentes para regalar a los niños sin recursos o más desfavorecidos . Los presentes serían recogidos, hasta el mediodía del día cinco, en el taller de encuadernación que Torres tenía en la plaza de El Salvador y en una barbería de la calle Garcilaso de la Vega.
Para llevar a cabo el proyecto, los promotores solicitaron ayuda al Ayuntamiento. En sesión municipal celebrada el 29 de diciembre se acordó concederles una subvención de cien pesetas para que pudiesen comprar juguetes y regalos para niños pobres. Se les advertía que bajo ningún concepto esa cantidad podría destinarse a sufragar otros gastos de la cabalgata y por ello debían justificar la relación de facturas y de que quienes recibiesen los presentes. Además de esta ayuda económica, se les prestó diferentes materiales para adornar la carroza que desfilaría y se denegaron los trajes de los timbaleros y cornetines utilizan en la festividad del Corpus.
Junto a la ayuda municipal, el gerente de la compañía que ese año tenía arrendado el Teatro de Rojas, señor Montijano, ofreció a los promotores de la cabalgata toda la indumentaria y atrezzo que precisasen. Por su parte, Adrián López, propietario de un negocio de alquiler de automóviles y camiones, les cedió uno de sus vehículos para ser utilizado como carroza.
A las siete y media de la tarde del día cinco de enero, la cabalgata inició su recorrido desde el Castillo de San Servando . Iba precedido por un farol con la estrella que había guiado a los Reyes hasta Toledo. Sus Majestades, montados a caballo , marchaban rodeados por numerosos pajes vestidos a la oriental portando antorchas. Tras ellos, una carroza repleta de juguetes y regalos cerraba el cortejo, que iba animado por trompetas y tambores.
Desde el Castillo, la cabalgata cruzó el puente de Alcántara y subió por la actual calle de Gerardo Lobo hasta Zocodover , donde se concentraba un gran gentío. Allí se hizo entrega de los regalos a un grupo de alumnos de las escuelas municipales. El desfile continuó por la calle del Comercio , cuesta de Belén, la Plata, plaza de San Vicente, calle Instituto, Tendillas, Misericordia (hoy calle de Esteban Illán) y plaza de Padilla. En este punto, los Reyes se dirigieron al Hospital de la Misericordia (ahora sede de la Facultad de Humanidades) para cumplimentar a los niños enfermos. Realizado ello, Sus Majestades iniciaron el reparto de juguetes por los domicilios de aquellas familias que se los habían confiado. Todo este recorrido lo hicieron acompañados por una banda de música . La fiesta concluyó a las diez de la noche. Al dar cuenta de cuanto ocurrió en las calles toledanas aquella tarde, en la prensa local se decía que había sido un espectáculo 'mucho mejor organizado y económico que los que depara el Ayuntamiento'.
A la mañana siguiente, en la Sala Capitular de las Casas Consistoriales, el diario local 'El Noticiero' organizó una fiesta de Reyes, durante la que se entregaron más de ochocientos juguetes a los niños necesitados de la ciudad . En el acto, que estuvo amenizado por la banda de música de la Academia , participaron personas destacadas de la vida social toledana y la totalidad de autoridades locales. También, en diferentes entidades y asociaciones religiosas se repitieron convocatorias similares, repartiéndose, además, ropas, comida y hasta libretas de ahorro, como ocurrió en la parroquia de Santa Leocadia.
Y así fue como gracias al empeño de unos jóvenes industriales como Santiago Torres y Valentín F. Moraleda comenzó en Toledo una tradición navideña que ya está próxima a cumplir ciento diez años .
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