Carlos Rodrigo

Desde mi ventana

«En días como estos ves quién da la cara y quien la usa solo para sonreír»

POR CARLOS RODRIGO

Escribo estas líneas desde mi refugio de montaña de Santa Bárbara, con un ojo en el ordenador, una mano en un vaso de vino, así estará saliendo la columna, y el otro ojo en la calle cual vieja del visillo, viendo, como diría Miguel Hernández, la nieve, en breve el hielo, que no cesa, y las impagables escenas que nos depara.

Veo con pasmo y congoja a una pareja de ancianos bajando una escalera helada , y mantengo la respiración hasta que cotejo que logran llegar al último escalón. No puedo evitar aplaudir y jalear en voz baja mientras alguien me retira indisimuladamente el vino, denominación de origen patria por supuesto, que me escolta.

Me admiro observando a los chinos del chino de mi barrio, el hijo de diecisiete años habla castellano mejor que yo, por lo que le odio cordialmente, cómo hacen un muñeco de nieve más alto que Gasol con el que luego me haré triunfante una foto de postureo como si lo hubiera fabricado yo.

Diviso a unos chavales que han esquinado cuidadosamente la litrona, ¿aún se dice así?, y el cigarro para tirarse por una escalera congelada sin más trineo que un plástico , volviendo a ser por un rato los niños que fueron hasta hace cuatro días.

Veo a un padre orgulloso grabando a su hija de siete años con unos esquís, conminándola en voz alta para que le oigamos los pobres ignorantes, que por el envidiable poderío de sus pulmones debemos de ser el resto de la humanidad, a que haga bien la cuña, mientras mira con suficiencia a los esforzados y empapados viandantes que transitan cual pingüinos sin el calzado adecuado. El mundo se para y para desilusión de todos los espectadores la niña baja bien la cuesta y no se cae. Sí, qué pasa, todos llevamos un grinch, aunque no sea todo el rato, bien asentado en nuestro corazón.

Veo un coche que se queda atrancado intentando atravesar lo que hace unas horas era una carretera , y prefiero imaginar que es un incauto que iba a una fiesta ilegal y no un hombre que iba a echar una mano a su madre a la que se le ha cortado la luz. Veo a unos chicos que ayudan a otro coche que ha hecho la tijera, pero no hay manera, mientras en su entrañable candidez sugieren triunfantes al sobrepasado conductor dejar una nota, que en diez minutos será pasto de la nieve, con un teléfono de aviso para los coches a los que ha abortado su ya imposible salida.

Veo a niños con trineos y a trineos sin niños. Veo a hacendosos, pala en mano, quitando una nieve que cuando se ponga el sol será hielo y no habrá manera de retirar.

Veo a demasiada gente que se lamenta porque está comprobando que, los mismos tipos que recomiendan en público a la gente que se quede en casa, no están notificando por privado a los trabajadores que mañana no se jueguen el tipo yendo a trabajar, ya que saben que estos sí son esenciales y que nadie va a ir a trabajar por ellos. Y concluyo que, como casi siempre, nieve, hiele, llueva o haga calor, mañana para el que madrugue va a ser más duro que para el que no pasa ni media porque no lo haga.

Me llegan guasaps y vídeos hasta el empacho de cubiertas rotas, de paisajes idílicos, de tipos vestidos de dinosaurio, de snowboard por calles heladas, así sin anestesia, todo por el mismo precio y a todo le damos el mismo valor.

Asumo que, por mucho que hable con entendidos, sabelotodos y catedráticos del día después, somos muy frágiles y que, aunque muchos pongan de su parte, y eso es admirable, al final las cosas pasan cuando pasan y se pasan cuando se pasan con independencia de gobernados y sobre todo de gobernantes. Aunque también es cierto que en días como estos ves quién da la cara y quien la usa solo para sonreír.

Veo que la experiencia es un grado y que se nos da muy mal anticiparnos, si no todos seríamos genios y ricos, y de esos solo hay cuatro por más que nos duela. Veo que hay mucha gente solidaria y mucha que no lo es y que cambiamos poco , aunque sí que se nos agudizan virtudes y defectos en tiempos convulsos.

Veo que mañana será otro día y que ojalá deshiele pronto, y deseo que este año que comienza como año de nieves, sea de bienes y no de hieles. A fin de cuentas soñar es gratis y despertarse, aunque sea pronto, siempre es buena señal.

Me llega un último meme de un colega que hasta hace unos meses vivía en Moscú: Todo nevado. Inmenso manto blanco: ¿ Rusia o España? Obviamente España, en Rusia las carreteras están despejadas...

La verdad es que a cabrones no nos gana nadie, y el que no haya reenviado el vídeo del policía local quitando el hielo con un rastrillo cual campeón olímpico de curling, que tire la primera bola de nieve.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación