Marañón, testigo de casi todo
«Memorias de luz y niebla» cuenta la historia en primera persona de Gregorio Marañón Bertrán de Lis, un hombre culto e influyente. «El poder no me interesa por sí mismo» afirma. Pese a las ofertas, siempre ha rechazado entrar en política, pero en su peripecia vital fue objetivo de ETA y una vez estuvo imputado injustamente
![Marañón con 5 años en brazos de Alexander Fleming en el Cigarral de Menores de Toledo](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/12/12/sube-kb0B--1248x698@abc.jpg)
A través de la biografía de Gregorio Marañón Bertrán de Lis, «Memorias de luz y niebla» ( Galaxia Gutenberg ) , escrita por él mismo y que ya alcanza la tercera edicion, el lector se sumerge en las últimas décadas de la historia de España y por sus páginas van pasando los más dispares personajes . La suya es, sin duda, la vida privilegiada de un niño que nació en una familia en la que brillaba como un faro su abuelo, el famoso médico y humanista en cuyo cigarral se dieron cita los más destacados representantes de la política y la intelectualidad españolas . Pocos niños tienen la oportunidad de jugar en su jardín con un premio Nobel. Con 5 años, él lo hizo con Alexander Fleming cuando el descubridor de la penicilina visitó el Cigarral de Menores en Toledo.
Noticias relacionadas
Ha disfrutado de una vida llena de aventuras, riesgos, problemas, negocios, amistades y alegrías, transitando por diversos ámbitos como la banca, el derecho, la empresa, la política, la comunicación y la cultura, lugar este donde más parece disfrutar.
![Portada del libro](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2020/12/12/portada-kBdB-U401670824346nkG-220x320@abc.jpg)
Cuenta que pertenece a la generación que hizo la Transición . Nacido en 1942, su compromiso político arrancó en la Facultad de Derecho militando en la oposición clandestina a la dictadura de Franco. Con 20 años, participó en la campaña de alfabetización de la comarca de la Sagra, en la sierra de Granada, una experiencia que le marcó profundamente al descubrir «la verdadera cara de la injusticia social» . España tenía entonces ocho millones de analfabetos y él impartió clase a gente de todas las edades que nunca había pisado una escuela.
La diversidad de sus orígenes le ha facilitado esa seguridad con la que se desenvuelve en los más dispares círculos sociales. Tuvo un abuelo marqués, asesinado en 1936, y otro médico republicano, que marchó al exilio; una tía santa, la Madre Maravillas, y un Gran Oriente de la Masonería, sin olvidar a aquel bisabuelo paterno hijo de los dueños de una humilde tienda de paños en El Rastro, que llegó a ser director del periódico «El liberal».
En la universidad entabló amistad con José María Maravall, Juan Antonio Ortega, Luis Gámir, José Pedro Pérez Rodrigo (Pérez-Llorca), Rafael Jiménez de Parga, Juan Luis Cebrián o Javier Rupérez. Todos formaron parte del Consejo de Redacción de la revista «Libra» y, años más tarde, cuatro de ellos serían ministros de la Transición , y otro, el director-fundador del periódico «El País».
Su coqueteo universitario con la política se asentó más tarde y transcurrió en paralelo con el desarrollo de su carrera profesional. No obstante, este hombre, que se define liberal, de centro y progresista, y que da más importancia a la bondad que a la inteligencia, nunca aceptó cargo político alguno, pese a haber estado en muchas quinielas como futuro diputado, senador o ministro de Cultura, propuestas que siempre rechazó. «El poder no me ha interesado nunca por sí mismo , sólo cuando permite realizar las ideas en las que creo», confiesa.
Como consejero o asesor forma parte de un gran número de consejos de Administración, además de presidir el Patronato del Teatro Real —una de sus pasiones—, considerado hoy como la primera institución de las artes escénicas y musicales, y la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón.
Turno de oficio
La primera vez que vistió la toga de abogado fue, en el turno de oficio, para defender a un hombre que había cometido un robo , pero renunció a su defensa porque el acusado, sin vivienda, le pidió que propiciara su encarcelamiento y «no supe cómo resolver aquel dilema ético».
Siendo director general del Banco Urquijo, cargo que asumió en 1974, recibió una carta de ETA exigiéndole el impuesto revolucionario. «Los servicios de seguridad del banco blindaron mi casa con un sofisticado sistema de alarmas y cristales antibala». Pasados unos años, la Guardia Civil le informó de que estaba siendo objeto de seguimiento por parte de un comando etarra . «Durante un tiempo me moví con un coche escolta».
En el 2000, decidió colgar la toga y dejar Iberforo , el despacho que había fundado con Óscar Alzaga en 1967.
Un capítulo entero de estas memorias (Prisa: dioses y tumbas) está dedicado a su amistad con Jesús Polanco y su vinculación durante 45 años con Prisa y el periódico «El País».
Aunque de gran repercusión mediática, es poco conocido que Marañón estuvo inmerso en lo que él denomina «uno de los mayores escándalos de la democracia española», el caso Sogecable . «Fuimos citados por el juez (Gómez de Liaño) para comunicarnos que quedábamos imputados con el cargo de habernos apropiado de 24.000 millones de pesetas ». Y explica que «cada vez que éramos llamados a declarar, se nos sometía a lo que desde entonces empezó a denominarse ‘la pena del telediario’ ». Tras toda una serie de peripecias, la causa fue archivada y el juez condenado por prevaricación. El caso Sogecable terminó «con el injustificable indulto del Gobierno al juez prevaricador, evidenciando el carácter político que había tenido este caso desde su inicio».
Marañón ha sido «testigo de casi todo» (expresión que le dedica Mercedes Cabrera en la biografía de Jesús Polanco) en el discurrir de la vida política, económica y social de España. Para él, «la cultura lo es todo, o debería serlo», y siempre se ha sentido atraído por el mundo de las instituciones culturales. En 2014, bajo su impulso y dirección, la ciudad de Toledo se convirtió en la capital europea de la cultura cuando fue escenario de la celebración del IV Centenario de la muerte de El Greco. Solo la muestra «El Griego de Toledo» cerró sus puertas con más de un millón de visitantes y a las puertas del Museo de Santa Cruz se formaron colas durante meses siendo la exposición más visitada de la historia de España.
Polémicas y amigos toledanos
Los 22 millones de euros captados por la organización, la mayoría proveniente de patrocinio privado, hicieron posible la conmemoración. «La única aportación del empresariado toledano fueron 50.000 euros de Soliss. El resto dio la espalda al proyecto» , señala Marañón. Este claro reproche a la patronal toledana permanece en otro episodio: la paralización del proyecto de edificar en la Vega Baja de Toledo.
Pero también habla de amigos, y uno de los mejores que tiene en Toledo es Javier Ruedas , «destacado colaborador de Emiliano García-Page y luego de Mila Tolón», en cuyo proyecto de construcción de un aeropuerto en Casarrubios se implicó hasta aceptar ser el presidente del Consejo de Administración de Air City Madrid Sur.
El relato de la trepidante pero a la vez sosegada vida de Marañón da para mucho más, pero todo está en el libro, que hace poco recomendó en Instagram Alejandro Sanz. Otro artista, el gran Rufus Wainwright , cantó en su casa después de un recital en el Teatro Real.
Tocado por la «audacia de creer», de adolescente ecribió en su diario: «Vive como si Dios existiera..., pero de forma que si no existiese no hubieras perdido la vida» . Desde hace 20 años comparte su vida con Pilar Solís, su tercera esposa, un «periodo de plenitud» desde donde mira al final del viaje. «Dicen que he tenido suerte, y reconozco que ha sido así, pero sólo yo sé el esfuerzo que me ha costado salir a buscarla», afirma haciendo suya una frase de su abuelo en estas memorias que terminan con un «continuará».