ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Pilar entre relojes
La escritora toledana presenta su cuarto poemario, 'Aún todo es temprano'
La aparición de un nuevo libro es siempre una alegría en medio del bullicio, el estrés, la pandemia y los problemas del día a día, porque significa que el ser humano aún es capaz de crear, de transformar un sentimiento, un pensamiento, una idea.., en escritura. Y más en este caso, en la expresión más sublime, la poesía. Dicen que la poesía es aquello que no sirve para nada, pero sin lo que es imposible vivir.
Porque es áspera y fea
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
¿Para qué sirve este poema, 'La higuera', de Juana de Ibarbourou? ¿qué nos importa lo que la autora sienta al contemplar este árbol maldito, y qué nos importa el árbol mismo? Quizá nada, podrán pensar, pero si nos adentramos en el cuerpo del poema y seguimos leyendo, detenidamente, abstrayéndonos del mundo que nos rodea, pulsando el ritmo, la música oculta de los versos, conectaremos con el maravilloso mundo de la poesía , del mundo interior, del sentimiento a flor de piel, el que sin duda tuvo la autora uruguaya, víctima de violencia doméstica pese a ser admirada por los más importantes poetas del mundo, al escribir un poema que finaliza así:
...
Si ella escucha
si comprende el idioma en que hablo
qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol
y tal vez, a la noche,
cuando el viento acaricie su copa
embriagada de gozo le cuente
hoy a mí me dijeron hermosa.
Acaba de publicarse 'Aún todo es temprano' , de Pilar Bravo, editado por Almud Ediciones, en su colección Literaria 2 , una maravillosa editorial que dirige el periodista y escritor Alfonso González-Calero, colaborador desde hace muchos años de nuestro periódico, el diario ABC, y que siempre se ha preocupado y ocupado por la cultura, con mayúsculas, en cualquiera de sus manifestaciones, y siempre generoso, teniendo como horizonte Castilla-La Mancha. Alfonso no dudó al leer los poemas de Pilar Bravo en darles vida , en dotarles de pastas y páginas para que saliera al mundo editorial.
Por mi parte, conocí a Pilar Bravo en 2019, cuando visité su casa del río para entrevistar a su marido , el famoso escritor argentino, Mario Paoletti , con ocasión de la publicación de su antología poética ‘Amar es la cuarta parte del problema’. Pilar y yo intercambiamos unas breves palabras relacionadas con nuestra infancia, la cercanía de nuestras casas de entonces, las de nuestros padres, en la Avenida de Barber, nuestras familias y su conocimiento de alguno de mis hermanos.
Al lado de aquel hombre inmenso, barbudo, dotado de una fuerte personalidad e ironía, Pilar podía parecer pequeña , pupila supeditada y cobijada bajo la enorme ala del escritor.
Craso error de quien pudiera pensar eso. Y así es porque dentro de esa casa del río verde, de nuestro Tajo, cuyo cauce Pilar mira al levantarse todos los días, el amo era el amor . Es el amor, y nadie es más que nadie cuando el amor une, mezcla y contamina las dos vidas.
Con esa bella impresión me despedí de la pareja y no volví a saber nada más de ellos hasta que el pasado mes de noviembre Mario murió de un cáncer y tuve que escribir para ABC la triste noticia de su muerte , ya en plena pandemia. Aquella historia de amor seguía dentro de mí y una tarde, después de las nieves y el terrible frío de Filomena, algo me impulsó a llevar unas flores a Pilar . Lo que iba a ser solo una breve visita de cortesía por la pérdida de Mario se convirtió en horas y horas hablando las dos de la vida..., hasta ahora, en que ha nacido la amistad.
‘Aún todo es temprano’ es el cuarto poemario de Pilar Bravo. Comenzó a escribirlo en 2015, durante el primer proceso canceroso que sufrió Paoletti y del que pudo recuperarse. El libro incluye también poemas que escribió después de la muerte de su marido.
El tiempo es el protagonista del poemario , como plasma de forma magistral en la portada Martín Beraldi . Pilar entre relojes que marcan el tiempo, Pilar con los ojos como relojes, Pilar pintando un reloj con rostro triste. Porque...
Tenía que suceder mañana.
Sin embargo
ha sucedido hoy.
El tiempo
ha llegado antes de tiempo.
El ruido ha venido antes que la música.
El verso se ha anticipado a toda flor.
Esto dice otra gran poeta toledana, María Luisa Mora , en el poema de apertura del libro.
Porque en los poemas de Pilar Bravo, además de la enfermedad, el tiempo vive en su casa como personaje impuesto , no invitado, y es ese querer parar el tiempo, hacerlo todo presente, seguir viviendo en un presente continuo del que el tiempo se burla.
EL LARGO PASAR DEL DÍA
Quiero que sea así, no de otro modo;
el largo pasar del día
que estruja los minutos, haciéndolos solo
presente.
Que sea un imposible hacer las cosas con más calma, sabiendo
de la condena de todos por el tiempo que se acaba.
No quiero más turbulencias en la noche.
Me desprendí de golpe de las cosas que molestaban,
que como gota malaya me iban horadando el cráneo,
horadando el cráneo.
Quiero mantenerme ahí, en la cordura, en lo sensato,
en este oasis que hemos creado.
Y el desasosiego, y las horas que pasan, la soledad acompañada, la imagen del tiempo futuro que reflejan los espejos:
A media noche
veo la anciana que seré,
como un spoiler
de mi última temporada
que me regalará el espejo del baño.
Está bien, no me quejo,
cuando al fin envejezca
me reconoceré en todos los reflejos
de las vidrieras.
como si hubiera ensayado,
durante años, en mitad de la noche.
Pese a la soledad, Pilar amaba y escribía... en aquellos años en que Mario la necesitaba y ella tenía todo el tiempo del mundo para dárselo, y él todo el tiempo que le quedaba para dárselo a ella.
Ya no existe aquel adorable oso
que me abrazaba dulcemente.
A cambio, los Reyes me dejaron
un quijote, un poco melancólico
que sigue sin soportar la hipocresía.
Ahora que no estás
miro la luz debajo de la puerta
y me gusta imaginar que te dispones a dormir.
Qué lejos entonces quedaba aquel tiempo en que conoció a Mario y todos la alertaban de que lo olvidara, una pareja nada convencional, él mucho mayor que ella, el qué dirán, Toledo que asfixia, Toledo madrastra, como diría Hilario Barrero.
Me dijeron, olvídalo
para él serás solo un trofeo.
Pero ya todo se había convertido en ti:
el río llevaba tu rostro
y los sauces junto al viento
repetían tu nombre sin cesar.
Pensé en ti de mil maneras feas para huir,
hasta te imaginé araña.
Pero así y todo fue imposible,
porque el mundo entero ya eras tú.
Lean, entre los poemas escritos después de la muerte de su esposo, el que lleva por título ’Felicidades de antes del covid', donde cuenta «el largo abrazo a mamá para oler su cuello, ese aroma que solo tiene ella», o «bajar hasta la Vega para comer los churros del kiosco Catalino».
Pilar Bravo define su creación como poesía del sentimiento . Mario, su marido, le decía que ella vivía como una poeta, que miraba la realidad como una poeta, y así la capta desde que se levanta hasta que se acuesta . Su poesía es la de lo cotidiano, la del día a día, es lo que observa; a su gata Pipa, por ejemplo.
El tiempo se para justo en mitad
de esta siesta de agosto;
Pipa duerme boca arriba con la mano
tapándose la cara,
exactamente como tú.
Vuestros pechos suben y bajan al mismo
compás, marcando la respiración del mundo.
Dice Pilar Bravo que conoció a Mario Paoletti cuando él tenía la edad que ella tiene ahora, y que llevaba ya muchas muertes encima. Pese a ello, el escritor le enseñó la importancia de la alegría y del acto de entregarla a los demás . La alegría que le dan la literatura, los nuevos amigos y el ser ella misma.
En el poema final, dedicado a Mario, Pilar termina diciendo: «porque todo ya es tarde en ti, /mientras para mí aún todo es temprano».
Toda una vida por delante para Pilar, ya sin relojes. Y a mí me recuerdan a estos versos de Jaime Gil de Biedma:
Me asomaré callado a ver el día,
contento de estar solo
con la vida bastante.
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