Enrique Sánchez Lubián

Tras Urabayen y Bécquer, «El Perro Malo» recupera lo más toledano de Galdós

Reedición de «Ángel Guerra» en el 125 aniversario de su publicación

Francisco Carvajal y la diseñadora Alba Cárdenas trabajando en las labores de edición de «Ángel Guerra»

ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN

Hace un año la editorial «El Perro Malo» , promovida por Francisco Carvajal Gómez, inició su andadura. Lo hizo con la pretensión de contribuir a recuperar la memoria literaria de la ciudad de Toledo. Su primer objetivo fue poner a disposición de los lectores una obra emblemática de Félix Urabayen, «Don Amor volvió a Toledo», editada en 1936 y cuyos ejemplares solo eran accesibles en librerías de lance u ocasión. Pocos meses después puso en el mercado «Sombras de Bécquer en Toledo », recogiendo una selección de artículos y leyendas del poeta sevillano. Y ahora, en estas vísperas navideñas, nos regala la reedición de «Ángel Guerra», la gran novela toledana de Galdós, de cuya aparición se cumplen 125 años. El libro se ha presentado este lunes, día 28, en la Biblioteca de Castilla-La Mancha.

Entre los años 1890 y 1891, Galdós publicó en tres entregas “Ángel Guerra”, culminación de su obra literaria toledana.

«Este proyecto –señala Carvajal- surge tras conversaciones de sobremesa con un numeroso grupo de amigos, que desde hace años nos reunimos en Toledo, agrupados en “La Peña Pobre”». En esas charlas eran recurrentes las referencias a escritores y títulos relacionados con la ciudad del Tajo que eran difíciles de encontrar en las librerías tradicionales por estar descatalogados. Así fue madurándose la idea de remediar esas carencias contribuyendo con una editorial a recuperar la memoria literaria de Toledo, «que es también la de la propia ciudad». El historiador José Pedro Muñoz Herrera, fallecido prematuramente hace ya más de un año, no fue ajeno a esta iniciativa.

Tomada la decisión, los responsables de «El Perro Malo» apostaron por un tipo de libros destinados al lector medio y a precios asequibles. «No nos orientamos hacia los especialistas, sino que nos dirigimos a quienes, además de leer un texto difícil de conseguir, tuvieran la oportunidad de encontrar introducciones o estudios que le permitieran establecer una relación con Toledo, el autor concreto y su obra». Este último aspecto es una de las singularidades de los libros publicados hasta ahora. Cada uno de los tres textos citados ha contado con trabajos complementarios de conocidos estudiosos e investigadores, algunos de ellos colaboradores de «Artes & Letras Castilla-La Mancha», como Hilario Barrero, Rafael del Cerro Malagón, Eduardo Sánchez Butragueño, Manuel Palencia, Agustín Porras, Sandra Cerro, Alejandra Rodríguez, Juan Carlos Nogales, Jesús Rubio Jiménez, Juan Pablo García Hoyo o quien estas líneas firma, autor en esta reedición de un preámbulo dedicado a Galdós y su obra toledana.

Calle de Santa Isabel, fotografiada por Casiano Alguacil, donde se encontraba la pensión de las hermanas Figueroa, en la que Galdós escribió parte de esta novela. (Archivo Municipal de Toledo)

Además, en cada volumen se incluye un amplio álbum fotográfico «para incidir en esta relación con Toledo y ayudar a fijar esos espacios de memoria de la ciudad: donde vivieron los escritores, anduvieron, amaron o lucharon los protagonistas de sus obras». En este «Ángel Guerra», por ejemplo, esa colección gráfica está integrada por más de ochenta imágenes, entre ellas una galerada de la primera edición de la novela con las correcciones realizadas por el propio don Benito, complementadas con ilustraciones de diferentes rincones toledanos dibujados por Francisco Javier Gómez Fontecha.

La Sala Capitular del Ayuntamiento acogió en diciembre de 2015 la presentación del primero de los libros editados por «El Perro Malo»: «Don Amor volvió a Toledo». «Cuando empezamos a barajar posibles libros y autores que se podrían publicar –señala Carvajal- de inmediato apareció Félix Urabayen como el escritor que debía inaugurar este proyecto. Además de reeditar una de sus novelas, se trataba de reivindicar al propio autor, perseguido y encarcelado tras la guerra civil y sobre el que cayeron el descrédito, el silencio y el olvido». Durante la pasada edición de la Feria del Libro de Toledo, conocimos la segunda entrega de la editorial, centrada en Gustavo Adolfo Bécquer, y ahora llega esta obra de Pérez Galdós, poniendo al alcance de los lectores el mejor homenaje literario que hizo a la capital castellana.

En esta novela, Galdós dio un protagonismo singular a la ciudad de Toledo y sus gentes. En la imagen, calle del Comercio a principios del siglo XX (Colección Antonio Pareja)

«Ángel Guerra» es una de las grandes novelas realistas del escritor canario, encuadrada en la estela de sus obras de inquietud religiosa. Publicada en tres entregas, entre 1890 y 1891, en sus páginas Galdós volcó toda su pasión y sentimientos por Toledo, ciudad que conocía y frecuentaba desde veinte años atrás. Si hasta entonces la capital había estado presente en escenas y personajes de «Toledo, su historia y su leyenda», «El Audaz», «Los Apostólicos» o «Un faccioso más y algunos frailes menos», en esta creación adquiere un protagonismo singular, como pocas veces Toledo ha conseguido en su historia literaria.

Quien se adentre en estas páginas, idóneas para lectores de largo aliento, pues «Ángel Guerra» es la novela más extensa de cuantas escribió Galdós tras «Fortunata y Jacinta», disfrutará de un extraordinario retrato de la sociedad toledana de finales del XIX, donde las clases populares convivían en cochambrosos patios vecinales, visitados con interés por extranjeros ávidos por admirar entre esa miseria ahumados artesonados mudéjares, enjalbegados capiteles renacentistas y semiocultas yeserías moriscas. Junto a las penurias de los desvalidos convive el engreimiento de quienes se consideran herederos de antiguos blasones pero que apenas tienen un pobre tabuco donde dormir. Y junto a ellos, una irrepetible galería de clérigos y religiosos, dispares en sus caracteres, ambiciones, cualidades y posibilidades económicas que nos acercan al poderoso universo de la Catedral Primada y sus canónigos.

«Angel Guerra» es, tras «Fortunata y Jacinta», la novela más extensa de Pérez Galdós

L a publicación de «Ángel Guerra» reportó importantes reconocimientos para Galdós. «Azorín» estimaba que en sus obras, don Benito había revelado España a los españoles y citaba como ejemplo el volumen de esta novela dedicado a Toledo. Menéndez Pelayo, por su parte, consideraba que en la misma latía «el sentido de la poesía arqueológica de las viejas ciudades castellanas» y que con ella el escritor canario se adentraba en el mundo de las ideas espirituales y místicas. Y la condesa de Pardo Bazán, quien por aquellas fechas ya había roto sus relaciones amorosas con Galdós, estimaba que para conocer Toledo sin ahogarse en el océano de sus numerosas maravillas artísticas y monumentales, era mejor seguir el procedimiento utilizado por el escritor en «Ángel Guerra», quien «en vez de inventariar tantas preciosidades, las vio a través del alma de su héroe [en referencia al protagonista de la novela], alma de español y creyente, a quien transforman, de revolucionario y demagogo, en acendrado católico».

En la fachada número 14 de la calle de Santa Isabel de Toledo, una placa recuerda que allí estuvo una pensión regentada por las hermanas Figueroa, donde Galdós gustaba alojarse y donde escribió algunas páginas de «Ángel Guerra». Sostenía Federico Carlos Sainz de Robles, en la introducción a las obras completas de Galdós editadas por Aguilar, que antes de escribir sus novelas nuestro autor «echaba sus redes en el mar vital y las recogía al notarlas repletas». Siguiendo esa teoría, don Benito no desperdició el tiempo y desde sus primeras estancias supo faenar con maestría en las procelosas aguas del Toledo finisecular. Quien conoce la obra del escritor canario sabe que sus personajes saltan de un título a otro con facilidad y continuidad, constituyendo un censo entrañable y cercano que se convierte en aglutinante para dar cohesión y unidad a la producción galdosiana. En ella, especialmente en este «Ángel Guerra», encontramos el rastro de los amigos toledanos de Galdós – Arredondo, Casiano Alguacil, Navarro Ledesma, el canónigo Sangüesa o Mariano Portales, campanero de la Catedral, entre otros- y del gran conocimiento de la ciudad que con ellos alcanzó.

¿Proyectos para el futuro?, pregunto a Francisco Carvajal: «seguir apostando por la recuperación y creación de esa memoria literaria de Toledo mediante la reedición de obras de calidad, en las que la poesía ocupará un lugar importante». «Además –añade- queremos ampliar la temática a los campos histórico y artístico». Como anticipo de esas nuevas veredas editoriales, «El Perro Malo» ya tiene en su catálogo otras obras no vinculadas a la capital de Castilla-La Mancha, como «También es del lobo», poemario de Juan Pablo García Hoyo, «Moon», de J uan Pablo García y «Algarabía» con relatos y poesías de seis escritoras.

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