Duelo interpretativo

«Idiota», obra de Jordi Casanovas , escenificada en el Teatro de Rojas de Toledo durante los días 3 y 4 del presente mes, a sala llena, viene a proponer un juego perverso que traslada al espectador de la comedia al thriller psicológico más inquietante. En el fondo supone una reflexión sobre el poder, la humillación al ciudadano y sobre la responsabilidad que tenemos a la hora de decir cosas que pueden pasar más tarde dolorosas facturas.

Pero, sobre todo, «Idiota» es una prueba importante para calibrar la calidad interpretativa de los actores bajo las candilejas, y ahí sale a relucir el quehacer de Gonzalo de Castro y la formación como psicóloga de Elisabet Gelabert , en dos papeles complejos donde cada uno de los personajes ha de ofrecer al espectador lo mejor de sí mismo para sobresalir en el duelo exigente y enrevesado. Y ambos lo logran con sobresaliente, dado que la complicidad que existe entre ellos está saturada de parabienes para sumar y no restar a un complejo libreto que precisa de una entrega absoluta para sobresalir en el intento.

De Gonzalo de Castro poco podemos decir dada su más ya que demostrada profesionalidad que viene avalada por comentarios exitosos tanto en la pantalla como en el teatro, y Elisabet Gelabert nos sorprende gratamente en un papel de dureza inusitada para demoler las pequeñas y molestas inquietudes individuales de su compañero de reaperto. Seriedad en ella y preocupantes propuestas de lo que puede entrever el futuro en un ingenuo contendiente que cree saber salir airoso de los jeroglíficos más complejos.

En suma, un acierto de programación de la estación primaveral 2017 del teatro municipal toledano que en nada desmerece al conjunto del resto de los espectáculos, si no que enaltece la visión de quienes hacen posible este ciclo del teatro contempóraneo para que quede en el recuerdo agradable de los espectadores.

Una obra, «Idiota», para la reflexión, adecuadamente dirigida por Israel Elejalde y con la soberbia interpretación de actor y actriz que se mueven sobre las tablas con la idoneidad adecuada que exigen unos personajes que no admiten el menor fallo en la ejecutoria de su devenir en una escena cargada de preguntas y engimas. Toda una más que grata sorpresa.