En la muerte de José Antonio Sánchez-Valdemoro, el «cura de la cárcel»

«Tenía amor preferencial por los más pobres, de ahí su preferencia por los presos, los drogadictos, los marginados...»

El sacerdote José Antonio Sánchez-Valdemoro, fallecido este mes de noviembre COPE

POR DANIEL PALOMO

Cuando terminaba el pasado día 2 terminaba, también, la vida del sacerdote Jose Antonio Sánchez-Valdemoro (unos días antes, 17 de octubre, había cumplido noventa años que celebraba con mucho agradecimiento a Dios y a los que con él convivíamos).

Fui amigo íntimo suyo, desde mis primeros años de sacerdote : viajes, charlas, ponencias, discusiones, estudios de sociología… Con él compartí muchos momentos de la vida de la Iglesia y de nuestras vidas personales. Nos conocíamos muy bien. Por eso, no puedo dejar de expresar lo que ha sido para muchos de nosotros. Desde su humildad él me lo prohibiría y querría que se quedase en nuestra intimidad.

Hay vidas que superan todas las palabras. D ecir «Valdemoro» es decir amor a la Iglesia y preocupación por que ésta respondiese a los planes de Cristo . Es también decir deseo que el reino de Dios, dentro de nuestras debilidades y pobrezas, se hiciese presente entre nosotros. Entre todos. Y porque Jesús tenía amor preferencial por los más pobres , de ahí también su preferencia: los presos, con tantos tipos de delito, los drogadictos, los marginados …, los familiares de estos a los que tantas veces visitaba. Su coche se sabía las carreteras de media España y los despachos de jueces y abogados . (Todo ello cuajó, en colaboración con sor Castillo, en el hogar ZOE . Pero allí no cabían todos y su trabajo se prolongaba en mil visitas a los hogares y familias).

Decir «Valdemoro» es decir también AMOR . Lo que le movía era la fuerza del amor de Cristo. El animaba un movimiento sacerdotal del padre Charles Foucault «Iesus-caritas» desde el que contagiaba entusiasmo … y originalidad. Este Amor es fuente de originalidad.

Decir «Valdemoro» es decir Amor a la Libertad auténtica «Pastoral de Frontera» –rompedora de moldes-, y «misión» y humanidad y defensa de la dignidad humana y de la justicia … En su «estilo» de pastoral encontró muchas admiraciones, pero también incomprensiones. Y nunca les dio importancia. Lo que él quería era una Iglesia misionera –«Iglesia en salida- hospital de campaña-», como tanto desea el Papa Francisco-.

¡Cuántas etapas de su larga vida impulsadas por ese «Iesus-caritas»: Seminario, colegio de Tavera, Cáritas, Desarrollo comunitario , colonias infantiles, pastoral penitenciaria, apostolado seglar, comunidad neocatecumenal, asociación católica de propagandistas! En esta gastó sus últimos años. ( La tarde en que le comunicaban su situación de «positivo» en el Covid se resistía a dejar una reunión programada para proyectar tareas ).

Y decir «Valdemoro» es decir hombre erudito desde su especialidad del Derecho, pasando por las últimas corrientes filosóficas y teológicas, hasta la Diología y ciencias naturales. Hombre inteligente y espiritual. De profunda oración. Espiritualidad fuerte para estos «tiempos recios», como decía la Santa de Ávila.

Decía, al empezar, que hay vidas que exceden toda palabra. Así fue la de Jose Antonio.

Valdemoro era muy poeta . Quiero terminar este recuerdo, aunque no con su originalidad, con las palabras de uno que le era muy querido, Miguel Hernández :

«a las aladas almas de las rosas

del almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero».

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