Santiago Sastre
Herir los puentes
«Si la estructura de las luces navideñas es tan agresiva, tan invasiva, entonces es preferible cambiar de sistema»
Desde luego que a todos nos gusta la iluminación de navideña . Ya está la carpa de patinaje en el paseo de Sisebuto. Ya se ha colocado el andamiaje de cables para instalar las luces que anuncian la llegada de la Navidad. Pero hay algo que sucedió el año pasado y ahora lamentablemente ha vuelto a pasar: el d año físico que se hace en los puentes para colocar las luces.
Si la estructura de las luces que se ponen en los puentes es tan agresiva, tan invasiva, entonces es preferible cambiar de sistema. Los puentes son monumentos y por tanto gozan de una protección especial. Y no es de recibo que se vean afectados de esta manera por una cuestión estética . Esto demuestra dos cosas: la poca supervisión por parte de las autoridades, que permiten que se hagan estas actuaciones, y una gran falta de sensibilidad de quienes realizan este tipo de instalaciones. ¿Harían esto mismo en otros puentes con un relevante valor histórico en otras ciudades? Y si lo hacen, ¿cómo es que se lo permiten?
Pero hay algo añadido esta vez: la reiteración. Después de todas las quejas del año pasado (yo mismo publiqué en ABC un artículo sobre este tema) ha vuelto a pasar lo mismo. Desde luego, no logro entenderlo . Y no se trata de simples agujeritos ni nada de eso, sino rajas considerables realizadas con radial , atacando sin escrúpulos la piedra. Se trata de herir de forma consciente la piedra de los puentes. Por citar el título de un libro de Juan Antonio Villacañas, somos nosotros los que dejamos estas terribles huellas, estas heridas humanas en las piedras.
Este es un mal comienzo para tratar de sembrar el espíritu de la Navidad. Las luces navideñas invitan a la alegría pero en este caso ha sido todo lo contrario y somos muchos los que nos hemos llevado una honda decepción. Si se antepone la luminosidad y lo vistoso a la protección del patrimonio mal vamos.