Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (49): Cultura: palabra y cosecha

«Sobre estos cimientos se ha consolidado la civilización...del fuego a la Ilíada, las catedrales góticas o las Cuatro Estaciones de Vivaldi...»

Concierto de órgano en la catedral de Toledo A. P. Herrera

POR BEATRIZ VILLACAÑAS

Hace algunos meses escribía yo en esta columna sobre dos anónimos maestros . Sus historias fueron tan reales como distantes en el tiempo y en el espacio. Pero estas historias tienen, sin embargo, algo fundamental en común: la cultura y la educación son parte esencial de cada una de ellas . Cada una, a su manera, es un ejemplo del que nutrirnos en estos tiempos de confusión. Un ejemplo de permanencia frente a un mundo en constante cambio , un mundo que adora tanto el cambio per se que, demasiado a menudo, no duda en cambiar valores por juguetes.

En cada una de estas historias un maestro cultiva las mentes de sus discípulos: De ahí la palabra cultura, enraizada en su primigenia relación con la tierra y la cosecha . Indisolubles, pues, la cultura y el cultivo, el saber y la educación. Ya Cicerón habló de cultura animi, utilizando la metáfora del cultivo agrícola para referirse al cultivo del saber y de la sabiduría, el cultivo del alma.

El fruto educativo de estas historias es que nos devuelven a lo esencial . Y esto puede resumirse en cosas fundamentales como el saber del maestro, su vocación de transmitirlo y el interés de los discípulos por aprender. Algo muy sencillo y, sin embargo, imprescindible. Sobre estos cimientos se ha consolidado la civilización y, desde el descubrimiento de cómo hacer fuego, hemos llegado a La Ilíada y La Odisea , a las catedrales góticas y a Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. T ambién, naturalmente, a los aviones y a las naves espaciales.

Teniendo en cuenta que esta bases nunca deben perderse, pues de ser así se derrumbaría todo el andamiaje, no podemos dejar de considerar en profundidad, y el terreno no se agotaría nunca, la relación de la cultura y la sociedad en la que nace y se desarrolla, en la que juegan parte importantísima individuos, ideas, instituciones y política.

Si bien en la vastedad de lo que llamamos cultura caben infinitud de manifestaciones diferentes , desde la horticultura a la astrofísica, no cabe duda de que el lenguaje es, por así decirlo, la semilla originaria.

Palabra y tierra,

la cultura del alma:

la gran cosecha

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