En la muerte del coronel Rafael Girona

Compaginó su carrera militar con su actividad en pro del desarrollo social y cultural de Toledo

El coronel Girona jura bandera en sus Bodas de Oro

M.J.M.

Nacido en Valencia el 13 de junio de 1927, su vocación tras cursar sus estudios le llevó a la carrera militar en la Academia General Militar de Zaragoza entre 1948 y 1952, siendo promovido al empleo de teniente de Infantería al finalizar su formación. S u primer destino como oficial fue en la Legión , formando parte como teniente en el Tercio «Juan de Austria» con destinos en Larache (Marruecos), primero, y El Aaiún (Sahara Occidental) después, entre los años 1952 y 1958.

En el invierno de 1962 llega como capitán a Toledo , incorporándose a la Academia de Infantería como profesor de los futuros oficiales de Infantería, actividad que mantuvo en el tiempo como comandante y teniente coronel hasta su ascenso en 1984 al grado de coronel. Esta actividad profesional la compaginó, durante treinta y dos años, como profesor en el Seminario de Toledo , en la Fábrica de Armas, San Servando y en Colegio Infantes, lo que hizo posible su profundo conocimiento de la ciudad como un toledano de adopción más.

Siempre manifestó el orgullo y satisfacción que sentía por el hecho de poder acompañar a la Custodia de Arfe en las numerosas celebraciones del Corpus Christi en las que participó , escoltando a la bandera y al frente de su Sección de Cadetes de la Academia de Infantería.

Entre 1984 y 1992, en su último destino como coronel en la Sección Delegada del Museo del Alcázar de Toledo , quiso contribuir al mejor conocimiento de las valiosos fondos, por entonces desconocidos para el gran público, que se atesoraban en el histórico baluarte. Junto con el equipo (para él, como una familia) que formó en dicha Sección Delegada, fijó su empeño en alcanzar un mejor conocimiento didáctico de lo que debe significar el devenir de su Ejército en la historia de España , poniendo en pie una serie de salas que tuvieron gran repercusión dentro y fuera de nuestra fronteras, además de dar a conocer la existencia del tesoro que se escondía detrás del Museo-Colección «Romero Ortiz» cedido, de forma singular y más que precisa, al Alcázar de Toledo.

«Al igual que otros muchos que ya partieron antes que él, su figura viene a reivindicar la magnífica simbiosis que siempre ha existido entre quienes dedicaban su actividad profesional como militares de carrera en el ámbito de la Academia de Infantería y, además, colaboraron en el tiempo, durante décadas, en intentar conseguir un mejor desarrollo social y cultural de la ciudad de Toledo en sus diferentes ámbitos», dice de él su hijo Víctor.

El coronel Rafael Girona amó profundamente la ciudad de Toledo, hasta el punto de fijar su residencia en ella desde su retiro en 1992 hasta sus últimos días, junto a su esposa, Margarita Hernández Díaz, y sus hijos Rafael, Margarita, Francisco Javier, Enrique Tristán, Víctor y Paloma. Muy apreciado en la ciudad, los que le conocieron no olvidan su caballerosidad y su amor por España.

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