ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Del tiempo y sus caminos (33): Poética
«El poeta verdadero es el que tiene la facultad de ver lo invisible en lo visible»
Como se me ha pedido en alguna ocasión para diferentes espacios, expreso aquí mi visión de la Poesía. Escribo la palabra con mayúsculas por la gran importancia que tiene tanto en sí misma como para mi propia vida.
El poeta verdadero es el que tiene la facultad de ver lo invisible en lo visible y de percibir el corazón sagrado de la carne y de las cosas.
No creo demasiado en la razón de ser de determinadas controversias al respecto de si la poesía ha de partir de la subjetividad del poeta o, por el contrario, de la huida de éste de su propia experiencia individual. La palabra poética es importante en función de su significación y de su permanencia, independientemente de cuál sea su punto de partida. Una subjetividad mal formulada en poesía dará como resultado poemas pobres o vacíos de conocimiento: su escasa o nula significación hará imposible que sirvan como referentes permanentes, es decir, válidos más allá de su circunstancia. Pero, de igual forma, no todo ejercicio poético conscientemente alejado del «yo» adquiere, en función de su propia anti subjetividad, significación universal.
El misterio que envuelve la vida, que envuelve el mundo, quizá, más que entenderlo, haya que vivirlo. Con mi poesía vivo el misterio, me acerco a él con el atrevimiento de la palabra . La más hermosa paradoja es que, cuando la palabra se acerca al misterio, se puede producir un destello de conocimiento, una revelación.
La palabra define pero, sobre todo, nos define: la Poesía me da el privilegio de la libertad , porque toda actividad creativa es, en esencia, un ejercicio de libertad y en ella encuentro mi yo más auténtico, el más individual, el que más se atreve a ir contracorriente.
La poesía existe por sí misma y es ella la que elige al poeta , quien, a su vez, la busca a través de la palabra. La palabra del verdadero poeta siempre tiene potencia reveladora, amplía el horizonte de percepción, hace ver aquello que es diferente a lo conocido, hace ver aquello que es diferente en lo conocido. La poesía sería, pues, el «Ave inteligente» del poema de Juan Antonio Villacañas (Argumento de la Poesía, 2000), que le da al poeta una de sus plumas y le manda escribir: un don y, como tal, también una obediencia ineludible. El poeta sería un elegido y, como todos los elegidos, no tiene elección. Le queda la humildad de ser agradecido por ello.
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