Antonio Illán Illán

De luto y con esperanza

Tantas muertes no tienen que haber sido en balde. La reflexión es necesaria

Luto. España está de luto. El rito funeral de los crespones negros y las banderas a media asta es la muestra externa de respeto, de sentimiento y de recuerdo de todas esas personas que han sucumbido en esa oleada sombría que vino de soslayo, casi de improviso, y dejó sin aire las sonrisas. No irán a donde habita el olvido, pues todos guardamos en la memoria algún dolor cercano y parte de ese inmenso dolor que por miles cuenta.

Es este un luto silencioso, cósmico, una pena sin lágrimas, sin abrazos, sin palabras. Es un dolor que recorre las venas del pueblo con una sensación de ausencia, donde nadie grita para contener el horror. El sentir social se hace silencio.

Sin saber y sin querer la muerte viajaba en las manos y el aliento. La razón se da golpes de pecho porque no hay ninguna lógica que explique el empujón brutal que ha derribado tanta gente y tan diversa. La tormenta sin ley ha sido grande; el naufragio, inmenso; los salvavidas, héroes; y quienes se han ido ahora son recuerdos.

Estamos de luto. Cerramos los ojos. Miramos al cielo interior con nostalgia infinita. Queda un pasmoso desconcierto que nos lleva a una tristeza que pasea por rincones de sombra, mientras en la brisa aún queremos percibir que esto solo ha sido un sueño. Sin embargo, ahí están con sus nombres y apellidos quienes se fueron. Se ahogaron los llantos y sollozos y se van perdiendo los restos de las lágrimas. Quedan algunos rezos. Ahora nos toca vivir y hacer memoria.

Tantas muertes no tienen que haber sido en balde. La reflexión es necesaria. El luto no debe ser solo rito y retórica. La España viva necesita hechos. No hay que quedarse de brazos cruzados esperando que el Estado nos salve. Todos, con nuestro grano de arena, tenemos que salvar al Estado. Ese es el recuerdo positivo que nos aportan los que se fueron en soledad, sin despedidas, en silencio. Ellos nos gritan ¡adelante! sin perder de vista la realidad de la que partimos.

Luto oficial, luto social, luto en los corazones del pueblo. La vida sigue. En estos instantes presentes, intensos y profundos, vivimos la situación con nuestros miedos y temores, y también con nuestras ilusiones y nuestros anhelos. Nuestro luto con paz está abierto a la esperanza.

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