Cuando los puentes son el problema

La historia de la variante de Toledo ha alternado capítulos de brillante solución a problemas circulatorios con auténticos monumentos a la chapuza

El 2 de enero se derribó el puente que conecta la A-42 y la CM-4001 Luna Revenga

A.M.

Una especie de mal fario parece perseguir a las infraestructuras de comunicación de Toledo, y de forma más concreta a los puentes y pasos elevados construidos en su reciente historia. Sin acudir a un ejemplo más lejano, como fue el derrumbe el 22 de enero de 1973 del imponente puente sobre el arroyo de la Degollada en plena ronda del Valle cuando aún no había cumplido 40 años en pie, en los últimos veinte años, tiempo en el que se ha ido completando la gran variante de la ciudad, el mal cálculo, la imprevisión o -insistimos- la mala suerte han provocado a la demolición y vuelta a construir de tres grandes puentes, así como estos días también el refuerzo de otros tres.

La historia de levantar puentes en la circunvalación de Toledo para después derribarlos comenzó allá por 1995, en la época de José Borrell como ministro de Obras Públicas. Fue en el mes de septiembre de ese año, a punto de inaugurarse la segunda fase de la gran circunvalación de Toledo, la que unía la carretera de Toledo con al de Ávila, cuando los técnicos se vieron obligados a demoler uno de los pasos elevados construidos en la primera fase. Era uno de los situados a la entrada de la ciudad y que había sido inaugurado solo un año y medio antes.

Incomprensiblemente, los responsables del proyecto no habían contemplado en ese nudo varios giros y accesos necesarios y convenientes una vez que se abriera al tráfico el nuevo tramo de la variante. La solución, en buena medida por las quejas del Ayuntamiento, no fue otra que derribar un puente que había costado más de cien millones de pesetas. Además, la propia demolición y las importantes modificaciones que tuvieron que realizarse supusieron un coste añadido de otros 700 millones de pesetas.

Quince años después la historia volvía a repetirse. De forma inesperada, el Ministerio de Fomento decidió en mayo de 2015 demoler uno de los puentes de la A-42 sobre la N-400 (entre Santa Bárbara y el Polígono) ante el serio deterioro de la estructura, que amenazaba con el peligro de derrumbe. Al parecer, el agua se había ido filtrando a lo largo de los años hasta deteriorar el armazón interior de metal, lo que provocó visibles grietas en el firme. Ante el peligro evidente se optó por el derribo, que se llevó a cabo durante un fin de semana, empezando en la noche del sábado del 22 de mayo de 2010. Lógicamente, las obras en una zona con un intenso tráfico hacia el Polígono obligó durante el tiempo que duraron las obras a efectuar diversos desvíos.

Otra demolición

El último caso de puente construido y después demolido se produjo en las pasadas fiestas navideñas. Tras meses cortado al tráfico ante el evidente peligro de derrumbe, en los primeros días de este año el Ministerio de Fomento decidió derribar el puente que une la A-42 con la CM-4001. Se aprovechó un fin de semana de vacaciones para echar abajo la estructura y abrir el paso que da acceso al barrio de Azucaica, situación que se mantiene hasta ahora.

Según fuentes del Ministerio, el proyecto de modificado ya está aprobado desde el mes de noviembre con las modificaciones y observaciones ya introducidas, y se espera su inmediata contratación para que antes de dos meses la empresa que tiene la concesión de la Autopista AP-41 Madrid-Toledo pueda empezar a construir la plataforma derribada. También está previsto que la construcción del encofrado se pueda realizar sin causar apenas problemas al tráfico de vehículos.

El último episodio

Cuando parecía que este capítulo de los puentes de la variante podía dejar de ser noticia, la sorpresa llegó de nuevo hace dos semanas a través de un nuevo comunicado del Ministerio de Fomento, en el que se anunciaba la realización de reparaciones en tres estructuras situadas en el enlace de la A-42 sobre la N-400 (entre Santa Bárbara y el Polígono), trabajos en los que aproximadamente se emplearán tres meses. Con estas obras se va a sustituir el sistema de anclaje de los tableros de los puentes a los estribos de hormigón, al mismo tiempo que se van a cambiar los apoyos de neopreno y las juntas en la calzada.

En dos meses empezarán las obras del puente demolido en enero que une la A-42 y la CM-4001

Como es normal, la ejecución de estas obras supondrán la realización de estrechamientos y cortes de carril, así como cortes totales de calzada en momentos y días determinados con desvíos provisionales del tráfico. El máximo tiempo previsto para los cortes de carril será de cuatro días y los cortes totales de calzada «se prevén siempre en horario nocturno» y con una duración máxima de dos noches consecutivas, según informó el ministerio en su día.

De acuerdo con los planes establecidos, en el caso de que se corte el ramal del enlace que sirve de acceso al Polígono desde la A-42, los vehículos podrán incorporarse a la N-400 en sentido Santa Bárbara y cambiar de dirección en la primera glorieta para dirigirse al Polígono.

En el caso de que las obras obliguen a cortar el ramal del enlace que sirve de acceso a Toledo (por Santa Bárbara) desde Burguillos o Nambroca (A-42), los vehículos podrán incorporarse a la N-400 sentido Polígono y cambiar de sentido en la primera glorieta para dirigirse a Santa Bárbara.

Según comunicó Fomento, hay un programa de trabajos para que las afecciones al tráfico «sean las mínimas posibles, realizándose estas en los horarios con menor intensidad de tráfico». «Además, los desvíos provisionales de tráfico en cada caso estarán debidamente señalizados para minimizar las afecciones al tráfico», señalaron.

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