Exposición en el Archivo de la Nobleza: mujeres, aunque sobradamente preparadas
La muestra resalta la importancia histórica de decenas de féminas gracias a su educación
La historia, ya se sabe, la escriben los ganadores y la padecen los perdedores. Desde que el mundo es mundo, las mujeres son quienes más han perdido. Por eso, Arancha Lafuente está convencida de que «la historia que se ha escrito hay que volverla a escribir» .
Lafuente es la directora del Archivo Histórico de la Nobleza , sito en Toledo, donde este jueves se inauguró la exposición Mujer, nobleza y poder, con la presencia de Soledad Murillo, secretaria de Estado de Igualdad. La muestra, gratuita y abierta hasta el 15 de junio, contiene 48 documentos con los que se pretende resaltar el papel que jugaron decenas de «mujeres interesantísimas olvidadas por la historia.
No solo eso. Además, es que «tienen una leyenda negra tremenda». «Y ni eran tan malas, ni tan perversas», asegura Lafuente sobre esas anónimas damas de la aristocracia. La clave es que fueron personas que «tuvieron capacidad económica, independencia, poderes legales y, sobre todo, acceso a la educación». Por ejemplo, hay un documento de la marquesa de Tolosa, de finales del siglo XVIII, que es una especie de autorización de la Inquisición para leer libros prohibidos, entre ellos a Maquiavelo.
El manuscrito más antiguo de la exposición data de 1307, mientras que el más reciente es de 1925 cuando la Cruz Roja otorgó una medalla conmemorativa a la duquesa de San Carlos por su contribución a crear el primer hospital en Barcelona con motivo de la guerra de África.
A priori, el poder de las mujeres siempre fue limitado. Básicamente, porque pasaban de la tutela del padre a la del marido. Aún así, hay que tener en cuenta un factor:la alta mortandad que hubo hasta hace nada. Eso provocaba que se quedaran viudas con frecuencia y entonces «tenían que estar sobradamente preparadas para mantener el estatus de la familia» hasta que los hijos se hacían mayores y tomaban las riendas.
«No es lo mismo una señora de vasallos en el siglo XV que una mujer que era señora jurisdiccional en el XVIII», explica Lafuente, pero, en definitiva, «sus formas de enfrentarse a los problemas eran a través de su formación y de los resquicios que les dejaba la legislación».
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