Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Lugar para el reencuentro (50): Hace cincuenta artículos
«Con esta columna volví a Toledo, mi origen, mi primera casa»
. El número cincuenta es uno de esos números «redondos» que marcan, tanto en años como incluso en breves columnas como ésta, un hito que mueve a la reflexión.
Al llegar al número cincuenta se celebran o conmemoran aniversarios de distinta índole y yo voy a celebrar esta quincuagésima columna rememorando aquí, mientras la escribo, aquello que he vivido, aquello que ha pasado por mi vida, desde que empecé a escribirla.
Vivencias muy distintas a lo largo de todo este tiempo, pero cada una de ellas, a su manera, ha contribuido a que fructifique ese árbol de la vida que hacemos crecer con el amor, mano a mano con el tiempo y con la muerte : con la conciencia de la nuestra, llegue cuando llegue, y con las muertes de quienes, como dijo Séneca, se nos adelantaron en el camino.
Con esta columna volví a Toledo, mi origen, mi primera casa. En este «Lugar para el reencuentro« y desde este «Lugar para el reencuentro» he reencontrado viejas amistades, me he reencontrado con momentos de mi infancia y primera juventud y, dejándome llevar por los caminos que abren el corazón y la poesía, aun sin vivir en Toledo, ando por sus calles y atravieso distancias en segundos.
Y a estas alturas de mi camino, rememorando, vuelvo a ver en la memoria a la secreta melodía del origen:
EL CAMINO DE VUELTA
Crezco hacia las raíces,
voy creciendo
hacia el origen mismo
de la idea del ser que me articula,
crezco hacia ti,
hacia el sol primigenio,
a la primera luz
con que me diste vida.
Crezco
hacia el verso inicial y a la primera célula,
fecunda colisión
que me hizo abrir los ojos al misterio
y a todas las preguntas.