'El Piojo' y su hermano 'el Negro', condenados a 32 y 28 años de prisión, pero no cumplirán más de 20

La Audiencia Provincial de Toledo los considera autores de varios delitos, aunque los absuelve de pertenecer a un grupo criminal

'El Piojo', a la izquierda, y su hermano, 'el Negro', durante su traslado a la Audiencia Provincial de Toledo Ismael Herrero/EFE

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La Audiencia Provincial de Toledo ha condenado al 'Piojo' y a su hermano 'el Negro', dos de los más violentos aluniceros y butroneros de España, a fuertes penas de prisión como autores de varios delitos en la Comunidad de Madrid, Córdoba y en la provincia de Toledo. Jonathan, alias 'el Piojo', a 32 años y seis meses de cárcel , mientras que Miguel Ángel, a 28 años y cinco meses . Pero no cumplirán más de 20 cada uno, como establece el Código Penal.

El fallo se hace público casi tres meses después de la celebración del juicio, durante la cuarta semana de noviembre y en medio de un férreo dispositivo policial por la peligrosidad de los dos procesados, que llegaron a fugarse de la cárcel de Valdemoro (Madrid).

En una prolija sentencia de 104 páginas , el tribunal los considera responsables de dos robos con violencia e intimidación y uno con fuerza, además de falsedad documental y de receptación, en algunos casos con las agravantes de multirreincidencia, disfraz y el uso de armas de fuego.

'El Piojo' también es castigado por un atentado a un capitán de la Guardia Civil, al que quiso arrollar con un coche, y de uno leve de lesiones. Por su parte, José Luis y Dionisio, dos compinches que fueron juzgados junto con los hermanos, son considerados responsables de un delito de robo con violencia e intimidación, otro de falsedad documental y de tenencia ilícita de armas. Al primero se le condena a casi nueve años de cárcel y al segundo, a siete.

Sin embargo, los cuatro son absueltos de pertenecer a un grupo criminal, como solicitó la Fiscalía, y a Dionisio se lo exonera también de un delito de atentado y de otro de lesiones.

Moñiz o Muñiz

En el veredicto, fechado el lunes y que se puede recurrir, el tribunal desgrana por bloques los hechos, cometidos entre septiembre y noviembre de 2018, por los que condena a los dos compañeros de fechorías y a los hermanos Moñiz o Muñiz Alcaide, una discordancia en el primer apellido de la que se hace alusión en la sentencia.

Los jueces consideran hechos probados que los hermanos cometieron un atraco en Córdoba y que, cuando regresaban a sus guaridas, en la provincia de Toledo, fueron detenidos durante un enfrentamiento con la Guardia Civil en el que hubo disparos de bala .

Además de ese atraco, en el que se llevaron joyas valoradas en unos 500.000 euros y que fueron recuperadas, también son condenados por sustraer vehículos en la capital de España y en las localidades madrileñas de Parla y Getafe. A esos automóviles les colocaron, en la mayoría de las ocasiones, placas robadas.

Igualmente, según el tribunal, se desplazaron desde Seseña (Toledo), donde residía Jonathan, hasta Yunquera de Henares (Guadalajara) para dar un golpe en una empresa. Provistos de armas de fuego, redujeron a un vigilante de seguridad, al que engrilletaron y encañonaron en reiteradas ocasiones . Luego se apoderaron de múltiples dispositivos móviles, tabletas, televisiones o joyas, mientras que el vigilante padeció trastornos sicológicos y abandonó la profesión después de diez años.

No fue el único. Uno de los trabajadores atracados en el robo de Córdoba, que deberá ser indemnizado por los condenados, resultó también con trastornos sicológicos. Tuvo que ser asistido médica y farmacológicamente, «quedando con miedo de salir a la calle, inquieto y sobresaltado por si sufre alguna agresión o asalto», como se puede leer en la sentencia.

Porque en los golpes de los hermanos Moñiz o Muñiz Alcaide siempre había varios denominadores comunes, ya que empleaban violencia, iban armados y provistos de herramientas para garantizarse un cuantioso botín : extractores de bombines, dispositivos electrónicos para anular las medidas de seguridad de los vehículos, 'chips' electrónicos para arrancar automóviles sin llaves, inhibidores de frecuencia portátiles o una centralita de clonación de llaves. Hasta que la Guardia Civil los arrestó el 22 de noviembre de 2018 en Ontígola, donde vivía Miguel Ángel, con las joyas que acababan de robar a dos comerciales en Córdoba.

Las defensas recurrirán seguramente el veredicto, si nos atenemos al informe final de Emilio Rodríguez Marqueta, el letrado de Jonathan, Miguel Ángel y José Luis. En la última jornada del juicio, afirmó que existía una «vulneración de derechos fundamentales» y una «falta de garantías procesales», porque hubo «ocultación de parte de los datos» en la investigación de la Guardia Civil. Lo dijo después de que el fiscal de este caso, Juan Luis Ortega, abrochara su exposición de dos horas y siete minutos con una onomatopeya para ilustrar su acusación al 'Piojo', su hermano y dos cómplices: «Si hace cua, cua, es pato» .

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