Dos poéticas distintas

María Antonia Ricas y Elvira Daudet, dos poetas muy diferentes, distintas que combinan en diversa medida los ingredientes básicos de «belleza y verdad» que conforman toda poesía

Por ALFONSO GONZÁLEZ CALERO

Dos libros de poesía muy distintos, en todos los sentidos, pero que se unen en esta breve nota por la proximidad en su aparición y por la condición femenina de sus autoras.

María Antonia Ricas nace en Toledo en 1956, justo el año en que Elvira Daudet (Cuenca, 1938) publica sus primeros poemas. Al margen de esa coincidencia biográfica, pocas similitudes más pueden hallarse entre ambas.

Maria Antonia Ricas, poeta de ya larga trayectoria (en publicaciones y en premios), y colaboradora de este suplemento, nos ofrece en este su último trabajo Invisible en la piedra un libro exigente, lleno de figuras, señales y símbolos tomados de la Naturaleza que la autora incorpora a su denso mundo poético, visionario y ensoñado.

Los colores, las piedras (preciosas o no) son símbolos complejos, metáforas difíciles de realidades entrevistas, intuidas o vividas. La autora nos ofrece signos, señas y señales a través de estas piedras, a través de los colores, a través de esos elementos que la Naturaleza pone ante sus ojos para que ella proyecte en ellos imágenes de la vida; en ocasiones de la propia vida vivida por la autora (las referencias a sus padres, por ejemplo); en otras a personajes femeninos (Hildegarda de Bingen, Virginia Woolf, la emperatriz china Cixi, etc.). Pero que no busque el lector símbolos fáciles o metáforas manidas. El universo literario de Ricas es denso, rico, difícil y en ningún caso obvio. Para entrar en él hay que penetrar en ese mundo de colores, piedras, materiales orgánicos o minerales que a veces son símbolos y otras tienen vida propia en tanto que hijos de esa Naturaleza que a todos nos hace.

«Invisible en la piedra/ hay una vida anaranjada/ y tinta que quiere mentir».

Por su parte, la poesía de Elvira Daudet está atravesada en todos sus poros por la realidad, y por los elementos que la conforman: el dolor, el amor, el desamor, la lucha por la vida, la búsqueda de la verdad, etc.

Periodista, curtida como corresponsal en diversos países y en numerosos medios ( ABC, Pueblo, Informaciones, El Independiente, La Tarde de Madrid , etc.) Elvira Daudet suma más de 50 años de vinculación con la poesía; una poesía que nace de lo común, de la reflexión sobre lo humilde y sencillo de la vida; sobre el dolor que unifica a casi todos los humanos. El crítico literario, director de la editorial Bartleby que lo publica y prologuista del libro, Manuel Rico , la define como una «poeta de lectores devotos, emociones hondas, sentimentalidad a flor de piel y lenguaje forjado en la lectura atenta y renovada de nuestros clásicos». Su acertado texto introductorio la sitúa en el contexto de la poesía femenina de la postguerra, con poca presencia en aquellos años, que ha ido afortunadamente equilibrándose después.

Sus poemas son el reflejo de una mujer que ha luchado y vivido, y que con las palabras ha indagado en los sinsabores de la vida: «Me estoy desmoronando; ya no os sirvo//soy una vieja encina que disuelve la noche// Pero aunque lo parezca, no me rindo».

Dos poemarios, pues, muy diferentes, dos poetas distintas que combinan en diversa medida los ingredientes básicos de «belleza y verdad» que conforman toda poesía.

María Antonia Ricas

Invisible en la piedra

Celya Ed. Toledo, 2018; 80 pags.

Elvira Daudet

Del amor y sus frutos amargos (poesía 1956-2016)

Bartleby eds. Madrid, 2017; prólogo de Manuel Rico; 160 pags.

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