Fedeto acusa al Gobierno de fracaso en su plan de ayudas a los sectores económicos

Entienden los empresarios que los beneficiarios deberían ser los que han sufrido caida de facturación

Cuáles son las 25 actividades que negocia incluir el Gobierno en los 7.000 millones de ayudas directas

Sede en la capital de la Federación Empresarial Toledana

A. M.

La Federación Empresarial Toledana (Fedeto) ha calificado de fracaso el sistema de ayudas articulado por el Gobierno de España para las empresas de todos los sectores económicos. Así, en lugar de señalar qué sectores son los que deben recibir esas ayudas y hacer esa selección en función del listado que ofrece la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE), el criterio a apliar debería haber sido, según Fedeto, el de establecer una cláusula que determinara como beneficiario de esas ayudas a todas aquellas pymes y autónomos que, afectados por las restricciones sanitarias, hayan sufrido un determinado porcentaje de caída de facturación.

En un extenso documento difundido, Fedeto recuerda que desde el mes de abril de 2020 ha demandado, para los sectores afectados por las medidas tomadas a causa del Covid-19, ayudas directas para las empresas con un doble objetivo: mantener los negocios de pymes y autónomos y los empleos dependientes de ellos.

Sin embargo, el Gobierno decidió no diseñar un paquete de ayudas directas, sino que bajo la idea de que las empresas estaban hibernadas y que España se encontraba ante una nueva normalidad procedió a tomar varias medidas que para Fedeto han resultado equivocadas.

Una fue establecer un sistema de subsidios sociales justos, «pero que ahora, después de un año, pueden resultar ineficaces si no pueden seguir sufragándose».

En segundo lugar, «establecer un sistema de créditos ICO para financiar a las empresas, algo que estas no demandaban, pues no necesitaban financiación, sino ayudas directas para soportar la paralización de su actividad».

Tercero, «crear un sistema de ERTE de fuerza mayor, diseñado de modo perverso, pues manteniendo las exigencias que impuso a las empresas, entre otras el mantenimiento del nivel de empleo, cada prórroga trimestral del sistema rebajaba las exenciones de Seguridad Social ».

Y en cuarto lugar, «establecer una prestación por cese de actividad para autónomos, cuyas cuantías han sido menores en cada prórroga y que, en ningún caso, han alcanzado la cuantía del Salario Mínimo Interprofesional».

Añade Fedeto que «lo cierto es que las empresas no han estado hibernadas. Si lo hubieran estado, ante su caída de ingresos proporcionalmente habrían tenido que tener una reducción de gastos, impuestos y cotizaciones. Muchos sectores sin ingreso alguno han seguido haciendo frente al pago de todos esos conceptos . Tampoco hay nueva normalidad, lo que hay es una nueva anormalidad, lo que se ha producido es una nueva crisis que se ha acabado convirtiendo en una Depresión Económica sin precedentes».

También recuerda que « otros países de Europa, desde el principio de la pandemia, bajaron los impuestos a las empresas , establecieron ERTES adecuados a las circunstancias de sus pymes y diseñaron paquetes de ayudas directas para los sectores más afectados, de modo que pudieran subsistir ante su caída de ingresos».

Dos errores graves

Para los empresarios toledanos después de un año de pandemia «el gobierno se da cuenta de que debe hacer algo más y decide diseñar un paquete de ayudas directas, pero al hacerlo ha cometido dos errores muy importantes que dejan sin ayudas a muchos sectores empresariales»

El primero de ellos consistiría en que «para evitar dar un anuncio negativo, es decir, señalar qué sectores deben quedar excluidos de las ayudas, decide identificar qué sectores son los legítimos beneficiarios de las mismas ».

Y añade:«Si hubiera determinado qué sectores debían quedar excluidos de las ayudas, habría aplicado un criterio objetivo sencillo y rápido, pues son muy claros los casos de actividades económicas que no han padecido la crisis con la misma intensidad que la gran mayoría de actividades económicas que se vieron obligadas a parar de forma directa, por orden gubernamental, o de forma indirecta, por las restricciones de movilidad, aforo, horario de apertura, etc...».

Por eso entienden que «el Gobierno demuestra que desconoce cuáles son los eslabones que conforman las cadenas de valor de las distintas actividades económicas del tejido empresarial español ».

Como consecuencia, muchos sectores empresariales que no han sido objeto directo de restricciones sanitarias, pero que han visto descender su facturación por la caída económica de otros sectores de los que dependen o de las restricciones de movilidad, se buscan en la lista de beneficiarios y comprueban que no están entre los agraciados. Y, por supuesto, reclaman su legítimo derecho a las ayudas».

El segundo error, a juicio de Fedeto, es que «el Gobierno, para determinar qué sectores deben ser beneficiarios de las ayudas, en vez de basarse en un sistema objetivo eficaz, ha decidido basarse en listado de Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) que adolece de muchas carencias y, por tanto, de objetividad ».

El CNAE fue creado en los años 50 del siglo XX por Europa como sistema de clasificación estadística, para ordenar y categorizar las características de la realidad económica y social de Europa. «España lo copió y lo ha venido modificando desde entonces, pero lejos de adaptarlo a la realidad de las actividades económicas existentes en nuestro país, se limitaba a plagiar las que se existían en Europa», señala Fedeto, que en este sentido destaca que « para empezar el 95% del tejido empresarial español son pymes y autónomos, algo que no se asemeja a Europa, ni por aproximación ».

Por otra parte, hay actividades económicas en España para las que no existe un código CNAE concreto. Cuando esto sucede, el sistema asigna automáticamente a esa actividad un código por afinidad, es decir, por parentesco o por asimilación. YFedeto pone como ejemplo que «la venta de productos turísticos tiene asignado el CNAE de ferretería, que nada tiene que ver con los damasquinos, la cerámica, la espadería, etc.».

Buscar un criterio fiable

En base a todo lo anterior, desde Fedeto se considera que «el único criterio objetivo fiable que debía de haber aplicado el Gobierno para determinar qué sectores deben ser beneficiarios de las ayudas debía de haber sido el de establecer una cláusula, sin citar a ningún sector, que determinara como beneficiarios a todas aquellas pymes y autónomos que hayan sufrido un determinado porcentaje de caída de facturación . Eso daría como resultado que ningún sector afectado, con legítimo derecho a percibir las ayudas, habría quedado excluido». En este caso bastaría con comprobar que lo declarado por la empresa, para ser legítima beneficiaria de las ayudas, se corresponde con el hecho causante de las mismas.

Fedeto recuerda que «existe un precedente de este modo de obrar: cuando se diseñó el sistema de ERTE por fuerza mayor, se hizo basándose en que sólo tendrían acceso a este sistema de suspensión de los contratos de trabajo las empresas de determinadas actividades, que se correspondían con unos determinados CNAE. Pues, bien, a determinados sectores no incluidos en esas actividades se les permitió acreditar su legítimo derecho a utilizar los ERTE mediante un procedimiento indirecto basado en acreditar que se trataba de empresas pertenecientes a la cadena de valor de una determinada actividad económica afectada», como es el caso de los fabricantes de productos turísticos.

Asimismo, la patronal toledana hace una relación de los sectores excluidos de las ayudas formada por: academias y Formación no reglada, agencias de Publicidad, agentes comerciales, autoescuelas, centros de Estética, comercio al por mayor de productos de perfumería y cosmética, comercio al por mayor no especializado, comercio de Decoración, comercio de repuesto del automóvil, Artesanía y souvenirs, fabricantes de productor turísticos, estaciones de servicio, floristerías, industria textil, instalaciones y organismos deportivos, deportistas y profesores de deporte independientes, impieza de edificios, peluquerías, talleres mecánicos y transporte de mercancías.

Suprimir el CNAE

Por otra parte, Fedeto considera que el sistema de Clasificación Nacional de Actividades Económicas, debe adaptarse a la realidad del tejido empresarial español , pero si esto no se lleva a efecto, sólo cabe hacer dos cosas. La primera, suprimir el CNAE, algo que posiblemente Europa no permitiría.

Y por otro lado, utilizar el CNAE sólo para aquello para lo que fue creado, es decir, para realizar una función estadística, si bien se sustenta en un sistema que no se basa en la realidad objetiva de la empresa española. Al menos de este modo el CNAE no generaría los problemas tan importantes que está provocando para las empresas.

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