Una llamada que salva vidas

El proyecto diocesano «Rompe tu silencio» acompaña a mujeres que sufren o han sufrido violencia de género

En «Rompe tu silencio» han atendido 32 mujeres y 62 menores, vcitimas lde violencia de género Ignacio Gil

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Su madre le prometió un matrimonio feliz con un «hombre mayor que la iba a cuidar» pero la realidad fue bien distinta. La felicidad de Fátima [nombre ficticio] duró solo su primer mes de casada. Recuerda que su pesadilla comenzó un día al volver del colegio. «Tenía 18 años y al llegar a casa, mi madre me me estaba esperando con un chico, que se quería casar conmigo». Fátima, de nacionalidad árabe, se sintió mal porque no podía decir a su madre que no se quería casar y al final, aceptó el ofrecimiento.

Sin embargo, la tranquilidad que le presentó su madre sólo duró los primeros días de casada. El resto de los meses vinieron los problemas porque su marido tenía «un fuerte carácter». «Algo dentro de mí poco a poco me iba matando y no tenía fuerzas para vivir», manifiesta Fátima, que reconoce que el maltrato fue a más cuando sus hijos empezaron a crecer , viendo éstos como su madre sufría continuamente. Para sus hijos todo lo que venía de su padre era continuamente un «no» y, «como no podía pegar a mis hijos, me pegaba a mí», relata.

La historia de Fátima es uno de los 1.667 casos de violencia de género que se registraron el pasado año en Castilla-La Mancha . Unas cifras alarmantes que han supuesto un incremento del 10,7 por ciento, al pasar de las 1.506 registradas en 2017 a las 1.667 en 2018. Este aumento se encuentra casi tres puntos porcentuales por encima de la subida experimentada en el conjunto del país, precisamente en un año en cuyo último trimestre veía la luz en la región la novedosa Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha , que garantiza la protección y ayuda a las mujeres y menores víctimas de la violencia machista.

Esta iniciativa legislativa se une el trabajo que desarrollan otras instituciones y organizaciones para acabar con esta lacra social. En Toledo, Cáritas Diocesana , la organización de la Iglesia, tampoco es ajena a esta problemática y, el pasado mes de septiembre, pusieron en marcha el proyecto «Rompe tu silencio» que acompaña a mujeres que sufren o han sufrido violencia, así como a sus hijos, entendiendo que son víctimas directas del maltrato vivido en casa. Desde su nacimiento, han atendido a 32 mujeres y 62 menores en la provincia.

Este movimiento une varias delegaciones de la diócesis, como son Cáritas Diocesana, la Delegación de Familia y Vida, la Fundación Centro de Orientación Familiar, el Secretariado Diocesano de Pastoral de Migraciones y la Delegación de Apostolado Seglar. Un proyecto que, además, surge fruto de la nueva realidad social que la diócesis y sus delegaciones observan en su día a día.

El programa diocesano ofrece un servicio de atención integral que incluye apoyo social (con actividades de ocio y tiempo libre), psicológico y espiritual . «Cuando una mujer rompe la relación está muy aislada. Tiene sensación de dependencia, baja autoestima y sufre un aislamiento de la red social y familiar. El que ellas salgan y conozcan otros testimonios les ayuda a romper con la situación que están viviendo», explica Cristina Díaz-Rincón, educadora social y responsable del proyecto.

En «Rompe tu silencio» , el anonimato de las víctimas es esencial. Para ello, señalan que, a la hora de prestar auxilio «es preferible no tener un lugar físico concreto para atender los casos. Asimismo, disponen de una vivienda para los casos más urgentes, como una alternativa a las de acogida. «Es un recurso que ofrecemos para las madres con hijos mayores de 18 años que no pueden acceder a las casas de acogida pero tampoco tienen una vida independiente. Es una manera de emanciparse», asegura.

Violencia en los jóvenes

Y, aunque la mayor parte de las mujeres que atienden tienen edades que oscilan entre los 30 y 45 años, Díaz-Rincón alerta de un preocupante incremento entre los más jóvenes. «Es una violencia muy sutil la que se da entre los jóvenes, empezando por el control que se ejerce sobre el móvil de la pareja o la forma de vestir. Las letras de algunas canciones [sobretodo, el reggeton] o, el consumo de pornografía, favorece los casos de violencia sin que la víctima sea consciente», sentencia.

La violencia de género es un problema de salud pública, que se debe abordar desde la educación temprana . Por ello, desde «Rompe tu silencio» desarrollan un plan de prevención de la violencia para adolescentes a través del desarrollo de talleres socioeducativos, así como actuaciones de visualización, sensibilización y denuncia a través de los medios de comunicación y, formación para los agentes.

Un trabajo que también llevan a cabo con los hijos de las víctimas para que «no normalicen la situación» y «puedan expresar sus sentimientos». «Si un niño o un adolescente sufre violencia en pleno desarrollo es muy difícil de gestionar por el peligro que tiene de normalizar la situación y, si lo normaliza, ¿qué tipo de relación va a tener?. Son casos, en los que aumenta la vulnerabilidad porque el patrón de conducta que han visto ha sido violento en la relación de pareja».

Por ello recuerdan que, una llamada a tiempo puede salvar vidas.

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