CULTURA
Marañón: «El Año Cervantes no se ha preparado adecuadamente»
«En esa búsqueda de grandes exposiciones se encubre la necesidad de abordar el futuro y el presente del Museo Nacional del Greco en Toledo»
—¿Qué importancia le confiere a las grandes exposiciones y eventos culturales en el ámbito de la educación y propagación del conocimiento?
—El mayor problema de Toledo no radica en la falta de grandes exposiciones sino en las carencias gravísimas que tiene su política museística. Las grandes exposiciones son un complemento de las colecciones permanentes de los museos, pero no pueden, ni deben, sustituir a estos. Una gran exposición, por tanto una muestra bien planteada, con piezas importantes, con un discurso expositivo enriquecedor, y con un atractivo montaje de calidad, genera interés, transmite conocimiento, aporta visitantes, responde a las necesidades conmemorativas de cualquier sociedad para ser fiel a su pasado e iluminar su futuro,..., pero tiene un carácter efímero, complementario y subordinado.
—¿Recuerda alguna de forma especial de las celebradas en Toledo en el último cuarto de siglo?
—Recuerdo destacadamente «Reyes y Mecenas» y «Piedras Vivas», en 1992; la de Canogar, en 1997, y por supuesto Carolus, en 2000. Pero ha habido muchas otras, interesándome sobre todo las que se centraron en pintores toledanos como Arredondo, Enrique Vera, Guerrero Malagón y Pedro Román.
—El IV Centenario de la Muerte del Greco, visto ya desde la distancia de los dos años transcurridos, ¿qué supuso para el mundo de la cultura?
—Los principales objetivos de la conmemoración se han cumplido plenamente. Como es natural, me refiero a todo lo referente a la puesta en valor de la figura y la obra del Greco, de lo que supuso su redescubrimiento a principios del siglo pasado, de su influencia en la pintura del siglo XX.. Por primera vez en décadas se reunieron los principales conocedores del pintor para poner en común sus investigaciones y hallazgos. Y Toledo se convirtió en un referente de la cultura europea como la ciudad más vinculada al Greco, celebrando la exposición antológica más importante que nunca se haya hecho sobre él, que además fue la primera gran exposición celebrada en su ciudad de acogida. A través de la otra gran exposición, «El Greco: arte y oficio», también se profundizó, con ejemplar acierto, en su manera de trabajar. La clave de aquel éxito consistió en haberlo preparado seriamente, con ambición de excelencia y con la suficiente antelación, esto es, en hacer lo contrario de una improvisación.
«El Centenario de Cervantes debería tener un reflejo muy potente en todos los países de habla hispana, incluyendo EEUU»
—Si observamos el IV Centenario de la Muerte de Cervantes, en contraste con el de Shakespeare, ¿cree que España no ha estado a la altura?
—Tengo la impresión de que la conmemoración de Cervantes, el más universal de los escritores en lengua castellana, no se ha preparado adecuadamente. De hecho, deberíamos conocer quiénes han sido los responsables de la preparación del IV centenario de Cervantes, saber desde cuándo llevan trabajando en su preparación, y percibir, más que un conjunto de iniciativas dispersas, el eje vertebrador de la conmemoración que, por supuesto, debería tener un reflejo muy potente en todos los países de habla hispana, incluyendo EEUU.
—En Castilla-La Mancha se echa en falta un gran evento similar al del Greco, sobre todo en esta tierra escenario del Quijote y de la propia vida de Cervantes.
—Castilla-La Mancha, en general, y también Toledo, deberían ser escenarios naturales y destacados del Año de Cervantes. Toledo ha sido en el pasado un lugar de peregrinación cervantino por el hecho de que aquí pasara también parte de su vida, y escribiera algunas de sus obras, como resulta natural siendo en esa época la ciudad culturalmente más relevante de España. Estas conmemoraciones no pueden improvisarse si queremos que tengan trascendencia.
-Entonces, usted, más que grandes exposiciones, prefiere buenos museos.
—Tengo la impresión de que en esa búsqueda de grandes exposiciones se encubre la urgente necesidad de abordar su discurso museístico. Tengo la impresión de que en esa búsqueda de grandes exposiciones se encubre la necesidad de abordar, por ejemplo, el futuro y el presente del Museo Nacional del Greco, del de Santa Cruz y Santa Fe, el futuro del patrimonio de los conventos de clausura cerrados, el futuro de San Marcos, el del un museo de arte contemporáneo. Ciertamente, parece más fácil hablar de exposiciones que de todo lo anterior, y eso que tras mi reciente experiencia en la conmemoración del Año del Greco, doy fe de la inmensa dificultad que tiene un empeño semejante cuando se quiere hacer bien.