La Guardia Civil ya presume de plaza en Toledo
Desde este lunes, un monumento con un gran tricornio da la bienvenida en una glorieta situada en una de las entradas a la ciudad
Un obelisco dedicado a la Guardia Civil ideado por un guardia civil y emplazado en una glorieta junto al cuartel del benemérito cuerpo en la ciudad de Toledo. No se puede pedir más. Un teniente coronel jubilado, Adriano Palacios Crespo, es el autor del diseño del monumento funerario que, desde ayer, da la bienvenida en una de las entradas a la capital de Castilla-La Mancha. Es un conjunto con un gran tricornio de bronce sobre una peana, que está adornado con el escudo de Toledo a un lado y unos molinos de viento, al otro. Encima del sombrero de tres picos, el lema de la Guardia Civil:«El honor es mi divisa».
Probablemente, uno de los mayores gozos del teniente coronel Palacios habrá sido ser el creador del monumento, situado sobre una glorieta con una fuente de agua en la entrada a la ciudad por la carretera de Ávila. Y no es para menos, después de escuchar este lunes las palabras del general Manuel Llamas , jefe de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha: «La Providencia ha puesto en nuestro camino a quien, como nadie, sabría recoger el sentido íntimo de la obra». Hablaba del teniente coronel Palacios, «un artista en toda la dimensión de la palabra. Pintor y escultor de capacidades infinitas pero, sobre todo, un guardia civil ejemplar». «Nadie mejor que él podría darle vida al bronce y a la piedra para que la obra recogiera el espíritu benemérito», alabó el general.
Llamas, la alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, y el presidente de la Diputación de Toledo, Álvaro Gutiérrez, retiraron la bandera de España que cubría el conjunto para inaugurarlo después del mediodía. A esa hora el sol castigaba fuerte en una jornada en la que se celebró al alimón el 175 aniversario de la Guardia Civil. Un acto que congregó a numerosos políticos locales, provinciales y regionales en un día muy caluroso, por lo que algunos periodistas deslizaron la idea de que el entrañable encuentro parecía un «preCorpus» [sólo faltan 38 días para la celebración de la gran festividad de Toledo].
Pero, ¿por qué la alcaldesa y el presidente de la Diputación inauguraron el conjunto de piedra y bronce, bendecido por dos sacerdotes? El general lo explicó en su alocución de 12 minutos. El Ayuntamiento de Toledo, que iluminó algunos de sus edificios con los colores de la Guardia Civil el pasado fin de semana, dio el nombre a la glorieta en enero, mientras que la institución provincial «ha propiciado que en esta plaza se erija un monumento».
Luego, el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca , y el presidente de la Junta de Comunidades, Emiliano García-Page, depositaron una corona de laurel a los pies del monumento, acompañados también por el general Llamas, durante el acto en recuerdo a los guardias civiles fallecidos en acto de servicio.
Como es de bien nacido ser agradecido, el general no se olvidó en su discurso de dar las gracias a la Delegación del Gobierno en la región y a la Junta de Comunidades por haber sido, junto con el Ayuntamiento y la Diputación, tan «receptivos y sensibles» con esta celebración y el 175 aniversario. Como también reconoció públicamente la «inestimable participación del Ejército de Tierra y la ayuda logística de la Academia de Infantería», cuya banda de música actuó en el acto.
A lo largo de la ceremonia fueron impuestas una docena de condecoraciones a guardias civiles: al teniente Martínez-Reche, al capitán Nadales, al sargento Arenas, al cabo primero Comendador y a los guardias civiles Morales (mujer), Ballesteros, Lanzarote, Ruiz e Imedio. Y, a pesar de la solemnidad, algún familiar o conocido de los distinguidos rompió el silencio con un «¡guapo!».
«Renovar votos»
Al siglo y tres cuartos de servicio a los españoles se refirió el general, aunque ahorró a los presentes, con acierto, escucharle hablar sobre la obra del Duque de Ahumada, fundador y primer director general de la Guardia Civil: «Se lo hemos venido contando a través de artículos, conferencias y exposiciones durante semanas, por lo que no les cansaré más con el asunto», se justificó Llamas, quien aplaudió también el trabajo de los medios de comunicación sociales, «el mejor altavoz», para difundir la historia del benemérito cuerpo.
Sí aprovechó el acto, en cambio, para «para renovar votos y para asegurar a la gente de Castilla-La Mancha que nos afanaremos en que nos siga sintiendo a su lado», afirmó el general, quien también aludió al futuro y «necesario» acuartelamiento en Toledo, un «viejo anhelo tantas veces acariciado, pero hasta ahora de imposible resolución por su complejidad». «De prosperar, tendrá un profundo calado en la operatividad y capacidades de la institución en la provincia y en la región», vaticinó Llamas. «Con el nuevo acuartelamiento, el cuerpo dará un salto cualitativo enorme en potenciar su servicio y en su calidad». No obstante, «aún queda mucho camino, pero nunca se ha visto más cerca ver hecho realidad un viejo sueño», alentó.
Por su parte, Emilio García-Page principió su intervención con un juego de palabras haciendo alusión al lema de la Guardia Civil, «el honor es mi divisa». «El honor es nuestro», dijo el presidente regional, quien aseguró que el instituto armado ha cumplido el objetivo para el que fue creado. «Es, probablemente, lo más hermoso que se puede decir», añadió García-Page, quien también se acordó de las familias de los guardias. «La Guardia Civil está a la altura de España» y «es indispensable» en el país, además de concluir que la sociedad está muy orgullosa del benemérito cuerpo.
La Guardia Civil, pues, ya puede presumir de una plaza en Toledo. Y el general espera que un deseo se convierta en realidad: «Con este acto se pretende arrancar una tradición, ya que propiciará sacar a la calle nuestras celebraciones y que, con ello, dejen de ser algo de puertas adentro del acuartelamiento. Aspiramos a que nuestra festividad [la Virgen del Pilar] sea la de todos nuestros paisanos».