Carlos Rodrigo

De la Feria del Libro en los tiempos del cólera

«Del 12 al 16 Feria del Libro en Toledo, esperemos que la primera de muchas que vengan»

POR CARLOS RODRIGO

Inauguraciones , pero no de cortar una cinta que cae al suelo como un anhelo roto; sino de respirar hondo, con la mascarilla tatuada a la nariz y los labios, y mirar al cielo con voluntad robusta de buen augurio.

Pregones , pero no para dar dos cuartos al pregonero, sino como preludio paladeado de una llamada de un poemario, de una novela, de un ensayo, de un respiro de letras largamente esperado.

Palabras , pero no como un aluvión de líneas que se deshace entre los dedos, sino como una cascada de surcos, de vértebras, de vértigo, que se revelan en, que se rebelan contra, una época adversa, inversa, perversa.

Caseta s, pero no como un galimatías de estacas y toldos, de hierros y conglomerado, sino como un hogar, un refugio alado de paredes de libros, de ventanas de aire.

Autores enjaulados en busca de firmas firmes, sólidas, que afirman, que reafirman, que confirman; firmas de las que no se pueden retirar, de las que hipotecan y confinan una lectura con vigor de dulce condena.

Talleres , en los que se reparan faros como oes, se hilan hamacas como úes, se inflan anhelos como íes, se ceban anzuelos como jotas, y se trazan curvas como eses.

Concursos , pero no como competencias, sino como reunión de personas, juntas, a la carrera. Tan cerca, pero tan lejos. Tan lejos, pero tan cerca.

Premios , pero no como recompensas que se dan a los primeros, porque si se dieran a todos ya no serían premios, sino como homenaje para todos, porque todos hemos sido, estamos siendo los últimos para volver a ser los primeros.

Pero sobre todo Libros , cortezas de alma en busca de lector.

Tantos libros como personas , y ojalá tantas personas como libros: libros libres, libros cautivos, libros canallas, libros mentirosos, libros obesos, libros anoréxicos, libros discretos, libros de género, libros degenerados, libros flamantes, libros vanidosos, libros liberados, libros blancos, libros negros, libros fálicos, libros virginales, libros resabiados, libros timiditos, libros osados, libros de bolsillo, libros de mochila, libros de bolso de Prada, libros amables, libros egoístas, libros arteros.

Del 12 al 16 Feria del Libro en Toledo, esperemos que la primera de muchas que vengan. La de este año no es una feria cualquiera, sino una feria que, gracias al esfuerzo de muchos, libreros al frente, debe ser un regalo.

Un regalo necesario en unos tiempos enconados y de crispación, huérfanos de lecturas reflexivas y meditadas; un regalo que nos ayude a romper la distancia social y a arrancarnos la mascarilla de la intolerancia para la que hemos desinventado la vacuna; un regalo no apto para todos los públicos: acercarme a y aprender de los que no piensan como yo.

Benditos y malditos libros.

Cómprenlos, léanlos y regálense un amigo, o un enemigo (que en sus justas dosis también es alimenticio) íntimo que esté a la altura de sus anhelos, de sus esperanzas, que merezca su pena.

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