ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA
Las «ausencias y presencias» del pintor Áureo
Exposición en la antigua fonda de la estación de Alcázar de San Juan
Hasta final de mayo, se puede visitar la exposición del pintor alcazareño Áureo «Ausencias y presencias» , instalada en el hoy inquietante espacio de la antigua fonda de la estación de ferrocarril de Alcázar de San Juan. En estos metros cúbicos, silentes hoy desde hace años, hubo antaño un sin par trasiego, un rumor de vapor y cucharillas ocupando el tiempo de espera a la llegada de los numerosos convoyes que circulaban sin resuello encaminándose a uno de los nudos ferroviarios más importantes del país. El cálido interior de la fonda, decorado con objetos propios del oficio y alicatado con azulejos de secuencias del Quijote , no cerraba en ningún momento del día, y el local no libraba ningún día de la semana. De forma que la fonda de la estación era el último y glorioso sitio al que los juerguistas acudían mientras que el primer rayo del amanecer se estampaba en la carpetovetónica cafetera.
Cuando el día 1 de abril se inauguró esta muestra, la afluencia al evento fue notable . Quedó abierta la exposición con una virtuosa escenificación corporal que realizó el experimentado actor alcazareño Ezequiel Ransanz , mientras el espacio se impregnaba de la grabación, en la tan sonora y armoniosa voz deRansanz, de un expansivo texto del propio Áureo , quien también, en el ámbito teatral, ha sido actor, guionista y director.
Áureo, nacido en 1957, se formó en el estudio del arte clásico . Es habitual en su trayectoria presentar sus trabajos por series , y una constante en su ejecutoria artística es la continua observación de esa parte menos perceptible de la realidad, decisivo vector en su acometida. Su obra ha sido expuesta en diversas ciudades españolas y en la francesa Macon , no siendo sólo exhibiciones al uso sino acciones callejeras o pictórico-sonoras. Su última tentativa llevaba por título Borrando Las Meninas , concretada en una acción pública en la puerta de Velázquez del Museo del Prado madrileño. Su esencia se conformaba, según decía el catálogo, «como si la obra creativa, al obviar el espacio, se diese a la fuga como medida de acercamiento a ella».
En Ausencias y Presencias la alternativa concreción/desvanecimiento es bien visible. Al igual que en Borrando Las Meninas el proceso de la forma, bien tangible, hacia su nada es manifiesto. Declara el pintor que ahora ha tratado de darle «una importancia especial a esa parte de la realidad intangible» , ya que este proyecto, según su autor, se basa en la observación de la conquista de los espacios vacíos, «mucho más importantes que los ocupados visualmente». Y se pregunta, como conflicto, «si la reflexión del cuadro tiene que aparecer o desaparecer. La materia en sí también tiene su evolución» . El nervio de la exposición es un volumen de gran formato compuesto por 80 cajas, transparentes , diversas, muy concretas, dominando el espacio flanqueado por cuadros que realmente aspiran a diluirse en un entorno dignamente desvanecido.