ARTES&lLETRAS CASTILLA-LA MANCHA

El último artículo (inconcluso) de Fernando Dorado

«Curiosidades de postguerra», su última colababoración en Artes&Letras antes de fallecer el 11 de abril

Escena de posguerra en el Paseo del Miradero hacia 1944-45 (Imagen Toledo Olvidado, Colección familia Sánchez Candelas

Durante años, este pintor y escritor profundamente toledanista estuvo enviando sus artículos a ABC sin faltar nunca a su cita con el suplemento cultural, hasta que la pandemia se lo llevó. Iba a cumplir cien años el 30 de mayo y el homenaje que preparábamos para él en vida se ha convertido en un regalo para nosotros a su muerte. Desde la residencia donde vivía han enviado a su sobrino Ángel Palomino una hoja manuscrita que «parece ser el artículo que estaba preparando para entregarme, inacabado», y que encontró el personal que limpiaba su habitación . Hoy ofrecemos a nuestros lectores este último artículo de Fernado Dorado, que finaliza así: «En la plaza de Zocodover...

CURIOSIDADES DE POSTGUERRA

«El soldado del saco» - lo del saco era porque así lo portaba, saco de espadaña en lugar de macuto o mochila como hubiera sido correcto, por no haber uniformes para todos los de esa edad- así era nombrado un hombre, de alrededor de cuarenta años, llamado, como todos sus coetáneos, a formar parte del ejército republicano en la guerra civil 1936-39. Calvo, desdentado y encorvado esperaba destino como soldado.

Por entonces desde chicos, algunos aún sin cumplir dieciocho años, y hasta los de alrededor de los cuarenta fueron incorporados obligatoriamente a fila s, a fin de ayudar a contener a las tropas invasoras. En Santa Eugenia, provincia de Córdoba, pero cerca de Almadén, provincia de Ciudad Real, se asentaban los que esperaban ser combatientes en la zona republicana, llamada corrientemente «zona roja». Con picos y palas excavaron tierra para formar trinchera, por si esta fuera necesaria para enfrentarse a las tropas del general Franco, pero éste no avanzó por allí. En cambio, sí irrumpieron hasta las proximidades de la provincia de Sevilla los soldados conocidos como «leales».

En la incursión hacia la ciudad de Sevilla hallaron aceitunas rugosas, por el tiempo transcurrido desde el desprendimiento de los olivos, que habían perdido su alpechín y fueron comidas gustosamente por los soldados avanzadores. Se sorprendieron estos al ver tirados por el suelo ejemplares del diario ABC , publicados en la ciudad hispalense, en que se anunciaban comestibles sin tasa alguna.

En Toledo, por el contrario, empezaban a levantarse a las tres de la mañana, para engrosar la fila , cuantas personas querían conseguir el pan fabricado en una panadería cercana a la calle del Pozo Amargo. Pero un guardia de seguridad, atinado, sorteaba entre todos los presentes en la cola formada, cuál sería el primero en alcanzar el alimento deseado. Algunas familias se dividían, colocándose en distintos puntos de la cola , así asegurándose de que unos u otros lo alcanzarían.

Las tiendas de barrio permanecían cerradas al no poder obtener suministros de los almacenes . Sí lo conseguían los adquirientes a los que se les dotaba de cartillas y cupones, en éstas impresos -señalando si aceite, bacalao u otros alimentos - entregando los correspondientes citados cupones. Listillos hubo que declararon tener muchos hijos para que, de este modo, tratar de conseguir mayor cantidad de lo ofrecido; tanto que hasta alcanzaron para vender parte y llegaron a lograr dinero.

En la plaza de Zocodover… (inconcluso)

FERNANDO DORADO MARTÍN

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