ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
La palabra imaginada (2): Armonía de arder
Del libro 'El cretense'. Edit. Celya. 2013
Verónica
Imaginarte, revelarte,
mostrarte sólo en el prodigio
de tu apariencia.
Imaginarte,
distraerte de tu misterio,
figurarme que hablo de ti
y todos miran
cómo me recorres,
cómo te detienes en zonas
que tiemblan de mi piel,
y todos asienten y afirman:
te corresponde, te regala
su rostro, su atención.
Pero me has encontrado,
me acoges sin ser visto,
me llevas hasta el lado oculto
de la Luna y nadie adivina
tu rostro verdadero.
Así miro a otra parte,
donde estás y no estás,
donde pez huidizo o dios
o sombra cariñosa dando
deseo, envés no consentido.
Así miro el lugar
que nadie mira.
Ni siquiera imagino
cuánto gozo.
Ángeles
Consumándose en el secreto
de la herida
la música deshace el filo
de un presagio triste,
y aunque el ángel arpista muestra
una gravedad que simula
reserva,
y el ángel
de la viola de gamba añora
la pavana elegante
del Primer Día,
y el de la vihuela
se ensimisma en una dulzura
intocable,
este abrazarse con la vida
no siempre violenta los gestos.
La delicia de someterse a lo divino
no siempre arrasa los propósitos.
El pulso de la música
mide
la armonía de arder.
Ella, entonces,
deja su lectura,
se gira a la atención
del corazón incauto,
y ya no cesa de moverse
con suavidad
en la cadencia de las llamas.
No, no se resiste
a la música
que, sólo para Ella,
persuade a la luz
y concibe el aliento
del inicio de un mundo.
Noticias relacionadas