ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

La palabra imaginada (2): Armonía de arder

Del libro 'El cretense'. Edit. Celya. 2013

El Greco. Detalle de Anunciación. Museo del Prado

POR MARÍA ANTONIA RICAS

Verónica


Imaginarte, revelarte,

mostrarte sólo en el prodigio

de tu apariencia.


Imaginarte,

distraerte de tu misterio,

figurarme que hablo de ti

y todos miran

cómo me recorres,

cómo te detienes en zonas

que tiemblan de mi piel,

y todos asienten y afirman:


te corresponde, te regala

su rostro, su atención.


Pero me has encontrado,

me acoges sin ser visto,

me llevas hasta el lado oculto

de la Luna y nadie adivina

tu rostro verdadero.


Así miro a otra parte,

donde estás y no estás,

donde pez huidizo o dios

o sombra cariñosa dando

deseo, envés no consentido.

Así miro el lugar

que nadie mira.

Ni siquiera imagino

cuánto gozo.


Pablo Sanguino. Verónica.Col. Particular

Ángeles

Consumándose en el secreto

de la herida


la música deshace el filo

de un presagio triste,


y aunque el ángel arpista muestra

una gravedad que simula

reserva,


y el ángel

de la viola de gamba añora

la pavana elegante

del Primer Día,


y el de la vihuela

se ensimisma en una dulzura

intocable,


este abrazarse con la vida

no siempre violenta los gestos.


La delicia de someterse a lo divino

no siempre arrasa los propósitos.


El pulso de la música

mide

la armonía de arder.


Ella, entonces,

deja su lectura,

se gira a la atención

del corazón incauto,

y ya no cesa de moverse

con suavidad

en la cadencia de las llamas.


No, no se resiste

a la música

que, sólo para Ella,

persuade a la luz

y concibe el aliento

del inicio de un mundo.

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